El día más humano
Hoy recordamos lo cotidiano, la belleza, la eficiencia, el cuidado, las lágrimas, el enojo, el no. La mujer, la diseñadora de la vida, la constructora de otro ser humano, la domadora de ese bebe salvaje, natural, que deviene bajo sus manos en un ser cultural. Todo en ella es casi mágico. Hacedora tenaz de la prevención: quién no recuerda el “llevate ese abrigo”, “mirá antes de cruzar la calle” y tantas otras ternuras. Con esto sería más que suficiente para homenajearla todos los días del año, pero hay más. Ya varones formados nos topamos con otra mujer, la que nos hace recorrer toda la gama de emociones, desde las maravillosas a las más dolorosas, la que nos moldea para el futuro, la que nos diploma de hombres, y la que un día nos regala un hijo.
Sé que alguno dirá: “Che, Almíbar, ¿no te estás olvidando de otros aspectos?”. Y sí, hay otros aspectos, cuando otras mujeres nos hacen vivir el menosprecio, la decepción, la ingratitud, la traición, la infidelidad, el despecho, la ambición, el abuso, y podemos seguir hasta completar todo el repertorio tanguero. Y es cierto, pero sabemos que aún con todos estos ingredientes penosos el saldo le da positivo, a tal punto que, si yo estoy escribiendo esto y vos lo estás leyendo es porque un par de ellas, un día, abrieron sus cálices y dijeron que sí.
Es por eso que debemos cuidarlas, protegerlas a veces de ellas mismas cuando la curiosidad supera su miedo y se meten en problemas serios, riesgosos, con aquellos hombres que no las merecen y las golpean y hasta las hieren, y mueren como esas mariposas que giran fascinadas alrededor de una vela. Está en su ser el asumir riesgos, cómo sino saldrían de sus casas maternas y conocerían a un perfecto desconocido al que les entregarán sus esperanzas.
Hoy marchan pidiendo derechos, cuidados, igualdades, amor en definitiva. Las genuinas mujeres, con el candor que las caracteriza, a veces son usadas con otros fines, lejos de los que ellas realmente desean, cosas que las apartan de lo cotidiano, del amor de un hombre, de la ilusión del hijo, de sentirse valorada e integradas sanamente a una sociedad que sin ellas no existiría.
Feliz día, creadoras.
*El autor es psiquiatra