Destruir la verdad y sus defensores para construir la verdad oficial
Durante el año 2020 alerté que lo importante para discutir es cómo frenamos el vamos por todo de Cristina. Está acorralada y por eso toma de rehén al Congreso y la Justicia.
La política, el sistema y las instituciones democráticas no pueden contener a Cristina y sus planes de demolición institucional. Por eso, insisto, “o hay Cristina o hay Justicia”.
El 2020 nos mostró lo que viene. Un año donde Cristina va a desatar una guerra que será una implosión para el Gobierno y una explosión para el país, sus instituciones y los argentinos. Se ha dado cuenta de que el presidente Alberto Fernández, más allá de ejecutar sus órdenes, sin esforzarse todo lo que ella exige en la ejecución de su plan, no puede hacer todo lo que ella desea y pide, aun queriendo, porque no tiene espalda y poder político para perpetrar sus barbaridades. Porque Alberto Fernández, al año de asumir, es pato rengo.
El peligro institucional lo trae la desesperación de Cristina, que vive el 2021 como la última oportunidad para no ir presa o al exilio. Ya no se puede esconder detrás del Presidente, porque este no tiene el control y todo el país ha tomado nota de ello. Sabe que debe apurarse porque en 2023 no gana y necesita hacer salir a la cancha a su hijo Máximo Kirchner.
Cristina volvió para no ir presa y conservar lo robado. Para ello, necesita poner de rodillas a la Nación en su conjunto. Para lograr su cometido debe destruir la verdad y sus defensores, para construir su verdad oficial. En ese plan, necesita ir contra la justicia que se animó a investigarla y contra los jueces en los que no confía, para ello necesita poner patas para arriba este poder del Estado y convertirse ella en la justicia. Hacer de la justicia ámbito servil, domesticado y dependiente del Poder Ejecutivo. Manejar el Estado, acallar el Parlamento y ser la Justicia. Que el país se convierta en la provincia de Santa Cruz.
Es imprescindible que el campo no se rebele nuevamente contra su poder y pueda quedarse con la matriz productiva del país, por ello, las medidas de ahogo al sector para pisarle la cabeza y someterlo a su poder con la amenaza de la reforma agraria que le hace blandir a Juan Grabois y el proyecto de nacionalizar la producción de granos. Para lograr este cometido, debe terminar con la poca prensa independiente del país que queda con el Nodio.
Son los tres sectores que Cristina en sus anteriores mandatos no pudo doblegar y hacer que se arrodillen frente a su poder. Por eso con Nodio iremos a un lugar de desinformación oficial similar al de Venezuela, Cuba, Nicaragua, China, India, Irán, Pakistán, Rusia y Arabia Saudita, que son los países desde donde la desinformación es política de Estado para instalar la verdad oficial. En estos países hay estrategias gubernamentales que, mediante el desarrollo de monitoreos, propagandas y acoso, minan comunicacionalmente hasta los espacios opositores en internet.
El chavismo es experto en artillería comunicacional en Internet. La difusión de noticias falsas para usarla como plan para matar la verdad ha generado una respuesta con el surgir de varios emprendimientos digitales en Venezuela que monitorean, desmienten y verifican informaciones desde distintos ángulos.
El Gobierno ideó Nodio para profesionalizar la persecución y desinformación bajo un manto “legal”.
La provincia de Santa Cruz es pionera en esta tarea de control de la información, que en verdad es impedir circule la verdad o se informe sobre lo que acontece, y descalificar, en su caso, a la verdad que logre filtrarse, contarse y decirse.
La verdad es la primera víctima de Cristina. Ella busca acabar y derribar la verdad para poder construir su verdad oficial. No hay mejor manera de preservar la verdad que con libertad y responsabilidad.
El Gobierno planta anzuelos, que son lanzados por ellos mismos, para destruir la verdad y a los defensores de la verdad y lograr su objetivo que es la censura para silenciar a los medios, portales y hasta las redes sociales.
Los Kirchner siempre han utilizado el Estado para destruir la verdad y hasta para inventarse un pasado completo nuevo, el más increíble es el de los Kirchner ricos desde siempre, como he explicado en mi libro El Pingüino Emperador, 20 años de poder bruto, para intentar ocultar su enriquecimiento ilícito, impune, indecente y delictivo en la función pública.
El objetivo de Cristina es que sobre los escombros de la verdad se construya su verdad oficial indispensable para su modelo político de autocracia familiar. Buscar y soñar, desde allí, con adulterar y fraguar la percepción de la realidad en la opinión pública nacional e internacional y lograr que todo su latrocinio y corrupción quede en el olvido.
Someter a todos los sectores a sus caprichos, mediante leyes sancionadas para darle legalidad a la ilegalidad y una justicia, que garantice en última instancia una corroboración judicial frente a eventuales reclamos, de todos sus deseos, anhelos, necesidades, relatos, cuentos, mentiras y verdades oficiales construidas.
Con todo eso garantizado lograr hacer del país Santa Cruz, un lugar donde se hace lo que los Kirchner quieren. Un lugar donde no han necesitado ser como Nicolás Maduro en la práctica brutal de su narcotirania, pero sí lo son en su concepción, ejercicio del poder, contenidos y formas.
Diputado Nacional UCR - Juntos por el Cambio