Después de Glasgow, la industria del acero regional reduce su huella de carbono
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Glasgow (COP26) alertó, nuevamente, sobre la necesidad imperiosa de reducir la huella de carbono en todo el mundo.
Es menester de todos los sectores (Estados, industria y consumidores) tomar cartas en el asunto para llevar adelante acciones concretas, precisas, pero por sobre todas las cosas, tangibles y viables para reducir las emisiones de CO2.
En este sentido, el acero es el protagonista en la lucha contra el cambio climático y en la transición energética hacia una economía descarbonizada. Esto se debe a su presencia en todas las industrias necesarias para este cambio como infraestructura, vivienda, movilidad o energía renovable, pero, principalmente, a su alta reciclabilidad. En el mundo, se recicla más acero que todos los demás materiales combinados, por lo que el potencial es enorme. No hay un sustituto al acero en la economía circular y debemos trabajar en una producción cada vez más limpia.
La industria del acero mundial está avanzando. América Latina en particular también asumió este compromiso. Las grandes acereras regionales lanzaron planes y programas para reducir esta huella para el 2030 y continuar ese camino hacia el 2050, en concordancia con el Acuerdo de París.
No obstante, debemos ser realistas. El mayor desafío que tenemos en el sector siderúrgico es, principalmente, la reducción de las emisiones de los altos hornos. En la actualidad, no hay una solución definitiva para este problema. Existen formas de reducir ligeramente las emisiones, pero todavía no hay una respuesta técnica disruptiva a nivel de mercado como el hidrógeno verde, el uso de biomasa o energías renovables capaces de ser implementadas en operaciones a escala industrial.
Si buscamos tener una industria con menor huella de carbono que invierta en procesos más limpios y sustentables, vamos a tener que trabajar juntos, porque se van a requerir importantes inversiones de capital, así como infraestructura, acceso a gas como combustible de transición y baja emisión, impulso al desarrollo de energías renovables, disponibilidad de chatarra para reciclar y fomento a la investigación tecnológica.
Este es el mayor desafío al que nos enfrentamos como industria y como región, con desafíos o restricciones macroeconómicas no menores. Todos queremos e invertimos en producir un acero más ecológico, pero el camino es complejo y requiere grandes inyecciones de capital: quien asumirá estos costos, ¿la industria, los Estados o el mercado?
No hay una única respuesta. Cada parte del mundo es muy diferente y las soluciones deberían también serlo. Las emisiones medias de la industria del acero a nivel mundial son de 1,8 toneladas de CO2 por cada tonelada de acero producida, China 2,2, mientras América Latina genera 1,6 toneladas de CO2 por tonelada de acero fabricada. Nuestra región, que ya tiene un nivel de emisiones inferior, tiene una posición única debido a sus condiciones geológicas, geográficas y su acceso a recursos naturales renovables.
Si los Estados adoptan acciones mal diseñadas sin considerar las diferencias regionales y desincentivando las grandes inversiones que se requieren, pueden generar un crecimiento de importaciones desde otras regiones, en detrimento de una producción regional más eficiente en materia ambiental y tan necesaria para nuestro desarrollo.
Por esto, y por el impacto en otras industrias, el diálogo y la colaboración público-privada resulta fundamental para definir los mecanismos, incentivos y financiamientos necesarios para esta transición. Europa, Canadá y Estados Unidos ya tienen estos temas en sus agendas, China también hizo anuncios. Es momento de decidir cómo vamos a estructurar este proceso en América Latina y cómo logramos atraer a las futuras generaciones de profesionales, de ingenieros e ingenieras, para que nos ayuden a conseguirlo.
La próxima semana nos reuniremos para discutir todos estos temas desde San Pablo en el Alacero Summit 2021, junto a líderes industriales como Aditya Mittal y Paolo Rocca, y expertos internacionales como Jeffrey Sachs, Xavier Sala-I-Martín, Moisés Naim y Susan Segal entre otros.
El camino es claro, cómo transitarlo puede determinar cómo nuestra región puede aprovechar las oportunidades y ser un protagonista de un mundo más sustentable.
Presidente de ALACERO (Asociación Latinoamericana del Acero) y CEO de Ternium