Dejemos de ser el peligro y seamos la solución al cambio climático
Es hora de acelerar la transición hacia un futuro basado en energías limpias, por eso es muy importante que se logre un consenso efectivo en la COP-29, que convocará a alrededor de 200 naciones
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La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024, también llamada COP-29, es la 29ª, prevista para noviembre de 2024, en la ciudad de Bakú, capital de Azerbaiyán. La decisión sobre quién acogería la COP-29 se había retrasado después de que Rusia prometiese vetar cualquier candidatura de un país de la Unión Europea, en repuesta a las sanciones a Moscú por su invasión de Ucrania.
La Agencia Internacional de Energía ha señalado que para 2030 deberíamos triplicar nuestra dependencia de las fuentes de energía renovables, duplicar la eficiencia energética y reducir significativamente las emisiones existentes. También expresa que ya debe comenzar sin demoras la reducción del consumo mundial de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) para abatir las emisiones contaminantes de CO2.
El Observatorio de los Estados Unidos, ubicado en Mauna Loa (Hawái), mide las emisiones acumuladas de CO2 que rodean nuestra Tierra y que permanecerán en la atmósfera por siglos. Desde que comenzaron a medir estas mediciones en 1956 se vienen registrando aumentos. La evolución de estas emanaciones altamente contaminantes de la atmósfera causadas por los combustibles fósiles y la deforestación indican que desde la Revolución Industrial la concentración de CO2 acumulada en la atmósfera creció 51%. Debido al ritmo de aumento de las emisiones de CO2 cruzaríamos la barrera crítica de C02 acumulado ya en la próxima década; hay que tener en cuenta que estos gases acumulados que rodean la Tierra permanecerán por siglos y que ahora emitimos 7 veces más CO2 que en 1950
El Foro Económico Mundial proyectó que, para 2050, el cambio climático causará 14,5 millones de muertes y considerables pérdidas económicas. Un estudio publicado en Nature Communications pronostica que para 2050, entre 177 y 246 millones de adultos mayores estarán expuestos a un calor agudo peligroso, los efectos más graves están previstos en Asia y África, que también tienen la menor capacidad de adaptación. Las consecuencias serán devastadoras, poniendo a millones de personas en riesgo, con más olas de calor y sequías y subida del nivel del mar, entre otras amenazas.
Los países se comprometieron en el Acuerdo de París (2015) a mantener el aumento la temperatura media mundial por debajo del techo de los 2 grados centígrados, porque por encima de esa cifra el cambio climático empieza a ser cada vez más peligroso para el ser humano y para la supervivencia en el planeta. En ese mismo acuerdo se comprometieron a continuar los esfuerzos para limitar el aumento a los 1,5 grados, pero no se cumplió este compromiso. Las primeras consecuencias, como las que hemos vivido en los últimos años y los últimos meses, se han dejado notar.
Con los niveles actuales de calentamiento global, ya se están produciendo efectos devastadores sobre el clima. Entre ellos, olas de calor, precipitaciones y sequías más extremas; reducción de las capas de hielo, del hielo marino y de los glaciares; aceleración de la subida del nivel del mar y calentamiento de los océanos. La diferencia entre 1,5° y 2° podría determinar la extinción o la supervivencia de algunas comunidades costeras y de pequeñas islas y destruir los medios de subsistencia de 300 millones de personas. Los 1,5° no son una meta y tampoco son un objetivo. Son un límite físico, que debería ser infranqueable.
El Secretario General de la ONU dijo: “Estamos jugando a la ruleta rusa con el planeta. Necesitamos una rampa de salida de la autopista hacia el infierno climático. Y la buena noticia es que tenemos el control de la ruleta. La batalla para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados se ganará o se perderá en la década de 2020, bajo la vigilancia de los líderes de hoy”, dijo Antonio Guterres en un llamado a la acción. expresando que “en el caso del clima, no somos los dinosaurios. Somos el meteorito. No solo estamos en peligro, somos nosotros el peligro. Pero también somos la solución”.
Los científicos coinciden en observar que el clima está cambiando en todos los rincones del planeta a una escala sin precedentes. Algunos de esos cambios serán irreversibles por miles de años. Solo una acción enérgica y duradera en la reducción de gases de efecto invernadero puede limitar su alcance. El ritmo de calentamiento del océano se duplica en veinte años, revela un nuevo informe que también alerta del aumento del nivel del mar y de la acidez de sus aguas, y documenta unas 500 zonas donde casi no queda vida marina.
El estrés térmico es la principal causa de muerte relacionada con el clima en la región europea, alerta la agencia sanitaria mundial, y llama a los gobiernos a tomar medidas para mitigar los choques térmicos en las personas vulnerables. Los efectos negativos del calor y el calor extremo en la salud son, en gran medida prevenibles; es grave que entre 2000 y 2019 se hayan producido en el mundo 489.000 decesos anuales vinculados al calor.
También, la Organización Meteorológica Mundial viene realizando serias advertencias. Informa que existe un 47% de probabilidades de que la temperatura media mundial, durante el período 2024-2028, supere en 1,5 °C la de la era preindustrial, frente al 32% del informe del año pasado para el período 2023-2027. Según el informe anual sobre el estado del clima mundial, esa probabilidad se eleva al 80% cuando hablamos de que la temperatura media anual del planeta supere “temporalmente” los 1,5°C por encima de los niveles preindustriales durante al menos uno de los próximos cinco años.
El informe señala que hay un 86% de probabilidades de que al menos uno de estos años establezca un nuevo récord de temperatura, superando a 2023, que es actualmente el año más cálido. De hecho, esto es lo que ha ocurrido en los últimos meses, ya que la temperatura media mundial de junio de 2023 a mayo de 2024 fue la más alta registrada, con 1,63°C por encima de la media preindustrial de 1850-1900. Las consecuencias serán devastadoras, poniendo a millones de personas en riesgo. También alerta: “Debemos hacer urgentemente más para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, o pagaremos un precio cada vez más alto en términos de costos económicos, millones de vidas afectadas por un clima más extremo y grandes daños al medio ambiente y la biodiversidad.”
Debemos iniciar sin demoras una mejor era climática para los habitantes de todo el mundo. Esto requiere un consenso global, liderado por las naciones más contaminantes, para reducir las emisiones; es hora de acelerar la transición hacia un futuro basado en energías limpias que no contaminan. Por eso es muy importante que se logre un consenso efectivo en esta próxima COP-29, que convocará a alrededor de 200 naciones.
Academia Argentina de Ciencias del Ambiente