Declaremos la paz
Un gran desafío para la humanidad, en estos tiempos de revueltas, violencia, divisiones y agresiones
Estas palabras, manifestadas por el francés Stéphane Hessel, el creador del movimiento de los "indignados", fueron pronunciadas después de una entrevista que sostuviera con el Dalai Lama y dan título a su último libro (2012).
Este hombre que pide a la gente que exija lo que cree justo, encara en esta frase un gran desafío para la humanidad, en estos tiempos de revueltas, violencia, divisiones y agresiones de todo tipo.
Este año se va a cumplir un siglo y medio de la publicación completa en Rusia de la novela "Guerra y Paz" de Tolstoi. Este escritor enorme fue también un gran pacifista que pregonara lo que él llamó "la no violencia activa"."
Hace poco, Corea del Norte declaraba la guerra a Corea del Sur y, por lo tanto, a los Estados Unidos.
El negocio de las armas sigue siendo fabulosamente importante
Más allá de todo lo que se pueda argumentar en cuanto a la desastrosa situación de ese país oriental y a lo que ha sido llamada su "diplomacia nuclear", impulsada por su joven líder actual, toda amenaza de guerra nos pone los pelos de punta.
En una reciente nota publicada por Luis Cobelo en la revista de este diario , nos enteramos que 90 de cada 100 personas en Estados Unidos está armada (lo cual significa la existencia de 280.000 millones de armas en los hogares norteamericanos)
Están –según el artículo que se refiere a la extraña feria llamada "Machine Gun Shoot"- los "gun lovers" y hay familias donde padres e hijos comparten ese amor por las armas.
En ese país donde viven más de 300 millones de personas, 30.000 mueren al año en hechos relacionados con las armas, o sea que 82 personas son asesinadas cada día.
Por lo tanto - lo cual no es ninguna novedad- el negocio de las armas sigue siendo un negocio fabulosamente importante. El presidente Barack Obama tiene, entre sus proyectos, el control de las mismas en su país, lo cual provoca el rechazo de gran parte de los norteamericanos que considera que cualquier persona que pueda conducir un automóvil, no tenga antecedentes penales y sea mayor de edad puede adquirir un arma.
Una resistencia individual que va desde no pelearse con el vecino, hasta rechazar cualquier tipo de confrontación colectiva
Sabemos, además, los intereses que hacen que las armas de todo tipo que se fabrican en el mundo (desde un revólver hasta un misil nuclear) se producen y se venden para ser usadas.
Los pacifistas ¿qué poder tenemos en esta letal industria?
Creo que la de la resistencia gandhiana. Una resistencia individual que va desde no pelearse con el vecino, hasta rechazar cualquier tipo de confrontación colectiva. Negociando y teniendo un espíritu componedor, usando la diplomacia, acudiendo a la oposición pasiva.
Y teniendo siempre presente la recomendación de Cristo en el Sermón de la Montaña: "No resistáis al mal con la fuerza".
Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Jiddu Krishnamurti ya decía en sus conferencias: "¿Acaso no es muy evidente que cada uno de nosotros es responsable de la guerra? (…) La guerra es una de las mayores calamidades que pueden ocurrirle al hombre. Incumbe a cada ser humano el desarraigar de sí mismo las causas de la guerra, sin preocuparse de quien sea más, o quien sea menos, degradado y desalmado. (…) Matar a un semejante es el mayor crimen: porque el ser humano está hecho para conocer lo Supremo. La organización deliberada del asesinato, que es la guerra, es la más grande catástrofe que el hombre puede precipitar sobre sí mismo, dada la indecible miseria y destrucción, degradación y corrupción que le acarrea".
¿Tenemos memoria hoy de lo que ocurrió ayer? Pareciera que no. Si no, no habría actualmente en el mundo más de veinte guerras de distinto tipo. ¿Es posible un planeta sin conflictos bélicos? Juan XXIII decía que sí, que la paz es posible.
Si un mundo sin guerras no fuese una utopía (como muchos lo consideran) tampoco nos pelearíamos con nuestros hermanos, con el que piense distinto, con el que sea distinto, con el que tenga otras ideas u otros ideales, otro "modus vivendi" u otras creencias.
Las mitologías reflejan precisamente esto: que el ser humano es una mezcla innata de construcción y destrucción, de zonas oscuras y atributos excelsos
Me llegó recientemente, desde Rumania, un artículo de Andrei Plesu, escritor y ensayista que fuera Ministro de Cultura y luego canciller en los años 90 y que se dedicó a estudiar los viejos textos de la India (los Linga Purana, dados a conocer en el siglo III d.C., pero que venían de una tradición oral de hacía más de 2000 años)
Y cita Plesu estas ancestrales reflexiones de corte profético: "El coeficiente de odio del alma de cada hombre va a conocer un alarmante crecimiento. Los individuos se van a volver cada vez más irascibles.(…) Va a aumentar el número de jefes de estado de baja extracción y de mala calidad humana. La falta de honradez va a conocer un desarrollo sin precedentes, en todos los niveles.(…) Se van a asesinar directa o simbólicamente los héroes de cada comunidad", etc. (Linga Purana, II, 39-40).
Es decir que la humanidad no fue mejorando demasiado en los últimos 20 siglos.
Recordemos también que los griegos tenían a su dios de la Guerra (Ares) y los romanos a Marte. Porque, evidentemente, las mitologías reflejan precisamente esto: que el ser humano es una mezcla innata de construcción y destrucción, de zonas oscuras y atributos excelsos, de sustratos belicista y pacifista.
La cuestión es a cuál de esos extremos antagónicos le damos poder.
Tenía razón el maestro Sivananda (1887-1963), indio también, cuando nos advertía que "el odio crea más odio, lo que conduce en última instancia al horror y a la devastación de la guerra".
Y volvemos al inicio. En vez de declarar y de declararnos la guerra, ¿no podríamos intentar declarar y declararnos la paz?
"Exijan" se titula otro libro de Stephane Hessel, que reproduce una larga entrevista a este pensador francés y que condujo al movimiento de los "indignados", de tanta resonancia en España.
Estamos viviendo muchas pequeñas "guerras" aquí también, en
nuestro país. Desde peleas, acusaciones, escándalos, salidas airadas, confrontaciones. Ojalá sigan siendo guerras "pequeñas". O dejen de existir.
¿No será que de nosotros depende?