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A continuación la desgrabación de sus principales conceptos:
- Uno de los grandes activos que puede tener un líder, o del que puede carecer, es una identificación inteligente del momento histórico en el cual está operando. Es decir, una percepción correcta de las tendencias históricas en ese momento, del contexto en el cual actúa. Es decir, hacia dónde va. Este es un problema central en Alberto Fernández.
- Si uno mira las afirmaciones de Fernández respecto del lugar que él ocupa hoy en la historia y las mira en relación con la economía, da la impresión, es bastante evidente, que piensa que está en una especie de revival de lo que le tocó vivir cuando era Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, en 2003. Cuando llegaron al poder.
- Desde el punto de vista del ciclo económico, habría quedado atrás una gran crisis hererada, la de 2001, se empezaría a ordenar la economía y, después del arreglo de la deuda, un gran movimiento de recuperación que hizo que la economía creciera a tasas muy difíciles de igualar en la historia anterior. Este es el discurso de Fernández, la forma en que él cree que se comporta la trayectoria histórica en el momento en que preside el país.
- Hoy ha habido una noticia muy importante, previsible por otra parte, que es que el estimador mensual de actividad económica registró para el mes de abril una caída de la actividad del 26,4%.
- En este cuadro, que publicó esta tarde en su cuenta de Twitter Alfonso Prat-Gay, se muestra comparativamente este movimiento de la actividad económica. No en una comparación interanual, sino respecto del mes anterior. Miren cómo es la caída al final. En un mes, una caída de 26 puntos. Ahora comparemos con la franja gris que dice "cuatro años", que va desde 1998 a 2002. Entre esos años transcurre una recesión muy traumática para la Argentina. Es imposible explicar la Argentina del kirchnerismo, la posterior al 2001, la de hoy, sus niveles de pobreza, de informalidad, de marginalidad, etc. sin mirar aquella recesión, que reseteó totalmente el sistema sociolaboral del país.
- En aquel momento, ha habido una caída del 21,20% en cuatro años. Ahora estamos hablando de una caída de 26% en un mes. Los fenómenos históricos, sociales, políticos, deben su significado a su intensidad, pero también a su velocidad. Lo que está sucediendo hoy en la Argentina es especialmente traumático, no solamente por la profundidad de la caída sino también porque esa caída está comprimida en un mes. Y todavía no sabemos qué pasa con el mes siguiente, mayo. Sí sabíamos que en el mes de marzo hubo una caída de aproximadamente 25% entre los últimos 12 días del mes, es decir, entre que empezó la cuarentena y el final del mes. La cuarentena empezó el 19 de marzo.
- Quiere decir que estamos ante un fenómeno muy dramático desde el punto de vista de la destrucción de empleo, tejido empresarial, de capital invertido, de conocimiento en las empresas (acumulado tanto por los empresarios como por los trabajadores), porque estamos ante una oleada, basta caminar por Buenos Aires, de cierres de empresas, de quiebras, etc.
- Esto repercute en el aumento de la pobreza, se presume que va a llegar al 50%; aumento de la indigencia; aumento de los niveles de desempleo; tensión en el sistema financiero porque las empresas que entran en convocatoria, -Vicentin por otras razones también es una especie de mega caso de esto-, presionan sobre los bancos y dejan de pagar; caída en los niveles de recaudación; menos tributos porque la gente deja de pagar los impuestos y, además, consume menos y no hay ganancias. Es decir, esto es lo que habría que corregir de ese discurso que, más o menos subliminalmente, produce Alberto Fernández.
- El cuadro nos muestra que el 2001 no está atrás. Sí, él heredó una crisis de Macri, una crisis complicada, pero el 2001 está adelante. Vamos hacia un 2001 y no hay por parte del Gobierno un discurso claro, no tanto de cómo saldremos de ese 2001 o cómo lo vamos a encarar, sino más bien de que lo tengamos registrado, que es lo primero que hay que hacer para tener después un programa o una hoja de ruta.
- Esta es una relación complicadísima entre cuarentena y actividad económica. Probablemente el mejor retrato, el mejor editorial que ha habido sobre esta circunstancia, lo produjo un diario de acá, de la ciudad de Buenos Aires, en una nota hoy. No es un diario opositor, es Página 12, un diario conceptualmente muy alineado con el Gobierno. De hecho su dueño es un militante del kirchnerismo, el sindicalista Víctor Santa María, que ahora compra también Canal 9, y es un hombre que tiene una cantidad de personas dentro del Gobierno como funcionarios.
- La foto que publica Página 12 es de la agencia de noticias española EFE. Dice "quedate en casa" y atrás una familia de homeless. Probablemente no haya habido una crítica a la cuarentena o una expresión más nítida, más transparente de lo que piensan quienes están en contra de esta estrategia del Gobierno para tratar al coronavirus, que esta foto.
- La cuarentena es un problema y no es uno fácil de resolver, de abordar. Sí es fácil de abordar con el diario del lunes, cuando se sabe que esta estrategia lleva a esta profundidad de crisis. ¿Por qué para criticar a Alberto Fernández y a su Gobierno hay que relativizar muchísimo las cosas que se dicen? Porque la cuestión es laberíntica. Primero, estamos hablando de una enfermedad de la que se sabe todavía muy poco.
- Si uno lee todos los informes que se producen a diario por parte de científicos o epidemiólogos, se sabe muy poco del comportamiento de este virus. De hecho, en muchos lugares donde se creía que estaba superada la agresividad de la pandemia justamente porque se adoptaron medidas de aislamiento, ahora se puede advertir que vuelve la cuestión. En Estados Unidos, por ejemplo, cerraron 8 ciudades y Miami es la que más problemas presenta. Hace dos semanas se habían reabierto las playas y hoy se cierran los restaurantes. Estados Unidos vuelve entonces sobre sus pasos.
- No hay vacuna contra el coronavirus, y no se sabe cuándo se va a conocer. Aparentemente uno de los estudios más avanzados es el de la Universidad de Oxford al que están apostando distintos países. Brasil acaba de invertir 127 millones de dólares en el laboratorio de esta universidad para tener derecho, no solamente para producir esa vacuna, sino más que nada para tener la patente.
- De encontrarse una vacuna, con esta inversión de 127 millones de dólares de Brasil, el país adquiriría 70 millones de dosis. ¿Dónde está la Argentina en esa fila? ¿A alguien se le ocurrió ponerse en la fila de esa vacuna que va a ser súper demandada?
- A los kits para hacer el hisopado llegamos tarde. A la vacuna, ¿cómo vamos a llegar?.Jair Bolsonaro, a pesar de que es bastante delirante, está anotado en esa fila. ¿Tendrá alguna racionalidad eso? ¿Habrá que poner alguna moneda en esa inversión?
- Por el momento no hay un remedio, aunque sí está, aparentemente, funcionando bien la idea de transfundir plasma de gente que ya tuvo el virus y que, por lo tanto, se supone -tampoco es seguro- está inmunizada y tiene altos niveles de anticuerpos. Los destinatarios son aquellos pacientes más vulnerables que están contagiados y que pueden tener más riesgo sobre todo por su edad. Pero no es un remedio, sino un atenuante.
- Una estrategia que explicó muy bien aquí en Odisea el Dr. Fernando Polack, que estaría dando resultados, aunque tampoco es una terapia.
- Otra estrategia es lo que se denomina inmunidad de rebaño. Por ahí habría alguna solución o expectativa. ¿Qué quiere decir inmunidad de rebaño? Que nos vamos contagiando y nos vamos inmunizando. Hay un momento en que esa inmunidad involucra a tanta gente que la epidemia empieza a ceder y la curva comienza a bajar en serio.
- Hay estudios, y uno muy divulgado por estos días del Dr Nic Lewis, que dice que se está descubriendo que la inmunidad de rebaño se adquiere con una proporción no necesariamente alta de población. Es decir, habría un grupo de gente que se contagia más, entre un 15% o 20% de la sociedad, y una vez que estos están contagiados el resto que se va infectando es cada vez menor. O porque viven aislados, o porque son menos vulnerables. Entonces, podría llegar a pensarse que con que un 15%, 20% o 30% de gente que ya tuvo el virus se garantizaría que comenzaría a bajar la curva de contagios y sobre todo en la curva de letalidad.
- Si uno lo hipnotizara a Horacio Rodríguez Larreta, el jefe porteño, posiblemente él apostaría a esta estrategia. ¿Por qué digo si uno lo hiponitazara? Porque en público y consciente jamás diría que mucha gente va a tener que enfermarse para que esto se vaya solucionando, mientras que no exista una vacuna o un remedio. Decir eso es políticamente incorrecto, pero de lo contrario lo que se plantea es una cuarentena tras otra. El problema de ello, es que el confinamiento no es un método de cura, ya que si bien frena el pico, no presenta una salida. Y este es el problema central en el cual se encuentra atrapado el Gobierno y un protagonista importantísimo de esta historia: Axel Kicillof, quien teme, probablemente con razón, que se produzca una gran avalancha de contagios y muertes en el conurbano. Es hoy el gobernador bonaerense quien más modela la imagen que el Gobierno se va haciendo del problema de la pandemia y el que más insiste en la necesidad de una cuarentena estricta.
- Todo esto está produciendo un cambio político. La imagen de Alberto Fernández, quiero subrayarlo, es muy buena. Cualquier presidente daría una mano por tener, como él, entre un 60% y 65% de imagen positiva. Pero registra en los últimos días una caída importante. Estamos viendo una destrucción del capital político en el mandatario. ¿Qué quiere decir esto? Que según el último estudio de Federico Aurelio el Presidente tuvo 9 puntos de pérdida de imagen positiva en un mes. Sus niveles de aceptación descendieron de un 74% a un 65%. Asimismo, según la encuesta se registró también un aumento de negativa de 23% a 33%. Si bien son buenos números, los de un líder muy competivo que si fuera a elecciones probablemente ganaría, la tendencia es de caída.
- Hay encuestas, por ejemplo una de la consultora Hugo Haime, que da una caída de 76% a 64% en dos meses. Es un descenso muy importante. Claro que 64% de imagen positiva es mucho, pero 76% era mucho más. Y esta tendencia empieza a inquietar al oficialismo, frente a una sociedad que parece enloquecida.
- Una sociedad enloquecida porque está asustada y quiere más cuarentena, pero no tolera más recesión, y le critica al Gobierno la forma en que encaró el coronavirus. Quiero la cuaretena pero no quiero recesión. Es imposible. Son las contradicciones del "rebaño".
- Vicentín agravó este problema de imagen de Alberto Fernández, porque se lo vio como un Presidente muy dominado por Cristina Kirchner y se hizo evidente sobre todo en el nucleo opositor un fogonazo de chavismo del que el Presidente quiere volver. Por eso, habrán visto, que no se habla más de estatización. Fernández le dijo a Gabriel Delgado, el interventor o encargado de la operación Vicentin, y a Omar Perotti, gobernador de Santa Fe, que traten de buscar una salida que evite la estatización. Esa salida es con YPF, con los acreedores comerciales de la empresa cerealera, es decir los proveedores de granos que no cobraron, o con los corredores de Bolsa de Rosario, que tampoco cobraron y son acreedores de la empresa. Habrá que buscar también qué paso con el Banco Nación que su gran acreedor, o con los bancos internacionales y de aquí surge una pregunta principal: ¿Quién pone la plata? Porque para que esta empresa empiece a funcionar de nuevo se necesitan 300 millones de dólares. Habrá que buscar un inversores, por el momento si hay un interesado, no lo sabemos.
- Alrededor del problema Vicentin empiezan a gestarse otras preguntas y es si hubo algún tipo de utilización política de este tema. Es bastante evidente que Cristina Kirchner piensa, o por lo menos pensaba que en esta empresa se iba a encontrar con un Lázaro Báez con un Cristobal López de Macri. Una idea muy alimentada por el director del Banco Nación, Claudio Lozano, que lleva el caso Vicentin en ese directorio.
- Ahora, la pregunta es: ¿hay una utilización política en otro sentido? Otra empresa, Molinos Cañuelas, está en la misma situación de concurso, con las mismas sospechas que Vicentin. ¿Por que nadie del gobierno miró esa empresa, que es de gran dimensión? ¿Será porque hay alguna vinculación con el Poder Ejecutivo? Entramos a una zona de penumbras donde no sabemos hasta donde la indignación no está teledirigida, por cuestiones de afinidades políticas o de financimiento de campaña.
- Frente a todo ese cuadro que implica la caída estrepitosa, un derrumbe histórico, nunca visto, de la actividad económica, y el impacto de ese derrumbe sobre la figura de Fernández, es evidente que el Gobierno necesita meter un gol. El acierto sería el arreglo de la deuda. Da la impresión que una parte importante de este problema está en vía de resolución. Hay tres fondos que prácticamente ya acordaron la reestructuración con el Gobierno, estos don Fintech, Gramercy y Greylock Capital Management, fondos que tenían menos deuda de la Argentina, pero que estos últimos tiempos compraron bastante y apostaron a que habría acuerdo.
- Otros fondos, los más importantes, los más voluminosos y con más peso en el mercado, Blackrock, Fidelity, Ashmore, esos no arreglaron y tienen todavía por discutir cláusulas legales: las mayorías que debe alcanzar el Gobierno para imponer el canje a los que no quieren aceptarlo. Ya el estudio que defiende a estos grupos, White & Case, le avisó al estudio que representa al gobierno argentino en Estados Unidos, Cleary & Gottlieb, que si no se resuelve esta discusión jurídica irá a Tribunales. Esto significaría un problema delicado para Guzmán porque esas clausulas se hicieron para no terminar en un juicio.
- El acuerdo consiste en que Guzmán, desde la primera oferta hasta esta que le aceptan, ofrece 10.000 millones de dolares más que al comienzo. Técnicamente, quiere decir que el valor presente de los bonos, el valor del nuevo bono en el mercado, sería hoy de 53 centavos por dólar, algo que hace tres meses valía en el mercado 25 y que los bonistas deben haber comprado por 30 hace un mes y medio, haciendo un gran negocio. No digo que van a poder vender al día siguiente a 53, pero hicieron una diferencia importantísima en un mundo donde la tasa de interés es cero. En la medida en que todo esto se demoró el negocio fue más grande.
- La oposición, sobre todo la izquierda le va a hacer preguntas incómodas al ministro Guzmán. La principal: si la deuda que ofrecía a 39 era el máximo posible porque todo lo demás no era sustentable, ¿cómo se explica la sostenibilidad de 53 centavos? Son los peligros de negociar en público. La otra pregunta: como pagará los intereses caídos con un bono, ¿por qué se demoró hasta acumular 2.300 millones de dólares de intereses? Tendrá sus explicaciones Guzmán, porque el tema tampoco es sencillo en un mundo tan incierto.
- Lo que ahora debe definir el ministro es si formaliza su oferta, basándose en el acuerdo con los que ya la aceptaron, y apostando que los otros fondos, encabezados por Blackrock, no irán a juicio. Aceptarán igual. ¿Se animará Guzmán a dar ese salto?
- Lo más importante es que para que este acuerdo de la deuda lo saque a Alberto Fernández de la situación complicada en la que se encuentra por
- la recesión, la caída brutal de la actividad económica, los cierres de empresas, el aumento de la pobreza y el desempleo y el fogonazo chavista que fue Vicentin, necesita envolver el arreglo en algún discurso que signifique para los inversores, locales y extranjeros, que la Argentina va hacia un camino en el que vale la pena poner una moneda. Pero acá es donde falla el Presidente porque el acuerdo de la deuda lo envuelve en un discurso casi populista.
- Recientemente, tuvo una conversación con el expresidente de Brasil Lula da Silva en donde le explicó todo lo que él está sufriendo por el desastre que está haciendo Estados Unidos en la región. Es muy probable que la decisión de EE.UU. de tomar el BID sea muy irritante para la región. Ahora, ¿hacía falta que Fernández se envuelva en la bandera populista para anular el valor que podría tener el acuerdo de la deuda? En este video, Fernández describe su lugar en la historia: "cambiar el mundo", dice; por lo menos, cambiar América latina. Fernández dijo que le resulta difícil porque no tiene hoy porque la izquierda o la centroizquierda no están en el poder. El presidente ofendió a todos los dirigentes de la región, inclusive a Maduro, al decir que no lo tiene a Chavéz. Ofendió a Bolsonaro porque no lo tiene ni a Lula ni a Dilma, ofendió a Sebastián Piñera porque no lo tiene a Ricardo Lagos ni a Michelle Bachelet, ofendió a Lenin Moreno porque no lo tiene a Rafael Correa, ofendió a Lacalle Pou porque por no tiene a Mujica ni a Tavaré Vázquez... Pero hay una persona que se ofendió más que nadie. En el Instituto Patria, sede de la vicepresidenta, cuando vieron este video se preguntaron: Fernández, extrañás a Néstor, extrañás a Chavez, extrañás a Lula, extrañás a Bachelet...¿Por qué los extrañás? ¿Para qué los necesitas, si tenés a Cristina?
Por Carlos Pagni
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