De la fiebre galopante del kirchnerismo a la moderación
El dato que más vivamente llamó mi atención de las elecciones de este domingo fue el retroceso electoral del FPV respecto de las PASO. Obtuvo un 38,41% en las primarias y un 36,86% ahora. El declinante rendimiento electoral del FPV se realza tomando en cuenta la derrota en la provincia de Buenos Aires.
Se puede conjeturar que hay peronistas capaces de votar por candidatos que no lo son. De cara al ballottage, se trataría de un rasgo relevante del panorama político. Pero ¿se trata acaso de un fenómeno inédito? De ningún modo: fue en la provincia de Buenos Aires donde muchos peronistas contribuyeron a la derrota de Herminio Iglesias en 1983. Hubo también peronistas en el triunfo de la Alianza contra el menemismo en 1999. El voto peronista que cruza la frontera política parece estar asociado al fin de un ciclo o al comienzo de otro. Y en este caso, se trataría del fin del kirchnerismo o del comienzo de un nuevo ciclo peronista, muy diferente.
El kirchnerismo está moribundo, el peronismo -gane o pierda Scioli las presidenciales- seguirá gozando de buena salud. Una vez más, la expresión que coyunturalmente encarna al peronismo, que parece imprimirle para siempre unos rasgos definidos -por ejemplo la renovación en los años 80 y el menemismo en los 90-, pasará a la historia como un mal viento del que es mejor olvidarse y el peronismo nos presentará una nueva cara para la nueva hora, tan auténticamente peronista como las anteriores.
Por supuesto, no es indiferente para la evolución futura que el FPV gane o pierda la presidencia, porque el parto del nuevo peronismo, que será doloroso, no será el mismo si se realiza desde el gobierno nacional o desde el llano. En alguna medida, los rasgos de este peronismo naciente serán diferentes en cada caso. Asimismo lo será su cohesión, porque el peronismo está estructuralmente dividido y ya no será fácil que se aglutine (como en los 80) en contra del gobierno: la cohesión de la que "naturalmente" carece el peronismo de nuestros días la podrá proporcionar un presidente en ejercicio, si es hábil y tiene suerte.
¿Y qué puede decirse del peronismo que viene? Será un peronismo conservador en los valores sociales, más liberal que los peronismos anteriores en lo que se refiere al respeto de las libertades, más comprometido con las instituciones y el gobierno de la ley, productivista, modernizante, alejado de sesgos anticapitalistas, más abierto al mundo, y sobre todo, fuertemente pragmático.
No es, ni de lejos, la fuerza política de mis sueños. Pero probablemente la reacción frente a la fiebre galopante del kirchnerismo y las expectativas sociales den nacimiento al peronismo de la moderación. No creo que se trate necesariamente de un oxímoron.
Investigador principal del Conicet, miembro del Club Político Argentino
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