De eso no se habla…ni en familia
De un tiempo a esta parte, se me complica cuando el tema político se instala entre bocado y bocado
Qué difícil es hoy una reunión de familia. Hasta hace muy poco tiempo una se podía reunir con hijos, padres y hermanos sin ningún problema, sin pensar en cuál iba a ser el tema de conversación. Entre nosotros hemos escuchado de todo: de la vida íntima, de alegrías y tristezas, de amores y desamores, de sexualidad, en fin, de todo, incluso de política y no pasaba nada. Todo discurría sin mayores problemas. Mi mamá ha sido alfonsinista. Yo me asumo peronista. También hay antiperonistas. En fin un poco de todo.
De un tiempo a esta parte se me complica cuando el tema político se instala entre bocado y bocado. Y cuando el gobierno nacional se convierte en el plato principal, vaya,...vaya... todo parece a punto de explotar. Y confieso que me pongo nerviosa.
Cuando el gobierno nacional se convierte en el plato principal, todo parece a punto de explotar. Y confieso que me pongo nerviosa
A la vieja usanza, trato de hacer equilibrio para que cambien el eje de la conversación, le doy un poquito de razón a uno y después a otro. Hasta que la situación saca lo peor de mi e insisto "de eso no se habla". Y la razón es muy simple: no hay término medio.
Con ironía, mi hijo mayor, que es oficialista, defiende a capa y espada al Gobierno. Mi mamá, que es todo lo contrario, se hace la distraída. Tiene más experiencia que yo en estos menesteres y no se mete. En cambio, a mi señor, se le dispara la "térmica" y se explaya con argumentos en contra del Gobierno. Él es anti K y se pone furioso. Mis hijas mujeres, que conocen a los protagonistas, relativizan las distintas opiniones. Y yo sufro. Me da miedo que un día se emitan palabras irreparables.
Mientras desfilen nombres como el de Jorge Lanata que para un sector "es un genio" y para el otro es un "mercenario", vaya y pase. Pero cuando profundizan en cada rubro en particular, aparecen chicanas y los ánimos se van acalorando. Alguno se levanta para gesticular. Otro se ríe para descalificar y ¡chau!
He notado últimamente que cuando se reúne la familia, como también cuando nos encontramos con amigos, quiero hacerle "ole" - cual torero- a la realidad porque lo que empieza tranquilamente se va enturbiando. Sólo la educación permite no pasar a mayores. Seguramente mi casa es la metáfora del país.