Davos y el capitalismo "socialmente responsable" de los billonarios
Hasta el viernes se celebrará en Davos, Suiza, una nueva reunión anual del Foro Económico Mundial. En esta oportunidad, el Informe de Riesgos Globales del foro vuelve a priorizar al cambio climático y reitera el llamado a una acción colectiva inmediata de todas las partes interesadas. De igual manera, se presentará el Manifiesto de Davos 2020, que propone como propósito universal de las empresas la colaboración "con todos sus stakeholders en la creación de valor compartido y sostenido". Así, sostiene que las empresas no deben atender únicamente las necesidades de maximización de sus accionistas, sino las de todos sus stakeholders: empleados, clientes, proveedores, comunidades locales y la sociedad en general.
En sintonía con este manifiesto, Klaus Schawb, fundador del Foro, propone un nuevo tipo de capitalismo: el "capitalismo de stakeholders" (capitalismo de partes interesadas), al que considera superador de los otros dos modelos, el "capitalismo de accionistas" y el "capitalismo de estado". Plantea que el "capitalismo de stakeholder" se está imponiendo a un ritmo acelerado y brinda la oportunidad a los líderes empresariales de responder a la llamada de la sociedad ayudando al "cumplimiento de objetivos sociales más amplios, como el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas".
En la práctica gerencial, estas ideas para la construcción de un "capitalismo socialmente responsable" ya están siendo asumidas e implementadas por cada vez más empresas.
En agosto del año pasado, la organización Business Roundtable, que reúne a los CEOs de las 181 mayores empresas de Estados Unidos, publicó un documento que sorprendió al mundo, al modificar radicalmente su posición respecto a los objetivos de la empresa, reconociendo que los accionistas ya no son el único grupo de interés. El documento expresa que cada una de las partes interesadas es esencial y debe darse valor a todos ellos, para el éxito futuro de las empresas, las comunidades y el país.
Meses antes, Larry Fink, Presidente y CEO de Black Rock, la mayor gestora de fondos del mundo, había emitido su carta anual en el mismo sentido de dejar en un segundo plano la maximización de la ganancia para el accionista en el corto plazo, haciendo un llamado a las empresas con propósito, a la responsabilidad corporativa y a la visión de largo plazo.
De esta manera, aunque sin mencionarlo, Fink parece encolumnarse con el Manifiesto de Davos y su propuesta de "capitalismo de las partes interesadas".
El viejo continente trae también nuevos aires en esta misma línea. Más de 270 CEOs se sumaron recientemente al "Nuevo Acuerdo para Europa" en sostenibilidad, que propone la implementación de una estrategia global que alcance la sostenibilidad en la región para 2030, integrando a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
De igual forma, en octubre pasado se lanzó desde Naciones Unidas la Alianza Mundial de Inversionistas para el Desarrollo Sostenible, la primera de su tipo en este organismo, que incluye a treinta altos líderes empresariales de corporaciones con presencia en 160 países y un total de activos sumados de 16 billones de dólares.
Muchos millonarios y líderes empresariales en todo el mundo están comprendiendo la importancia de crear valor para todos los stakeholders con una mirada de largo plazo. Por supuesto no hay que pecar de ingenuos y quedarse solo con las declaraciones. Es necesario profundizar en la coherencia entre lo dicho y lo hecho. Un primer punto a favor es, por ejemplo, que la mayoría de los 181 signatarios de Business Roundtable publican efectivamente cada año "reportes de sostenibilidad", que detallan su progreso y establecen los objetivos económicos, sociales y ambientales pertinentes para su negocio.
Por otro lado, en el caso de Black Rock, entre otras acciones, ha venido incorporando una variedad de nuevos productos de sostenibilidad y un fondo de impacto de capital que considera los impactos sociales y ambientales positivos.
De todas formas, el hecho trascendente es que, en materia de definiciones, también los grandes decisores económicos del mundo han dado vuelta la página de la maximización de la rentabilidad en el corto plazo, y saben que no hay otro camino que la sostenibilidad y la creación de valor para todas las partes interesadas, en un mundo cada vez más complejo y con serios desafíos en materia ambiental, social y económica.
*El autor es cCoordinador Ejecutivo del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresaria y Capital Social (UBA)