Dar certezas a quien sale a trabajar
Está claro que el objetivo macro que tiene la Argentina en 2022 es lograr un acuerdo con el FMI que nos permita seguir creciendo. No hay más espacios para el ajuste, porque la prioridad tiene que ser consolidar el crecimiento económico y lograr la recuperación del poder adquisitivo de los ingresos de nuestra gente. En esa línea, tenemos que avanzar con fuerza en tres grandes desafíos internos: que la plata rinda, que la escuela secundaria sirva y que la seguridad esté garantizada en cada barrio de nuestro país. Es decir, dar certezas no solo a los mercados, sino a quien se toma el colectivo y sale a trabajar, a pelear el día a día.
Que la plata rinda tiene que ver, básicamente, con el precio de los alimentos y la falta de referencia. Una persona que trabaja de taxista y sale todos los días sabe que, si labura más o menos diez horas, le quedan unos cinco mil, seis mil pesos. Todos los días se levanta, trabaja y vuelve a la casa. Si un día le va bien y logra sacar un poco más de plata en menos tiempo, se vuelve. Uno diría que le conviene seguir un par de horas, y llevarse un algo más de plata. Pero siente que no tiene sentido, que la plata no le rinde, y que no cambia la situación trabajar un poco más o poco menos.
El congelamiento de precios que implementó el Gobierno hasta el 7 de enero ha funcionado, especialmente en las grandes cadenas, y el sistema de Precios Cuidados ayuda a fijar referencias; pero necesitamos un cambio muy profundo en la producción y comercialización de alimentos. Comer tiene que ser barato, y debe ser una política de Estado, con consenso mayoritario. Debemos ampliar la oferta, en cantidad y calidad, apoyando a los productores de la agricultura familiar y la economía social. En esa línea, mi compromiso es generar un sistema de crédito no bancario, con fondos públicos y privados, y de tasas bajas, para brindar financiamiento a pequeñas cooperativas, proyectos productivos y emprendimientos. También debemos avanzar en la creación de 400 mercados centrales de escala regional, con participación mixta de los distintos niveles del Estado y del sector privado, pyme y cooperativo. El objetivo es que los productores puedan vender de forma directa al consumidor.
La escuela sigue siendo un lugar de referencia comunitaria; más allá de las críticas en cuanto a los contenidos, los padres y las madres saben que, si los hijos están en la escuela, algo bueno va a pasar. Sin embargo, en los últimos años se va perdiendo la idea de que la escuela está siendo útil para sus hijos, hay dudas acerca de qué futuro se está construyendo, y acerca de qué están aprendiendo sobre el mundo actual.
Necesitamos una reforma muy profunda de la escuela secundaria, con uso de tecnología creciente y con una vinculación con el mundo del trabajo, que parta de la base de que los estudiantes son nativos digitales, con una enorme capacidad de acceso a la información. Tenemos que ir a una escuela más modular, con seminarios optativos, con posibilidad de cursar materias en distintas escuelas a medida que se avance en el ciclo de formación. En estos días vimos un gran ejemplo en ese sentido.
Es un verdadero orgullo de la educación pública el lanzamiento del primer minisatélite argentino, que fue diseñado en la Escuela de Educación Técnica Número 5 de Mar del Plata, y que brindará servicios de comunicación en áreas aisladas sin conectividad del país y de la región. El proyecto arrancó en 2019, cuando Alejandro Cordero, profesor de la materia Electrónica Aplicada, les propuso la idea a sus estudiantes. Casi tres años después, el satélite es una realidad. Por eso sostengo que tenemos que ir hacia una reforma de la escuela secundaria, que tenga en cuenta estas grandes experiencias para generar una educación de calidad, que vincule a las pibas y los pibes con la tecnología de forma temprana y les potencie las posibilidades de futuro.
En todo el país hay una gran cantidad de gente haciendo cosas, en las escuelas, en la economía social, las pymes, las empresas, en el Estado, los clubes, las iglesias, los gremios y las sociedades de fomento. Hoy esa sociedad está a la vanguardia, mostrando una enorme creatividad y capacidad de innovación, como quedó claro en la pandemia.
Desde el Estado, el gran desafío es conducir, ordenar y energizar esas experiencias. Es tiempo de patear el tablero, de generar nuevas ideas y salir de las cajas preconcebidas, partiendo de la escucha del otro, desde esas experiencias que vemos en los territorios. Como señala el Presidente, es tiempo de la reconstrucción de la Argentina, de establecer un camino claro que tenga al estudio, el trabajo y la producción como motores de la movilidad social ascendente, y nos permita entrar, sin ningún tipo de exclusiones, al país que queremos.
Diputado nacional