Daniel Rafecas procurador, la orden de Cristina Kirchner a Alberto Fernández
En la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, el presidente Alberto Fernández comenzó su discurso refiriéndose al valor de la palabra. Nobleza obliga, debo decir que conozco pocos políticos que hayan degradado tanto el valor de la palabra como el Presidente de la Nación. Hay innumerables testimonios al respecto, pero el tema en cuestión, a estas horas, es la designación del Procurador General de la Nación.
Intentando seguir la premisa presidencial -reivindicar el valor de la palabra- aprobar el pliego del juez Daniel Rafecas sería sin duda consagrar la impunidad que, a estas horas, ya es una declamación a cielo abierto de que Alberto Fernández es Cristina Kirchner y que el proyecto es su impunidad.
No lo digo yo. Lo dijo Alberto Fernández en febrero de 2015 en una entrevista concedida al periodista Nelson Castro. "Cristina Kirchner va a terminar su mandato con dos máculas indudables, el haber hecho dictar dos leyes para protegerse penalmente de dos delitos cometidos: el primero, el encubrimiento a Boudou estatizando Ciccone y el segundo el encubrimiento al haber hecho aprobar por ley el tratado con Irán, que es definitivamente un acto de encubrimiento". A lo que el periodista le pregunta: "De eso, usted, ¿no tiene dudas?". Y Fernández responde: "Absolutamente. Rafecas tampoco".
Si esto fuera un guion de una película en la que se exhibe un juicio por jurados, este sería el lugar para poner la frase: "La fiscalía descansa". O su equivalente en inglés: "The prosecutor rests".
Pero, como la realidad suele superar a la ficción, podemos usar un término jurídico que sintetiza este proyecto de impunidad a cara descubierta: "A confesión de parte, relevo de pruebas".
El Presidente de la Nación está proponiendo como procurador al mismo juez que él acusó de haberle garantizado la impunidad a su compañera de fórmula. "Dos delitos cometidos", dijo quien es profesor de derecho penal. Las dos causas que el Presidente de la Nación señala como "máculas de impunidad" fueron instruidas por el juez Rafecas y en ambas fue removido de las respectivas causas de manera unánime por la correspondiente Cámara en medio de escándalos que incluyeron cientos de mensajes de WhatsApp enviados al abogado del presunto testaferro de Boudou -José María Núñez Carmona- a quien le adelantaba las futuras acciones del juzgado.
Lo segundo que debo decir es que no hay ninguna posibilidad de que el juez Rafecas sea elegido procurador sin la ausencia -el día en que se vote su pliego- de algún senador de Juntos por el cambio, que descuento que no va a ocurrir ya que confío en la absoluta integridad de cada uno de ellos.
Juntos por el cambio tiene el tercio necesario para hacer valer su posición de que no se consagre la impunidad declamada por el Presidente. La suma de los senadores del PRO más los de la UCR da el número para hacer valer nuestra posición en contra de la consagración de la impunidad declamada ya a los cuatro vientos.
El año legislativo comenzó con el traspaso de tres diputados de Juntos por el cambio a las filas de Fernández-Kirchner. Siempre es saludable para quienes practicamos el ejercicio de tener algo de coraje cívico de nombrar a los diputados Ansaloni, Carambia y Avila que emularon a quien transformó su apellido en verbo, el célebre Borocotó, quien saltó al kirchnerismo en 2005, tras ganar una banca con el macrismo cuando -casualmente- el Jefe de Gabinete de ministros de Néstor Kirchner era el devenido en cultor de la palabra, nuestro presidente Alberto Fernández.
Es imposible luchar contra los especialistas en comprar voluntades si aquellos que sostenemos de verdad el valor de la palabra no llamamos a las cosas por su nombre.
Juntos por el cambio y la elección de Rafecas como procurador son incompatibles. Los especialistas intentarán torcer voluntades, disgregarnos, rompernos. Depende de nosotros.
El autor es diputado nacional por Juntos por el Cambio.