Cuentos con un personaje central
Sobre La historia de mis dientes, de Valeria Luiselli
Así como algunos rezan a partir de las cuentas del rosario, Gustavo Sánchez Sánchez, alias Carretera, autodenominado "el mejor cantador de subastas del mundo", narra su propia vida echando mano al recuento de piezas dentales propias y ajenas. La historia de mis dientes es el tercer libro de la escritora mexicana Valeria Luiselli –autora de la novela Los ingrávidos y del libro de artículos Papeles falsos– y está compuesto por un puñado de cuentos que orbitan alrededor del personaje central de Carretera y que van dando forma a una novela breve y polimorfa.
A pesar de tener menos de ciento cincuenta páginas de extensión, el texto se calza una armadura clásica, algo ampulosa: está dividido en seis "libros". "Primero vienen el Principio, el Medio y el Fin, como en cualquier historia. Ya luego vienen las Parabólicas, Hiperbólicas, Elípticas, y todo lo demás," adelanta el propio Carretera, interpretando una suerte de maestro de ceremonia autobiográfico en la primera página.
En realidad, más que libros, son cuentos. Los primeros ofrecen un compendio de la vida del protagonista: cómo pasa de trabajar de guardia de seguridad en una fábrica a aprender el oficio de subastador, cómo conoce mujeres, especialmente a La Flaca, con quien tiene un hijo, y cómo Carretera consigue implantarse la dentadura de Marilyn Monroe. En todos ellos Luiselli hace gala de una indudable gracia narrativa, de una inventiva chispeante y un ritmo magnético, de un sentido del humor que forja delicados disparates. Pero también incluye un recurso metaliterario que al principio puede caer simpático o resultar inofensivo aunque al reiterarse ad infinitum termina volviéndosele en contra.
Es que los relatos de La historia de mis dientes están poblados de guiños y referencias a escritores célebres clásicos y contemporáneos: un vecino llamado Julio Cortázar, el gerente de la fábrica don Octavio (Paz), la esposa del diariero Rubén Darío, que se llama Azul y engaña a su marido con el señor Unamuno, cameos de Mario Levrero, Alan Pauls, la propia Luiselli, Margo Glantz, Álvaro Enrigue, Alejandro Zambra, parientes como los tíos Sánchez-Proust, Sánchez-Joyce y así con Sartre, con Dostoievski, traídos a colación para traficar una cita de almanaque.
El libro alcanza su mejor momento entre el segundo y el tercer cuento, con la performance subastadora de Carretera, que vende al mejor postor dentaduras de Platón, de san Agustín, de Petrarca, de Montaigne, de Rousseau, de Chesterton, de Borges, un diente de Vila-Matas, e inventa historias ad hoc, y con la recapitulación de sus andanzas sexuales y sentimentales y un macabro despertar preso entre pantallas de una galería de arte.
En los últimos cuentos cobran relieve otros dos personajes, el joven escritor Roberto Bálser, en quien recaerá el encargo de redactar las memorias de Carretera, y Winifredo Gómez Sebald, un fotógrafo barrial que registra los sitios donde transcurrió la vida del subastador (las fotos componen la sexta y última sección del volumen, "Paseo circular"). De tanto hacer guiño este libro terminó tuerto, podría dictaminar el propio Gustavo Sánchez Sánchez, a vuelo de pájaro y con la sabiduría popular que lo caracteriza.
Más allá de la evaluación puntual de La historia de mis dientes, que el personaje siga hablándole al lector como un fantasma una vez cerrado el libro rinde cuenta del talento de Luiselli para componer voces, situaciones y personajes de un calado notable, y justifica que esté considerada entre los referentes más promisorios de la generación de escritores mexicanos nacidos en la década de 1980.
LA HISTORIA DE MIS DIENTES
Por Valeria Luiselli
Sexto Piso
156 páginas
$ 230