Cuatro ejes fundamentales para el próximo gobierno
Desde que la Argentina se estancó en 2010 y dejó de crecer, todos los cambios de gobiernos comenzaron a recibir herencias cada vez más complicadas. En caso de que gane Juntos por el Cambio o La Libertad Avanza, la historia no será distinta. Las estimaciones de inflación rondan entre el 180% y 200% para fin de año. La actividad estaría cayendo entre el 2.6% y 3% y la brecha cambiaria no será menor al 100%.
A pesar de que la herencia se agrava, el margen de maniobra para realizar cambios estructurales es mejor al de 2015, cuando Mauricio Macri asumía su mandato. Podría ocurrir por primera vez desde el retorno a la democracia que el peronismo sea una minoría en el Congreso. Por otro lado, los ciudadanos internalizaron que la crisis es estructural independientemente del gobierno de turno. Esto hace que haya una mayor consciencia de la necesidad de realizar reformas estructurales, aunque con un “enfermo” más delicado por la agravada herencia.
En este marco, hay cuatro ejes fundamentales que es importante tener en cuenta cuando asuma un próximo gobierno. Desde luego que hay muchas reformas adicionales para realizar. En esta nota, se estarán mencionando algunas de las más indispensables.
Un primer eje fundamental consiste en reformar la Carta Orgánica del BCRA. En este sentido, es indispensable que el BCRA recupere su autonomía y se termine definitivamente con la dominancia fiscal. En otras palabras, que la nueva Carta Orgánica prohíba al BCRA financiar al fisco. Por otro lado, también es crucial que la salida del cepo sea lo más rápido posible. El problema con el cepo es que no sólo impide que los dólares se vayan, sino también que ingresen. Y lo que precisa la Argentina es recuperar la confianza para volver atraer capitales. Por supuesto, esto no ocurrirá mágicamente, sino que esto se logra con un conjunto de medidas y no con una en particular. Lo que debe quedar claro es que los cepos nunca funcionaron en la Argentina y este caso no es la excepción.
Por otro lado, un segundo eje que es imposible ignorar es el orden fiscal. Es decir, ir hacia un equilibrio fiscal primario rápidamente. Dado que el BCRA dejará de financiar al Tesoro, entonces éste debe volverse solvente. En este plano no hay ítem concreto sobre el cual trabajar, sino que es la sumatoria de varios frentes lo que permitiría converger a un equilibrio fiscal. Aquí, hay mucho por hacer. Por ejemplo, trabajar en la desburocratización y simplificación del Estado. Privatizar algunas de las empresas públicas que estén quebradas (esto puede representar en torno al 0.3% o 04% del PBI). Trabajar en conjunto con las provincias volviendo al pacto fiscal del 2017, como punto de partida. Debe entenderse también, que gran parte del incremento del empleo público se dio en las provincias y por eso es necesario trabajar en conjunto para lograr una migración exitosa del empleo público al sector privado productivo.
En cuanto al tercer eje, la modernización del mercado laboral juega un rol clave. Así como la economía se encuentra estancada desde 2010, el mercado laboral privado también. Más aún, es parte de la explicación de por qué la economía no crece. El problema es que el sector privado tiene demasiadas trabas. Modernizar el mercado laboral implicaría trabajar en disminuir la cantidad de juicios laborales, reducir los costos de contratación y generar beneficios impositivos a las pymes. Volver a al mercado laboral competitivo nuevamente es la llave para que las pymes (uno de los motores de la economía) puedan volver a contratar personal. De esta manera, personas que se encuentran en el sector informal tendrían oportunidades de pasarse al sector formal. Similarmente, personas que reciben planes sociales podrían dejar de depender de ellos porque el mercado laboral estaría demandando más trabajo. Por último, generar incentivos para que parte del sobredimensionado empleo público migre también al sector privado. Por supuesto, también será imprescindible trabajar paralelamente con capacitaciones que preparen a las personas para insertarse en el mercado laboral.
Por último, pero no menos importante, el cuarto eje (también fundamental) es un nuevo régimen monetario. Este eje despierta grandes debates entre dolarización o un sistema bimonetario. En este aspecto sería recomendable un esquema bimonetario. Es que la dolarización presenta desafíos no menores. El más importante es que no hay garantía de que se puedan conseguir los dólares para llevarla a cabo. Y en caso de que no se consigan, el proceso puede quedar estanco generando varios problemas. La transición de la política monetaria en una eventual dolarización no está del todo claro. Por el contrario, un esquema bimonetario, con libre elección de moneda, genera opciones. De esta manera, la transición de la política monetaria es mucho más ordenada mientras se recupera el equilibrio fiscal. Debe tenerse en cuenta que el equilibrio fiscal es necesario para cualquier propuesta monetaria.
En concreto, la herencia a recibir será sumamente delicada. Es por esta razón que las reformas a llevarse a cabo necesariamente obligan a pensar en estabilización y crecimiento en simultáneo, generando un desafío mayúsculo. Desde el punto de vista económico, estos cuatro ejes estarán en el eje de la discusión para trabajar durante el próximo gobierno.
Asesor económico y colaborador de la Fundación Libertad y Progreso