Cuatro conceptos para un rugby del siglo XXI
El programa Rugby 2030 surge como respuesta a una serie de acontecimientos que en los últimos años habían vinculado de diferentes maneras al mundo del rugby con la conflictividad y la violencia. El punto álgido de esta conexión se produce en enero del 2020 con el asesinato en Villa Gesell de Fernando Báez Sosa. La UAR toma la decisión de constituir una comisión con el objetivo de evaluar las vinculaciones entre conflictividad, violencia y el mundo del rugby en la Argentina.
A partir de este momento se ponen en valor la necesidad de implementar un proyecto ambicioso con objetivos a corto, medio y largo plazo, para avanzar en la búsqueda de respuestas al conjunto de problemáticas que habían sido puestas de manifiesto con el asesinato en Villa Gesell. Frente a una respuesta simplificadora y cortoplacista, la UAR y el resto de las 25 uniones asumen el reto de trabajar en un proyecto diseñado por un equipo de 16 profesionales de diferentes nacionalidades todos ellos, agrupados en la Fundación argentina Funrepar.
La propuesta Rugby 2030 gira en torno a cuatro grandes conceptos que definen, a su vez, otros tantos objetivos. Los conceptos son: reflexionar, comunicar, enseñar y restaurar. El programa trabaja en la creación de espacios que permitan desarrollar procesos reflexivos dentro del mundo del rugby entre diferentes sujetos (jugadores, entrenadores, directivos, socios) para contestar a una pregunta clave ¿cuál es el rugby que queremos construir para el siglo XXI? Estos procesos se anclan en programas de sensibilización sobre la realidad que rodea al rugby y en programas de participación en la construcción de las respuestas acordes a la comunidad del siglo XXI. Necesitamos un rugby del siglo XXI para una sociedad del siglo XXI.
El segundo concepto clave de Rugby 2030 es comunicar. El mundo del rugby necesita reencontrarse con la comunicación desde diferentes espacios y propuestas. Hay que repensar el lenguaje con el que le comunicamos a la comunidad lo que es y lo que queremos que signifique este deporte. Pero, también necesitamos seguir asentando en jugadores, entrenadores, directivos y socios aquellas herramientas que hablan del respeto que excluye la violencia, del compromiso que rechaza las agresiones y de la pasión que se opone a los fanatismos. Un lenguaje que trascienda estereotipos y prejuicios para comunicarse desde una visión de un rugby naturalmente inclusivo y diverso.
Para Rugby 2030 la pedagogía es clave para encarar el futuro de este deporte. Es importante capacitar a los entrenadores en el desarrollo y formación de competencias destrezas y habilidades del ser para que la respuesta a la pregunta ¿cómo debemos jugar al rugby? incluya también una contestación al interrogante ¿cómo debe ser un jugador de rugby? Una pedagogía que trasciende el discurso disciplinario del terreno de juego para concretarse de manera firme en el plano de los comportamientos éticos y de las buenas prácticas en cualquier espacio. Una pedagogía que ayude a conectar una visión formativa del individuo con otros sistemas formativos como la familia, la escuela y el barrio. Una pedagogía que predique con el ejemplo de directivos y socios como el mejor recurso formativo que existe para que los jóvenes crezcan.
Por último, Rugby 2030 busca incorporar un modelo para enfrentar la conflictividad dentro y fuera del campo de juego, durante el partido o después de él; la visión restaurativa. Ser capaces de reconocer lo que pasa y lo que nos pasa. Trabajar para diseñar respuestas que nos ayuden a madurar haciéndonos responsables de aquello que ha podido quebrarse o dañarse. Asumir el protagonismo de la transformación. Y sentirnos obligados en la restauración. Estos son los cuatro elementos para una respuesta constructiva frente a la conflictividad.
Coordinador de Rugby 2030