Críticas superficiales
La contienda electoral del próximo 22 de octubre ha dado lugar a un proceso de críticas a las propuestas de ciertos candidatos que debemos calificar como muy superficiales, faltas de un mínimo de profundidad intelectual. Tal es el caso de las críticas a LLA en lo referido a su ideología a favor de una economía de mercado y a su proyecto de dolarización. Consideraremos opiniones de periodistas, analistas políticos, economistas y otros especialistas que hemos leído en los diarios de mayor circulación.
Comenzando con la propuesta LLA de ubicar en el centro de la política económica la libertad económica sin injerencia estatal, sorprende que no se mencione a la escuela Austriaca cuyas enseñanzas han sido declaradas como las inspiradoras más relevantes para el candidato a presidente Milei. A fines del siglo XIX esta escuela de teoría económica dominó desde la Universidad de Viena las corrientes del pensamiento europeo remplazando a los denominados economistas “clásicos”. Karl Menger es su fundador, desplazando a la tradición teórica de Adam Smith, Ricardo, Mill y Marx concentrados en la distribución de la riqueza entre clases, para pasar a preocuparse fundamentalmente en el crecimiento de la producción. Estudié economía a fines de los años 60 en la Universidad de Cuyo con el Profesor Francisco Navarro Vilches discípulo de quien fuera director el departamento, el profesor de nacionalidad francesa Carlos Becker, un estudioso de Menger y de las implicancias de sus teorías para nuestro país. Básicamente la escuela Austríaca asegura que los mercados actuando libremente, sin injerencia estatal, donde cada participante opera competitivamente, sin coacciones, genera un crecimiento sostenido con empleo pleno. Lo relevante de esta afirmación para la prédica libertaria de LLA es que esencialmente reconoce que toda persona posee las habilidades necesarias para ganarse la vida, para triunfar en la vida, para no ser un mendigo, para no depender de la ayuda de “la tribu”, del estado. NO SOMOS MENDIGOS, es el mensaje implícito de LLA a las ciudadanas y ciudadanos, especialmente a los más jóvenes que intentan insertarse en un sistema económico que hoy no les ofrece nada, ni trabajo, ni oportunidades para demostrar lo que valen, que solo promete “planes” para sobrevivir…..como mendigos. Quienes tratan de descifrar el éxito electoral de Milei en las Paso acá tienen una clave: es el único candidato a presidente que honestamente cree y valora las capacidades aún no reveladas de todas y todos los ciudadanos.
No nos ha sido posible leer en ningún periódico algún análisis serio sobre la escuela Austríaca, solo observamos críticas al corte de pelo de Milei, al modo gritón de sus discursos o a su excesivo amor por los perros. Lo mínimo a exigir intelectualmente de sus críticos sería que al menos lean algo de los austriacos Karl Menger, Bohm-Bawerk, Ludwing von Mises o Friedrish Hayek, y luego opinar.
La otra propuesta LLA sumamente criticada es la dolarización. Lo curioso es que no-especialistas en un tema exageradamente complejo conceptualmente tengan el caradurismo de animarse a dar opiniones. Se mencionan graciosamente los costos que implicaría adoptar como moneda el dólar en reemplazo del peso pero evitan sin justificación referirse a los beneficios, a los enormes beneficios de eliminar la posibilidad de los políticos de imprimir billetes. Tenemos un libro publicado por especialistas argentinos—“Dollarization”, Levy Yeyati y Sturzenegger, 2003—que analiza detenidamente los costos pero también los beneficios de adoptar este sistema monetario, aunque no hemos podido leer ningún comentario periodístico que lo considere. Insisto, la abundante crítica elegida es hablar del amor excesivo de Milei por sus perros. Peor aún es el comentario de que muy pocos países han dolarizado, con lo cual justifican hacer nosotros lo mismo, olvidando que la historia argentina en materia monetaria es única. Hemos abusado, tal vez como ningún otro país, de la degradación de nuestra moneda imprimiendo billetes para pagar las cuentas públicas descontroladamente y somos conscientes del daño económico que nos hemos auto infligido. Somos el curioso caso de un país rico que se volvió pobre sin guerras ni cataclismos naturales. O sea que somos en política monetaria históricamente diferentes, muy diferentes, y por consiguiente esa es la razón válida urgente para cambiar radicalmente nuestro régimen monetario, tal como lo propone LLA.