Cristina tiktokera; Milei, experto en proyectos de riesgo
La vice saliente le tira sus dardos envenenados en formato adolescente; el presidente electo se fogueó en la Corporación América
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La comparación puede sonar irreverente, pero lo es más que una expresidenta y actual vice (su mandato se extingue en menos de una semana) agite el fantasma de la “catástrofe social” desde un formato tan superficial y juguetón como TikTok, que desmerece la gravedad institucional de lo que denuncia. O no le importa nada, lo cual convierte a su comentario en frívolo y desaprensivo al mismo tiempo.
Viéndola avanzar en primera línea, con aire suficiente, en el Congreso, mientras deja atrás como involuntarias edecanes a Claudia Ledesma Abdala de Zamora y a Cecilia Moreau, evoca involuntariamente, en versión femenina, a Los Tres Chiflados, por lo desopilante y forzada que resulta la situación.
Al tomar la posta con aires y tono mandón, Cristina Kirchner encarna una suerte de versión criolla de Moe Howard, el malhumorado flequilludo que se cree el más esclarecido del legendario trío cómico, siempre dando órdenes con mala onda y que, si no le hacen caso, les retuerce las orejas o la nariz a sus compañeros, o les hace piquete de ojos. La titular de Diputados y la presidenta provisional del Senado, en este caso, podrían hacer las veces de Larry y Curly, calladas, sin letra, apenas siguiendo de cerca a la poderosa dama, entre desconcertadas y divertidas.
En realidad, CFK entabla un forzado diálogo con quien en el video se ve que sale a la carrera desde muy atrás, en cuarto lugar.
“¿Viste, Luchy, lo que dijo el presidente [se refiere a Javier Milei y no a Alberto Fernández, que aún lo es; su enésima manera de despreciar a su creación] de estanflación?”, le apunta la vice saliente a la que viene rezagada. Luchy es la pampeana María Luz Alonso, secretaria administrativa de la Cámara alta, diputada provincial electa y, por sobre todo, incondicional de Cristina Kirchner. Acaba de publicar un libro titulado Pensar La Pampa, que prologó su admirada jefa, quien la describe mezquinamente como “la que se sentó y se sienta a mi lado, desde hace ya cuatro años, en el estrado de la presidencia del Senado de la Nación Argentina”. Luchy es la “artista invitada” más frecuente en sus videítos. Su misión es darle el pie a Cristina, en este caso para que pueda referirse a una de sus “clases magistrales” en la que calificó como el “infierno más temido” a la “recesión con inflación”, que es a lo que se denomina estanflación. Es su manera de aludir a lo que Milei, con descarnada sinceridad, anunció que será inevitable transitar en los primeros meses de su severo plan de ajuste en ciernes.
¿Hizo antes Cristina Kirchner alguna autocrítica, aunque sea mínima, de cuáles fueron las causas de la peor derrota de la historia del peronismo, encima asestada por un dirigente que entró en la política formal hace apenas dos años y que hasta su vertiginosa performance electoral solo se destacaba como ruidoso panelista televisivo?
No, no la hizo, al menos públicamente. ¿Creerá en serio que no tiene nada que ver con lo que pasó? Campante, prefirió grabar otro TikTok con el mismo elenco, cuando iban camino a la Asamblea Legislativa en la que proclamaría, con cara larga, a Milei y a Victoria Villarruel como presidente y vicepresidenta electos. “Acá estamos las poderosas chicas del Poder Legislativo”, arrancó ocurrente CFK. Y otra vez de muy atrás surgió la vocecita de Luchy: “¿Escuchaste lo que dijo Avelluto?” (por el exministro de Cultura de Macri, arrepentido, según confesó, de haber consumido la “droga del antikirchnerismo rabioso”, aunque asegura que un día la dejó).
Si no quiere hacer autocrítica, al menos podría preguntarse por qué no logra nunca imponer un candidato presidencial de su riñón más militante. No lo fue Daniel Scioli, en 2015; ni Alberto Fernández, en 2019, y en 2023 su preferido, Wado de Pedro, duró solo 24 horas como candidato, reemplazado enseguida por Sergio Massa, tampoco muy cercano a sus afectos. Difícilmente mejore la performance electoral de su espacio si continúa solamente haciendo videítos cual si fuera una adolescente a punto de egresar del secundario libre de culpa y cargo.
Mientras tanto, desde el holding encabezado por Eduardo Eurnekian (Corporación América), donde el nuevo presidente trabajó quince años, destacan que antes de convertirse en una estrella televisiva Milei tenía bajo su responsabilidad el análisis de riesgo de inversiones a futuro de alto impacto y que era muy meticuloso y asertivo. Aunque su influencia se empezó a atenuar cuando las nuevas empresas del grupo armaron sus propios equipos. Eurnekian lo trata paternalmente y hasta comen juntos de vez en cuando. Por la cercanía del patriarca de ese conglomerado industrial con el Papa hubo un chisporroteo pasajero cuando Milei atacó a Francisco. El mote de “dictador”, que le endilgó el empresario, ya quedó en el recuerdo.