Cristina Kirchner 2023: ¿una realidad o una utopía?
La vicepresidenta de la Nación mantiene una imagen negativa del orden del 70%; sin embargo, es por lejos la figura con mayor potencial electoral dentro del Frente de Todos
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“Voy a hacer lo que tenga que hacer para que el pueblo recupere la alegría”, afirmó Cristina Kirchner el viernes último durante el acto de la Unión Obrera Metalúrgica realizado en Pilar, al tiempo que la multitud coreaba “Cristina Presidenta”. ¿Puede interpretarse esa declaración como la admisión de que está dispuesta a postularse una vez más para la Presidencia de la Nación? ¿Extraña los atributos presidenciales y aspira a algo más que a ser gran electora en el peronismo? En ese caso, ¿cuáles serían sus probabilidades de triunfo?
Hay un dato relevante en los estudios de opinión pública: si las elecciones presidenciales fuesen hoy, Cristina Kirchner no estaría en condiciones de ganar, al tiempo que su nivel de imagen positiva en la sociedad continúa siendo muy bajo.
Sin embargo, las encuestas también deparan otro dato que no es menor: no hay actualmente dentro del Frente de Todos otro potencial postulante presidencial que tenga mayor intención de voto que la vicepresidenta de la Nación.
Si tomamos la última encuesta nacional realizada por la consultora Opinaia, concluida el 29 de octubre entre 2000 personas entrevistadas en forma online, los potenciales candidatos presidenciales de Juntos por el Cambio sumarían el 30% de los votos (Patricia Bullrich, 9%; Mauricio Macri, 9%; Horacio Rodríguez Larreta, 5%; María Eugenia Vidal, 3%; Facundo Manes, 3%, y Gerardo Morales, 1%); los del Frente de Todos concentrarían el 24% y los libertarios encabezados por Javier Milei, el 23%. Finalmente, el peronismo no K alcanzaría el 5% (Juan Schiaretti, 3%, y Roberto Lavagna, 2%).
Pero si nos ceñimos al 24% de sufragios de la coalición oficialista, podemos observar que Cristina Kirchner es por lejos la más apoyada. Concentra el 13% de la intención de voto, seguida por Sergio Massa, con el 4%; por Alberto Fernández y Axel Kicillof, con el 3% cada uno, y por Máximo Kirchner, con el 1%. Es decir que prácticamente duplica en votos al actual presidente de la Nación y al ministro de Economía juntos.
Según la misma encuestadora, la imagen positiva de la expresidenta es del 28%, guarismo que la ubica en su nivel más bajo históricamente, sin que el intento de homicidio que sufrió el 1° de septiembre haya impactado favorablemente en la percepción social. Su imagen negativa, en cambio, llega al 70%.
Otro estudio, llevado a cabo por la consultora Pérez Aramburú y Asociados, concluido el 21 de octubre entre 1080 encuestados telefónicamente en todo el país, señala que el techo electoral de Cristina Kirchner rondaría el 30%, como producto de un 17% de personas que afirma que seguramente la votaría y otro 13% que consigna que podría llegar a votarla.
En este cuadro, también es Cristina Kirchner, dentro del Frente de Todos, la figura política con mayor potencial electoral. La siguen Sergio Massa, con el 29% (con el 6% que seguro lo votaría), y Alberto Fernández, con el 19% (del cual solo el 5% lo votaría con seguridad).
De acuerdo con la encuesta dirigida por Evangelina Pérez Aramburú, Cristina Kirchner tiene mayor intención de voto entre las mujeres. El 18,7% de las personas del sexo femenino consultadas afirma que seguramente la votaría, contra el 15,8% de los hombres. La mayor adhesión para la expresidenta se registra en el Gran Buenos Aires, entre los votantes de 30 a 49 años de edad y entre el segmento poblacional que solo tiene estudios primarios.
La conclusión es que, si se decidiera a dar el paso, Cristina Kirchner podría ser una vez más la candidata presidencial del Frente de Todos, pues hoy no tiene competidores internos y solo un giro de 180 grados en la situación económica del país que sea capitalizado por el ministro Massa podría poner en discusión su postulación.
Por otro lado, hay quienes creen que el hecho de encontrarse acorralada judicialmente, ante el avance de algunas causas por corrupción pública, podría estimular a la vicepresidenta de la Nación a lanzarse como candidata a la Casa Rosada, por cuanto en su particular concepción del poder, los votos que obtenga en el electorado son el mejor antídoto para frenar la eventual embestida de los jueces.
Y si su propósito no fuera, en rigor, ser la candidata presidencial de la coalición oficialista, es más que probable que no lo confiese. Néstor Kirchner les enseñó a no pocos dirigentes y funcionarios cercanos –Roberto Lavagna, entre ellos– que nunca se debe negar una candidatura, aun cuando no se esté pensando seriamente en ella. Esa lección será seguida al pie de la letra tanto por Cristina Kirchner como por Alberto Fernández. A la hoy vicepresidenta le sirve tanto para ordenar al oficialismo como para mantener influencia y reservarse el eventual rol de gran electora, si no es en definitiva la candidata. Al actual jefe del Estado le es útil para que se siga hablando de él como un hipotético postulante a ser reelegido, aun cuando se trate apenas de un simple mecanismo de defensa tendiente a no perder la escasa centralidad que todavía conserva.