Corralito: la Argentina y Grecia, vidas paralelas
Existe un paralelismo que se explica desde la economía: en ambos casos el déficit fiscal se disparó por el gasto y se financió con deuda
Parece curiosa la similitud entre las causas que llevaron al corralito en la Argentina en 2001 y ahora en Grecia. Sin embargo, basta con sobrevolar algunos datos básicos para advertir que existe un paralelismo entre ambos corralitos, que tiene poco de curioso y mucho de ciencia económica.
La convertibilidad, que sólo era una regla monetaria, tuvo el inconveniente de tener que convivir con un creciente déficit fiscal a partir de 1994, cuando Menem busca su reelección. El gasto público se dispara y el déficit fiscal que va surgiendo no podía financiarse con emisión monetaria porque estábamos en un régimen de convertibilidad. Por lo tanto, por cada peso en circulación tenía que haber un dólar de reserva. La "solución" consistió en cubrir la brecha fiscal con creciente endeudamiento. Se tomaba deuda en moneda extranjera y eso le permitía al BCRA aumentar sus reservas contra deuda y expandir pesos para dárselos al tesoro para que cubriera el déficit fiscal (cualquier similitud con la actualidad no es pura coincidencia). Claro que el aumento del stock de deuda potenciaba el aumento del gasto por los intereses a pagar. De manera que la dinámica de aumento del gasto era doble: una por los mayores gastos y otra por el creciente monto de intereses que devengaba esa creciente deuda pública.
En Grecia el gasto público creció del 31,7% del PBI en 1981, año de su ingreso a la UE, hasta llegar a un máximo del 54% del PBI y luego empezar a descender. Ese aumento del gasto no tuvo correlato en el aumento de los ingresos fiscales y el déficit fiscal siempre fue un dolor de cabeza.
Con Grecia ocurrió algo parecido. El gasto público creció del 31,7% del PBI en 1981, año de su ingreso a la UE, hasta llegar a un máximo del 54% del PBI y luego empezar a descender. Ese aumento del gasto no tuvo correlato en el aumento de los ingresos fiscales y el déficit fiscal siempre fue un dolor de cabeza.
La primera similitud con la Argentina es que el déficit fiscal se dispara por aumento del gasto. La segunda similitud es que ese déficit se financia con endeudamiento. No interesa cuál fue la causa del aumento del gasto, lo que interesa es que ese aumento se verificó y se financió con deuda pública que al crecer potenciaba el gasto por los mayores intereses a pagar.
La otra similitud es que antes de caer en default, la Argentina recibe varios apoyos internacionales como el blindaje y reestructuraciones de la deuda como el megacanje. Grecia recibió, al menos, tres planes de apoyo de la Unión Europea para enfrentar sus problemas de deuda y fiscales.
La primera similitud con la Argentina es que el déficit fiscal se dispara por aumento del gasto; la segunda, que ese déficit se financia con endeudamiento; otra es que antes de caer en default, recibió varios apoyos internacionales
La tercera similitud es que en la Argentina, por la convertibilidad, y Grecia por estar en el euro, no pueden emitir para financiar su déficit fiscal. Las opciones eran deuda o bajar el gasto.
Pero, la cuarta similitud es que la gente comenzó a percibir tanto en la Argentina como en Grecia que el problema de la deuda podía afectar sus ahorros y fueron a los bancos a retirar los depósitos. Acá y en Grecia se enfrentó ese retiro de depósitos con el corralito. ¿Por qué? En ambos casos por la misma razón. Como los bancos trabajan con descalce de plazos, reciben depósitos a corto plazo y prestan a largo plazo, si todos sus depositantes van al mismo tiempo a retirar sus depósitos el banco tiene problemas para hacer frente a los pagos en ventanilla.
Los bancos centrales fueron inventados, entre otras cosas, para ser prestamistas de última instancia, es decir, emitir moneda y prestarle a los bancos dinero emitido para hacer frente a los pagos en ventanilla cuando se producen las corridas bancarias. Pero en 2001 el BCRA no podía emitir dólares para prestarle a los bancos para que hicieran frente a los pagos en ventanilla y, al igual que la Argentina, Grecia no puede emitir euros para darle redescuentos a los bancos y así hacer frente a los pagos en ventanilla. La opción que tomaron ambos fue establecer el corralito. Y de eso no se sale indemne.
Otra similitud es que en 2001, cuando el interino presidente Adolfo Rodríguez Saa anunció la suspensión del pago de la deuda, el anuncio fue festejado por casi todos los legisladores con aplausos y exclamaciones de alegría, lo cual demostraba que detrás de ese falso nacionalismo había una profunda ignorancia que todavía hoy estamos pagando, entre otras cosas, por la mala praxis del gobierno kirchnerista al momento de reestructurar la deuda. En Grecia, el populista primer ministro quiere hacer algo parecido a lo que se hizo en la Argentina, pero con mayor envergadura, y sometiendo el tema a una consulta popular. Quizá sea más astuto porque cuando afecten a los ahorristas griegos, dirá que eso fue lo que votó la gente.
La "salida" que encontró Eduardo Duhalde en 2002 fue licuarle los ahorros a la gente pesificando los depósitos, saliendo brutalmente de la convertibilidad generando una llamarada inflacionaria y cambiaria. Lo que hizo Duhalde con esa devaluación fue: a) generar un fenomenal transferencia patrimonial a favor de quienes tenían deuda en dólares en detrimento de los que tenían ahorros en dólares y b) produjo un brutal cambio de precios relativos licuando, vía inflación, los salarios reales y las jubilaciones.
La "salida" que encontró Eduardo Duhalde en 2002 fue licuarle los ahorros a la gente pesificando los depósitos, saliendo brutalmente de la convertibilidad generando una llamarada inflacionaria y cambiaria.
De esa manera bajó el gasto público en términos reales, pero lejos estuvo de hacer una reforma estructural del sector público que permitiera bajar el gasto y hacerlo más eficiente. Se limitó a dejar un gasto ineficiente pero licuado por la inflación. Eso sí, a mediados de 2002 tuvo la suerte que se topó con un aumento del precio de la soja que lo ayudó a enfrentar mejor el incendio económico que había generado.
El interrogante que queda por develar es si Grecia hará un ajuste ordenado del gasto público o lo hará a lo Duhalde, saliendo del euro para volver a tener la maquinita de imprimir billetes y, de esa manera, dracmatizar depósitos y emitir para financiar el déficit fiscal. Otro interrogante es si, en caso de salir del euro, emitirán dracmas para hacer los pagos en ventanilla generando un agudo proceso inflacionario o pagarán parte de los depósitos con bonos como se hizo acá asumiendo el riesgo de acercarse peligrosamente a una hiperinflación.
En síntesis, los caminos hacia el corralito son similares. La irresponsabilidad de la dirigencia política, también parecidas. Pero la enseñanza más importante es que cuando un gobierno gasta más de lo que le ingresa termina haciendo algún desastre con la vida, el patrimonio y el ingreso de la población. El populismo es como una droga que mientras está haciendo efecto produce una sensación de felicidad. Ahora, cuando pasa el efecto de la droga, el dolor se siente y con intensidad. Por eso los irresponsables que generan esas crisis suelen inventar algún culpable para no hacerse cargo del desastre que hicieron.
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