Coronavirus. La escuela que surgirá de la cuarentena
En dos o tres días, el sistema educativo se enteró que abandonaría su formato tradicional y debería adaptarse a un esquema de trabajo por redes, en el medio de una pandemia que hizo que cada actor del sistema se quedara en sus casas.
Desde el Estado se predicó la continuidad pedagógica como consigna, y se definió que los docentes continuarán distribuyendo alimentos entre los alumnos.
Las escuelas empezaron a buscar los modos de garantizar la mencionada "continuidad pedagógica", los docentes tuvieron que inventar nuevas estrategias, utilizando unas nuevas plataformas, que en general, desconocían. El estrés ha sido enorme.
Algunas semanas después, directivos y docentes, empiezan a pensar con más distancia los términos de esta nueva escuela. ¿Qué elementos de aquella escuela tradicional debemos transformar? ¿Cómo es esa nueva escuela?
La primera reflexión debería ser la inversa: ¿qué componentes de aquella escuela tradicional no que queremos transformar?¿Esta escuela no recupera nada de la anterior?
Los resultados de los primeros días parecerían decir que no, que la nueva escuela no es la abolición de la vieja para. Tendrá muchos elementos de la anterior, que no queremos perder. Probablemente construye un campo de transformación, conservando muchas de las viejas prácticas.
El primer elemento que no queremos perder es el vínculo, el maestro es una clave, ese adulto que actúa como referencia, que guía, pauta, ordena, los proyectos de vida es un elemento básico. De hecho, la mayoría de los adultos nos acordamos de "aquella docente" que nos marcó, en términos de proyecto de vida. Esa relación es clave en la constitución de la escuela, las relaciones, el clima institucional, la hacen un lugar apto para aprender.
Lo segundo es el proceso de construcción de conocimiento en el aprendizaje de los alumnos. La clave no está en conocer bases de datos, sino en poder pensarlas y comprenderlas. Lo que la educación debe garantizar son esas ideas que permitan pensar la información para transformarla en conocimiento. Más allá de los datos, la escuela en mayor o menor medida, ayuda a pensarlos, nos ayuda a seguir aprendiendo en el futuro.
En tercer lugar, la escuela como ámbito de socialización, de convivencia con otros distintos, de aprendizaje de valores para estar juntos, para convivir en un espacio de trabajo juntos. Estas relaciones, ese aprender a vivir con otros, es clave en el crecimiento y la maduración de chicos y jóvenes.
Estas son probablemente, las tres claves de esa escuela que no queremos perder: el vínculo, el espacio de construcción de conocimiento, y los ámbitos de socialización.
Las tres claves de esa escuela que no queremos perder: el vínculo, el espacio de construcción de conocimiento, y los ámbitos de socialización
¿Qué es lo que hemos aprendido en este tiempo? En principio, el trabajo autónomo, la idea de buscar un orden para avanzar en el trabajo, un método para aprender, es un aprendizaje que estos modelos de mayor autonomía podrían darnos. El aula es un aporte importante, pero el trabajo solitario también lo es.
En segundo lugar, la investigación sobre nuevas fuentes una vez que hemos comprendido las bases son un aporte fundamental, aprendiendo a pensar el conocimiento, la información aparecer como un paso muy importante para conocer y aprender.
En tercer lugar, un nuevo modelo de interés y participación de los padres puede resultar un aporte fundamental. Los padres están en casa, y suelen estar más presentes en el trabajo de los chicos. Esta participación de los padres renueva el viejo modelo de apoyar o discutir cualquier cosa que haga la escuela, aquí aparecen realmente como actores y eso aporta mucho.
Esos tres elementos parecen nuevas adquisiciones, que los alumnos pueden tener un tiempo de trabajo autónomo, que se acostumbren a buscar nuevas fuentes de conocimiento, y que encontremos un mejor diálogo con los padres.
Las nuevas adquisiciones: que los alumnos pueden tener un tiempo de trabajo autónomo, que se acostumbren a buscar nuevas fuentes de conocimiento, y que encontremos un mejor diálogo con los padres
Probablemente, aquí aparezca un menú para la nueva escuela que buscamos, no podemos perder el afecto, los espacios de socialización y la construcción del conocimiento que hacen docentes y alumnos. Pero aparecen nuevos aspectos que podemos pensar para mejorar el modelo, debemos encontrar un mejor diálogo con los padres, buenos espacios de trabajo autónomo y más prácticas de investigación.
El desgaste de maestros, directores y padres ha sido muy alto en estos días, pero probablemente hagan un enorme aporte a los modos de construir el cambio, la escuela que tenemos que construir hacia el futuro.