COP26: el liderazgo de las ciudades en la agenda climática
El mundo mira esta semana a Glasgow, donde la conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) asoma como la última oportunidad para controlar el calentamiento global.
De la COP21, en 2015, surgió el ya histórico Acuerdo de París: 197 países se comprometieron a limitar el calentamiento a 1,5°C y a presentar y actualizar planes de acción cada lustro. El primer plazo venció el fatídico 2020 y la evidencia muestra que la meta aún no se logró. Además de ser el primer gran encuentro diplomático desde la irrupción del Covid-19, la COP 26 tiene una urgencia particular.
En este contexto, son esenciales las ciudades, que concentran más del 55% de la población mundial y producen el 70% de las emisiones de efecto invernadero. La expresión urbana del cambio climático son las inundaciones y olas de calor extremo: el récord de 36°C que registró Buenos Aires la semana última es un ejemplo que se repite en las grandes capitales.
Pero las ciudades también están liderando las soluciones. Un episodio lo revela de forma contundente. Cuando Donald Trump retiró a los Estados Unidos del Acuerdo de París, más de 350 ciudades norteamericanas ratificaron sus compromisos internacionales. Al asumir, Joe Biden destacó el rol de los alcaldes y el mismo John Kerry, enviado especial para el Cambio Climático, considera que la acción de las ciudades es crítica para detener el calentamiento global.
A nivel internacional, la voz de las ciudades se expresa a través de C40, red que preside el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y cuyo Comité Ejecutivo integra Horacio Rodríguez Larreta como vicepresidente para América Latina. En la COP 26, las megaciudades de esta red lograron metas más ambiciosas que la mayoría de los países y América Latina fue la región que más ciudades comprometió.
Así, mientras que buena parte de las naciones tiene como horizonte el 2050, los alcaldes líderes de C40 comprometieron a mil ciudades a fijar como meta inmediata reducir a la mitad las emisiones para 2030. La urgencia no es casual: las ciudades son hubs de diversidad, creatividad, talento, conectividad y negocios que producen más del 80% del PBI mundial. La pandemia las golpeó directamente y dejó en claro que la calidad de vida y la sustentabilidad son atributos clave para la competitividad de las ciudades.
Asimismo, en la COP26 las ciudades hicieron un llamado a los gobiernos nacionales, bancos centrales y organismos internacionales a aumentar el financiamiento climático a nivel local. En 2015, los países desarrollados se comprometieron a recaudar al menos US$ 100 billones para financiamiento climático, pero la OCDE estima que en 2018 se movilizaron US$ 78,9 billones. Este será un eje central de la Cumbre de Alcaldes de C40, que el año que viene reunirá en Buenos Aires a más de 30 alcaldes de ciudades globales. El foco estará puesto en garantizar un apoyo contundente para que las ciudades alcancen sus metas de reducción de emisiones y de generación de empleos verdes y sustentables.
Buenos Aires llega a la COP 26 con un fuerte reconocimiento internacional a su liderazgo en la agenda urbana global. En 2017, fuimos una de las primeras 25 ciudades del mundo en comprometernos a alcanzar la carbono neutralidad a 2050. En 2018, fundamos junto a París el Urban 20, que nuclea a las capitales de los países del G20 con el clima como prioridad. En 2020, publicamos nuestro Plan de Acción Climática, que presentaremos en esta conferencia, y somos la primera ciudad en integrar el enfoque del gobierno abierto con el cambio climático. La plataforma BA Cambio Climático (buenosaires.gob.ar/cambioclimatico) es la primera que visualiza los compromisos de una ciudad y presenta datos abiertos para monitorear su avance a 2030 y 2050. Además, fundamos la Alianza de Ciudades por el Clima, que reúne a 15 ciudades de todo el país, con las que intercambiamos buenas prácticas del cuidado del ambiente e impulsamos políticas climáticas.
La ventana para lograr las metas del acuerdo de París comienza a achicarse. Aunque estrecho, el camino es posible. La década de 2030 es crítica y Glasgow puede marcar un nuevo hito de cooperación global para garantizar el bienestar integral de miles de millones de personas que forjan en las ciudades un futuro de progreso.
Ssecretario general y de Relaciones Internacionales de la Ciudad