Cooperación urbana global, una respuesta a la pandemia
La crisis financiera de 2008 activó la cooperación entre países y el G20 sirvió de plataforma para la coordinación estratégica de una respuesta global a la pandemia económica. En contraste, la trayectoria del Covid-19 evidencia un deterioro de la cooperación geopolítica entre las principales potencias. Sin embargo, el plano de las relaciones internacionales "entre países" no capta fielmente dos fenómenos subyacentes que trascienden las declaraciones de Trump, Xi Jinping o Putin.
En primer lugar, la cooperación científica y académica en torno al estudio del Covid-19 y sus posibles tratamientos o de "la vacuna" alcanzó niveles sin precedentes. El ensayo clínico internacional "Solidaridad", de la OMS, y la apertura de la secuencia del genoma del coronavirus son ejemplos en esta línea. En Estados Unidos, distintas instituciones de investigación lanzaron CORD-19, un conjunto de datos de investigación abierta que reúne más de 59.000 artículos académicos sobre coronavirus. El dataset es de libre acceso para la comunidad internacional y busca aplicar técnicas de inteligencia artificial para encontrar una solución a la pandemia.
En segundo lugar, las ciudades enfrentan el destino de protagonismo involuntario en la pandemia con un nivel de intercambio que refuerza las estrategias locales. Las grandes ciudades y áreas metropolitanas de las principales urbes del mundo son las principales afectadas por la pandemia: es allí donde más rápido se producen los contagios y donde más se siente el impacto económico que producen las políticas de aislamiento. A la vez, son las que están liderando las políticas para aplanar la curva y adaptarse a la nueva normalidad.
Si bien la "diplomacia de ciudades" no es nueva, esta crisis evidencia cuán importantes son las instituciones y foros internacionales que nuclean a las principales ciudades del mundo para debatir respuestas coordinadas a desafíos globales.
En los últimos tres meses, alcaldes y funcionarios locales de todo el mundo comenzaron a compartir sin restricciones sus respuestas, aciertos y errores frente a la pandemia.
A comienzos de marzo, por ejemplo, Madrid envió a la ciudad de Buenos Aires toda su normativa para decretar el aislamiento y, semanas después, la ciudad abrió todos sus protocolos y normas de distanciamiento social a San Pablo, que estaba particularmente interesada en conocer las medidas dirigidas a personas con discapacidad. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, lideró una videoconferencia con sus pares de Bogotá, Lima, Madrid, Montevideo y Santiago de Chile para conocer sus perspectivas sobre la salida de la cuarentena y el impacto de largo plazo de la pandemia en la planificación urbana. Además, Rodríguez Larreta y el ministro de Salud, Fernán Quirós, compartieron un encuentro virtual con Christian Drosten, asesor médico en jefe de Ángela Merkel, del que también participaron los alcaldes de Londres (Sadiq Khan), Berlín (Michael Müller) y Madrid (José Luis Martínez-Almeida).
¿Por qué es tan fluido el intercambio? La pandemia activó un entramado de redes institucionales que en los últimos años se habían robustecido en torno a la agenda de cambio climático y otros temas para los cuales las ciudades necesitan fortalecer su interlocución con el sector privado y el nivel federal de gobierno. El C40, el Urban 20, la Red de Ciudades Resilientes o CGLU, por nombrar algunas de las instituciones más relevantes, proveen una plataforma de cooperación internacional que trasciende la geopolítica de los países y el signo ideológico de los gobiernos.
La colaboración también se replica entre ciudades argentinas. Tras conocer la experiencia de La Plata, la ciudad de Buenos Aires armó su propio programa de voluntariado para asistir a adultos mayores. Además, existe un intercambio permanente con las ciudades de Mendoza, Corrientes, San Salvador de Jujuy, Rawson, Salta, La Rioja, Paraná, Rosario, Resistencia y Catamarca. Por su parte, entre otras cuestiones, la ciudad compartió con ciudades de todo el país su estrategia para reorganizar el gobierno para trabajar en la pandemia, las medidas para fortalecer el sistema sanitario, y la iniciativa Cultura en Casa, que abre todos los contenidos culturales de la ciudad de Buenos Aires a todo el mundo.
La acción conjunta de ciudades a nivel internacional y regional anticipa un mundo donde cada vez más las urbes definan objetivos y metas comunes que incidirán en los resultados nacionales y regionales. Cuando en 2017 Donald Trump anunció que retiraría a los Estados Unidos del Acuerdo de París, Nueva York, Boston y Los Ángeles, entre otros, se ratificaron su compromiso con las metas. En la misma línea, a mediados de abril, las alcaldesas de Ámsterdam, Barcelona y París, y el alcalde de Milán publicaron un artículo conjunto para solicitar a la Unión Europea que les garantizara acceso directo a los fondos de la Comisión Europea para enfrentar la pandemia, entre otras cuestiones.
Desde hace años, las ciudades vienen acordando compromisos conjuntos en desafíos clave y de enorme impacto local. La pandemia testeó con éxito la fortaleza de ese intercambio y sin dudas muestra un futuro en el que la cooperación urbana global será clave para enfrentar cuestiones urgentes como el cambio climático, la planificación de ciudades a escala humana o la igualdad de género, entre otros desafíos.
Secretario General y de Relaciones Internacionales de la Ciudad