Control del coronavirus mediante la inteligencia artificial
¿Hasta qué punto pueden los gobiernos usar nuestros datos personales para luchar contra la pandemia del Covid-19?
Si el virus se transmitió en función exponencial, deduciremos que la inteligencia artificial puede ser un gran aliado para combatirla debido a su capacidad y velocidad para procesar datos.
Hagamos un ejercicio rápido sobre escenario actual.
Los humanos alojamos y transmitimos el coronavirus, con alta capacidad de contagio y en ocasiones mortal. Ante la ausencia de la vacuna, las medidas sanitarias al momento son, la atención a las personas afectadas y el aislamiento físico para evitar su viralización y la saturación de los sistemas de salud.
Ahora bien, imaginemos por un momento que cada teléfono móvil o dispositivo conectado a la Web pudiera suministrar información confiable a los gobiernos sobre el estado de salud de las personas. Por ejemplo, informar resultados sobre una autoevaluación referida a los síntomas, características o antecedentes médicos.
Demos un paso más. Imaginemos que las personas debieran suministrar la ubicación de sus domicilios del aislamiento. Del resto de ocupará el GPS, que podrá advertir toda movilidad que infrinja la cuarentena.
Finalmente imaginemos que todo esto sea obligatorio por ley. De vivirlo, George Orwell le hubiera agregado varios capítulos a su novela 1984.
Una experiencia cercana es España. Tomando la experiencia implementada en Corea del Sur (aplicación móvil gubernamental self-quarantine safety protection) que entre otras funciones se aprovecha del localizador GPS de los dispositivos para "alertar" todo movimiento de la persona fuera de su cuarentena, España se propone implementar su propio modelo.Hace pocos días su Ministerio de Salud encomendó el desarrollo de una aplicación informática que permita al usuario su autoevaluación en base a los síntomas médicos que comunique, y que permita la geolocalización al solo efecto de verificar que se encuentra en la zona que declara estar. También para que mediante la inteligencia artificial analice la movilidad de las personas –si bien anonimizada- durante el confinamiento.
Se debe decir que allí rige el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la protección del tratamiento de datos personales, que garantiza férreos criterios de privacidad.
¿Podría un algoritmo similar ser aplicado en la Argentina sin afectar derechos constitucionales?
Sí, pero con advertencias.
La Constitución nacional garantiza la protección de nuestros datos personales. La ley de habeas data establece que todo dato personal que revele información sobre la salud es de índole sensible. La ley busca evitar toda discriminación, y por lo tanto sólo puede ser recolectado y tratado cuando medien razones de interés general autorizadas por ley y siempre que no los asocie con sus titulares. Los datos pueden ser cedidos cuando sea necesario por razones de salud pública o de emergencia epidemiológica. En todo caso se debe preservar la identidad de los titulares de los datos mediante mecanismos de disociación adecuados. Finalmente, los datos colectados sobre la salud de las personas deberán ser destruidos una vez que hayan dejado de ser pertinentes para lo que fueron colectados.
En síntesis, la Argentina diferencia el uso de datos para una hipotética detección temprana de síntomas, del tratamiento desmedido de datos sensibles sobre la salud. Una cosa es el control temporal del aislamiento obligatorio mediante el auxilio de la IA y otra distinta es el Estado presente en nuestros dispositivos móviles y dentro nuestras casas las 24 horas del día.
¿Proteger la privacidad en el año 2020? Soy consciente que es un bien que no parece estar de última moda, pero no por eso es indefendible.
Estamos caminando sobre una delgada línea que divide una plausible solución informática para luchar contra una pandemia global, de la intromisión del Estado en la privacidad –y en la intimidad- de las ciudadanos. Habrá que ser muy riguroso en el diseño del sistema informático que busque implementarse.
Se afirma que luego de esta pandemia el mundo no volverá a ser el mismo, que viene una nueva estatalidad y que se rediseñarán algunas funciones del Estado.
En un Estado constitucional de derecho, ayer, hoy, y también cuando termine la pandemia, no todo vale o valdrá para solucionar los problemas sociales. Subrayemos siempre la vigencia de los derechos constitucionales.
Bienvenidos los aportes de la inteligencia artificial en el manejo de datos para el combate contra la pandemia, pero encendamos una luz amarilla de advertencia para responder a quienes en el futuro busquen tentarnos con el avance del Estado sobre nuestras libertades.
Catedrático de Derecho (Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires), abogado y Doctor en Derecho (Universidad Complutense de Madrid).