Reseña. La banda de los niños, de Roberto Saviano
Roberto Saviano tenía apenas 27 años cuando Gomorra lo lanzó en 2006 a una fama que pronto se mostró agridulce. El libro del periodista napolitano reveló a Italia y al mundo la real y gigantesca dimensión de la Camorra, uno de los tres fenómenos mafiosos italianos, con la N'dranghetta y Cosa Nostra o Mafia a secas.
Gracias al cine y a la literatura, el estrellato le corresponde a Cosa Nostra, que por esa razón fue la más investigada y combatida, pero Gomorra quitó el velo al enorme y mortal poder de la Camorra, que nació en Nápoles y creció bajo la falsa imagen del pariente desvalido y pobretón de la Mafia para extenderse a todo el mundo, incluida la Argentina, debido a su estructura dinámica calcada de las grandes empresas. Sus rubros: drogas, armas, extorsiones, vestidos de alta costura, construcción, disposición de residuos, sin contar los miles de asesinatos que cimentaron su ascenso.
Con más de diez millones de ejemplares vendidos en más de 50 países -dos millones en Italia en los primeros dos años-, el éxito de Gomorra se basó en la apabullante información de primera mano y la extraordinaria fuerza narrativa de Saviano, dos cualidades que no siempre van juntas en el periodismo de investigación. Y esta combinación fue su desgracia. El clan de los Casaleses, oriundo de Casal del Príncipe, pueblo donde se crió el autor, lo condenó a muerte. El Estado italiano le otorgó custodios permanentes y viviendas secretas, pero en esa supervivencia en las sombras Saviano perdió a su novia y a los amigos, sus padres se alejaron y, como él definió, su vida se detuvo. Años más tarde confesó: "No me arrepiento de lo que hice. Fue mi elección. Pero podría haber hecho todo lo que hice con más prudencia, con los mismos objetivos, y en su lugar aceleré, desafié, me sublevé."
En su soledad custodiada, que hoy continúa, Saviano publicó más libros, como Cerocerocero sobre el narcotráfico, que le valió acusaciones de plagio por citar trabajos de colegas sin mencionarlos ni entrecomillar las citas.
Si bien su nuevo libro, La banda de los niños, es una novela, le cabe lo apuntado para Gomorra: además de la velocidad que pocas veces cede y de las imágenes tangibles, está el conocimiento de primera mano del ambiente y los personajes, la mayoría ficticios aunque calcados de la realidad.
Saviano cuenta la historia de Nicolas (así, sin acento), un adolescente de Nápoles que no quiere repetir la historia del padre y la madre que trabajan sólo para sobrevivir. Anhela una vida intensa de aventuras y riqueza rápida aun a riesgo de morir joven, fantasma que no lo inquieta. Abundan en la ciudad ejemplos de camorristas que así empezaron y prosperaron.
Valor y criterio le sobran, igual que don de mando, y cuenta con un grupo fiel de amigos, sus "hermanos de sangre", todos casi niños como él. La historia puede extrapolarse de Nápoles a medio mundo y también a nuestro conurbano, a Rosario y otras ciudades: la locura por los iPhone, las zapatillas y remeras de marca, las motos, los choques con el muro de la pobreza en zonas donde el Estado es una caricatura peligrosa porque lo infiltraron las mafias.
La banda será la solución, una banda que le responda como su sombra para abrirse camino a fuerza de prepotencia, amenazas y también asesinatos en el barrio de Forcella, en el centro histórico de Nápoles. Nicolas conquista su propia zona donde vender droga, extorsionar y cobrar para convertirse en un jugador de peso del Sistema, como se le dice a la Camorra. "En el Sistema se comenzaba pronto. Y si no se moría pronto, todo colapsaba igualmente." En ese mundo crecieron Nicolas y sus secuaces y a ese mundo llevará él una concepción moderna del Sistema, una "Camorra 2.0", aunque basada en el eterno recurso: inspirar miedo con la violencia, pues "cada muerte tiene dos caras", una para el muerto y la otra para los vivos que deben interpretar la lección.
Esta novela de iniciación se titula en italiano La paranza dei bambini. "Paranza" significa "barca pesquera" y también los pequeños peces que se fríen rebozados en harina. Son el descarte de la pesca, afirma Saviano, y sólo tienen sabor en grupo. La paranza "nace rápido, rápido se pesca, rápido llega a los dientes". Como la banda.
LA BANDA DE LOS NIÑOS. Roberto Saviano, Anagrama. Trad: Juan Carlos Gentile Vitale. 384 págs., $ 475