Consecuencias de entrar en la “lista gris”
Días después de la asunción del nuevo gobierno, la Argentina recibirá la misión evaluadora del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional). La misión compuesta por países miembros, entre ellos EE.UU., China y Brasil, realizará una exhaustiva evaluación sobre el grado de cumplimiento técnico y la efectividad del país en lo concerniente a la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.
La primera visita del GAFI fue en 2000 y motivó la sanción de la ley “antilavado” Nº 25.246, que modificó entre otras cosas el Código Penal, incorporando el delito de encubrimiento de lavado de dinero. También creó la Unidad de Información Financiera (UIF) y determinó los distintos sujetos obligados a informar. En 2010 el GAFI volvió a realizar una nueva evaluación, en este caso, respecto del cumplimiento técnico relativo a las 49 recomendaciones internacionales del organismo vigentes en aquel momento. El resultado de esa evaluación arrojó que de las 49 recomendaciones, 20 “no estaban cumplidas”, 26 se encontraban “parcialmente cumplidas”, 1 “casi cumplida”, y solo a 2 se las consideró “totalmente cumplidas”. Con estos resultados, la Argentina pasó a integrar la “lista gris”, junto a Afganistán, Albania, Argelia, Angola, Namibia y Sudán, entre otros países.
Nuestro país fue considerado jurisdicción de alto riesgo en materia de lavado de dinero y, por lo tanto, el sistema financiero internacional, y los países miembros del GAFI, se vieron obligados a intensificar los controles y el monitoreo de todas las operaciones que involucraban a la Argentina. Eso ocasionó: aumento de los costos de todas las transacciones financieras del país; cierre de cuentas de personas y empresas argentinas en el exterior; cierre de cuentas de corresponsalía de bancos y Alycs argentinas en el exterior; disminución de oportunidades comerciales para empresas locales e internacionales; aumento de costos financieros en comercio exterior; pérdida de inversiones directas e indirectas; dificultad en el acceso al mercado de deuda internacional, tanto para el país, como para empresas locales, etc. Desde entonces, y durante cuatro años, la Argentina estuvo sometida a un proceso de “seguimiento intensificado”, hasta 2014.
A partir de 2016, con el país integrado nuevamente al mundo, la Argentina ocupó la presidencia del GAFI en 2017/18 y la presidencia del Grupo Egmont en 2019 (grupo internacional integrado por las unidades de información financiera de los distintos países cuya principal misión es el intercambio de información financiera). Resulta paradójico que la Argentina haya podido, luego de haber integrado la “lista gris” junto a los países más riesgosos del mundo, pasar a presidir dicho organismo pocos años después. Ironías que solo se le permiten a nuestro país.
La evaluación actual del organismo se encuentra enfocada en dos importantes temas: el cumplimiento técnico del país, que consiste en identificar el grado de correlación entre la normativa local con los estándares y las recomendaciones internacionales, y la efectividad del sistema, que atiende al funcionamiento de las distintas estructuras institucionales del país y el grado de cumplimiento de los distintos objetivos planteados. En marzo de 2024 concluirá el proceso de evaluación, y en octubre de ese mismo año se emitirá el resultado final.
Al momento de escribir este artículo, el país está virtualmente en incumplimiento técnico, ya que no ha incorporado legalmente ninguna de las recomendaciones internacionales del organismo. Tampoco muestra un grado aceptable en la efectividad del sistema, ya que existe, entre otras cosas, escasa cantidad de sentencias condenatorias por lavado, alta vulnerabilidad en los controles fronterizos, un constante aumento de la corrupción y fallas en la persecución penal de los mismos, y una gran debilidad institucional. Con ello, es probable que la Argentina no apruebe la evaluación y volvamos a sufrir las consecuencias mencionadas, deteriorando aún más la situación económica, financiera y comercial del país, dentro de un contexto internacional complejo.
Exvicepresidente del Banco de la Nación Argentina y exdirector ante la UIF