Confesión de parte
Con el grave ataque a la democracia sufrido por Brasil, muchos recordamos que tanto Jair Bolsonaro como Donald Trump y Cristina Kirchner no quisieron transmitir los atributos del mando a sus respectivos sucesores y que, en los tres casos, a posteriori, llevaron a las instituciones de sus respectivos países a la máxima tensión.
Los militantes de memoria frágil e interesada pretendieron volver a justificar que la actual vice no lo hizo porque una cautelar puso fin a su segundo gobierno en la medianoche del 9 de diciembre de 2015.
La viuda de Kirchner había querido hacerlo en el Congreso con el argumento que Eduardo Duhalde y su esposo habían recibido los atributos del mando allí, en tanto que Mauricio Macri deseaba que sucediera en la Casa Rosada, como pasó con el resto de los presidentes.
Deben estudiar los militantes aunque más no sea la página 24 de Sinceramente, el exitoso libro de su jefa. Allí ella misma confiesa que se iba a saltear la tradición de todas maneras. Cita textual: “Ya había imaginado como hacerlo: me sacaba la banda, y junto con el bastón, los depositaba suavemente sobre el estrado de la presidencia de la Asamblea [Legislativa], lo saludaba y me retiraba”. Fin del debate.