Con color y movimiento, artistas argentinos brillan en París
Obras de Julio le Parc, Gyula Kosice, Rogelio Polesello y Antonio Asis se exhiben junto con las de otros latinoamericanos en la galería Mitterrand
PARIS.- A metros del museo de arte judío, en una calle del Marais en donde el arte y los bares se mezclan con locales chinos que venden bisutería al por mayor, la galería Mitterrand expone hasta el 19 de noviembre a 13 artistas cinéticos latinoamericanos cuyas obras permiten captar los orígenes del movimiento en las artes plásticas.
Para entenderlo hay que retrotraerse a los años 50. Lucio Fontana, que fue profesor de dibujo de Rogelio Polesello, rompe el espacio con sus tajos mientras que Carmelo Arden-Quin y Gyula Kosice, fundadores del movimiento Madí, atraviesan los límites del cuadro. Julio Le Parc, Francisco Sobrino y Horacio García Rossi crean el GRAV (Grupo de Investigación de Arte Visual), a los que se sumarán luego Hugo Demarco, Luis Tomasello y Carlos Cruz-Diez. Victor Vasarely, que publica su manifiesto en el que anuncia la noción de la plástica cinética, expone en Buenos Aires y teje vínculos con artistas argentinos.
Es en ese escenario dinámico de búsqueda y de encuentro que se fue gestando lo que sería conocido como "arte cinético", término utilizado recién luego de una exposición en Zúrich en 1960 y de manera más global en 1965 con la exposición de Op Art (Optical Art) en el MoMA en Nueva York. La exposición revela también un movimiento geográfico: las idas y venidas de un continente al otro aumentan el ritmo de las actividades creativas.
La muestra Movimientos, una idea del artista y curador argentino Gustavo Urruty, exhibe esa "permutación al infinito" que concebían estos artistas precursores, hoy convertidos en referentes, de quienes se inspiran los más contemporáneos. "Son todos artistas históricos que en alguna época fueron muy importantes. Luego, en algunos casos, quedaron olvidados por el público mainstream. Pero marcaron un esteticismo tan fuerte que inspiraron a todos los sectores de la sociedad. En cada uno hay un proceso muy lógico. No siguieron la moda: siguieron su criterio y por eso el tiempo los reconoce", analiza Urruty, radicado en París.
Julio Le Parc
Una esfera amarilla cuelga en la primera sala de la galería, a la que se llega al ingresar a este petit hotel desde la calle. Después de la azul que quedó en el CCK y de la roja que expuso en el Palais de Tokyo en 2013, este nuevo color es una creación producida especialmente para la exposición. La obra emblemática de Le Parc (1928), colgantes de acrílico de distintas formas y colores que cambian con la luz y el movimiento, es la única creada para la ocasión.
“Yo soñaba con tener esta obra porque en el espacio de esta galería funciona muy bien. Le Parc no es una moda. Es una referencia”, comenta Urruty. Pese al color que se percibe, su título la describe como “naranja fluo”. El mendocino radicado en París desde los años 60 también cierra la exposición con su caja de luces, uno de sus más antiguos chef d´oeuvres.
Antonio Asis
Arte puramente óptico, los dibujos de este pintor argentino (1932) radicado en París desde 1956 revelan figuras hechas a mano que hoy típicamente se realizan en computadora. Ya sea en los círculos o en los cuadrados rítmicos de 1962, que hacen pensar a los posteriores pixeles que se verán con el avance de la tecnología y la televisión, hay una búsqueda plástica retiniana en donde la geometría es muy importante. “Se ven pequeñas imperfecciones, como la punta del compás, pero es perfecto”, añade el curador.
Pared Madí
Figura mayor de la abstracción geométrica, el poeta y plástico Carmelo Arden Quin (1913-2010) cofunda, en 1946, el grupo Madí con un joven Gyula Kosice (1924-2016). Juntos defienden la dinámica del invento puro, la noción de casualidad, las nuevas formas móviles y lúdicas que modifican la relación de la obra con la pared y generan una comunicación directa con el contexto y el espectador.
“Arden Quin era un intelectual. Kosice, un joven brillante. Expusieron juntos desde que se fundó el movimiento pero se pelearon y nunca volvieron a exhibir juntos”, relata Urruty. Hasta ahora: por primera vez, después de muchos años, una pared en Paris los reúne. Kosice será de los primeros en usar el neón en sus obras.
Rogelio Polesello
Es poco habitual ver al recordado Polesello (1939-2014) es una galería parisina, y por ello vale la pena destacarlo. Que uno de sus Óvalos de 1969, esas puertas de acrílico esculpido, esté incluido en esta selección revela hasta dónde llega el interés por el arte cinético que aquí revive desde 2013.
Inspirado por el padre del arte óptico europeo Victor Vasarely, Polesello es considerado como uno de los grandes maestros de la versión latinoamericana de esa corriente. En la galería parisina, su obra comparte la sala con otras de Jesús Rafael Soto, como Vibración y Cruz Cobalto, que marean cuando se las mira. “Obras perturbadoras, es lo que buscaban los cinéticos”, sintetiza el curador.
Hugo Demarco
Poco conocido en Francia, Demarco (1932-1995) trabaja con la luz y con materiales que permiten otro acercamiento al color. El ejemplo con una caja negra con bolas de colores en movimiento nervioso y constante, o esas obras cuadriculadas que forman una figura por el uso de diferentes tonos de un mismo color y que engañan al ojo del espectador. Movimiento y color, dos bases del arte cinético.