Cómo saltó la deuda pública con cada gobierno
El Estado, que somos todos, para cumplir con sus funciones -demarcadas en nuestra carta magna y leyes especiales- elije periódicamente, a través de la voluntad del pueblo, a sus representantes en forma temporal. Y para poder hacer frente a sus obligaciones necesita financiarse, sistemas de financiación que también están demarcadas por la Constitución y legislación vigente.
Para cubrir los montos de sus erogaciones, que pueden ser inversiones o simplemente gastos, recurre a tres fuentes de ingresos.
- A través de la recaudación impositiva, que el Estado tiene la potestad para recaudar sobre las actividades económicas y sobre el capital de los particulares, sean personas físicas, empresas o sociedades de todos tipos. El efecto de estas imposiciones se mide por medio de la “presión fiscal”, que es la relación de la recaudación fiscal, con respecto al Producto Interno Bruto (PBI). Es importante decir que esta presión fiscal en nuestro país es una de las más altas del mundo.
- Por medio del endeudamiento interno, es decir generalmente en moneda local y con los residentes en el país, y también por la toma de créditos de origen externo, en divisas extranjeras.
- Y la tercera fuente de ingresos del Estado, viene dada a través de la emisión monetaria. Esta emisión puede venir respaldada por mayor producción o ingresos de divisas por exportaciones, como sucedió en el período donde imperó por ley la “convertibilidad”, o sin respaldo alguno como sucede en nuestros tiempos. Cuando la emisión de dinero por parte del Estado se produce sin respaldo real, a corto o más bien mediano plazo, se produce el fenómeno inflacionario, que también se transforma en una fuente de ingresos para el Estado, como si fuera otro tipo de imposición.
Dijimos al inicio, que el Estado puede invertir o gastar. Estos dos conceptos son diametralmente distintos, tanto en el Estado como entre los particulares, y la diferencia está dada porque con la inversión se produce una renta o ingreso, que puede amortizar en el tiempo, el monto invertido, los intereses y quizás una legítima ganancia. En cambio, el gasto muere allí mismo, sin dar posibilidad de crear riqueza y menos de auto cancelarse.
Todo esto viene a propósito para dilucidar lo que ha venido sucediendo a lo largo de los diferentes gobiernos, desde el comienzo de la era democrática.
Vamos a comparar el grado de endeudamiento, o deuda pública, que engloba la deuda externa, tomadas con instituciones y organismos internacionales, más la deuda interna colocada con los individuos y/o empresas locales en pesos o moneda extranjera. Es decir endeudamiento total, y para poder compararlos se los ha expresado, a los montos en moneda legal argentina, en dólares norteamericanos, a las cotizaciones de cada momento a estudiar.
Partimos del mandato liderado por Raúl Alfonsín, en el período que va desde el 10 de diciembre de 1983, al 8 de julio de 1989 (5 años y 7 meses), habiendo recibido una deuda pública total de US$41.054 millones, y finalizado con US$64.377 millones, es decir con un incremento de 56,8%.
Seguimos con el período de Carlos Menen -del 8 de julio de 1989 al 10 de diciembre de 1999 (10 años y 5 meses)-, habiendo heredado una deuda pública total de US$64.377 millones y dejado al final de su mandato US$121.877 millones, lo que marca un incremento de 89,3%.
Pasamos ahora al período de Fernando de la Rúa, desde el 10 de diciembre de 1999 al 20 de diciembre de 2001 (2 años y 10 días), recibió una deuda pública total de US$121.877 millones y terminó con un total de US$144.453 millones, que representa una suba de 18,5%. El período de Eduardo Duhalde -2 de enero de 2002 al 25 de mayo de 2003 (1 año y 4 meses)-, dejó el Gobierno con una deuda pública total US$145.504 millones, lo que representa un aumento de 0,7%.
En el Gobierno de Néstor Kirchner -del 25 de mayo de 2003 y el 10 de diciembre de 2007 (4 años y 6 meses)-, concluyó su mandato con una deuda de US$144.729 millones, una baja de 0,5%. En los mandatos de Cristina Fernández, que van del 10 de diciembre de 2007 al 9 de diciembre de 2015 (8 años), arranca con una deuda total pública de US$144.729 millones y terminó con US$222.703 millones, es decir la deuda se incrementó 53,9%.
Durante la gestión de Mauricio Macri, del 10 de diciembre de 2015 al 10 de diciembre de 2019 (4 años), la deuda total se incrementó 44%, a US$320.629 millones. Y finalmente, el actual Gobierno de Alberto Fernández, en 2 años elevó la deuda a US$341.050 millones, es decir que ha subido 6,4%.
Como conclusión y extraído de estos guarismos oficiales, podemos decir que en el período Néstor Kirchner-Cristina Fernández-Alberto Fernández -14 años y 6 meses-, la deuda pública total del país se elevó en 59,8%, mientras que en los 4 años de Macri, esa deuda saltó un 44,0%.
Un Gobierno ideal, debería gastar e invertir solo la cantidad que le dan las posibilidades de ingresos. Esto es “equilibrio fiscal”. El Gobierno debería ir cambiando asistencia social por empleos genuinos, no cargos públicos, y para ello es necesario el apoyo y el respeto a la actividad privada, a la inversión, únicos elementos creadores de empleos y de riqueza, aquí y en cualquier lugar del mundo.
La emisión monetaria solo se justifica cuando es respaldada por un ingreso de otros activos, como por ejemplo divisas o mayor producción, caso contrario produce inflación, causante casi exclusiva de la pobreza y el estancamiento. Hay muchos gastos superfluos que se podrían controlar, incluso la corrupción, sin que estos ajustes afecten a la delicada situación social, con lo que se evitaría recurrir al financiamiento, a incrementar la presión fiscal o a la emisión, tres flagelos que tanto daño hacen.
Licenciado en Ciencias Económicas . ExProfesor Adjunto de la FCE. de la Universidad Nacional de Córdoba