Cómo pasar de la pobreza a la riqueza
Hay un camino para pasar de la pobreza a la riqueza, seguido por casi todos los países que lo lograron dentro del paradigma mundial actual. Si la Argentina quiere lograrlo, debe seguir ese camino, que cumple las siguientes condiciones. La primera es tomar la decisión de que salir de la pobreza sea la prioridad del país y que todo lo demás (optimizándolo en la medida de lo posible) sea subsidiario.
La segunda consiste en elegir una sola actividad generadora de riqueza “concreta”, de magnitud tal que saque de la pobreza a la gran mayoría de la población en un plazo razonable. La tercera condición es adaptar el país a esa actividad, concentrando la gran mayoría de sus recursos en ella a fin de poder ser competitivos mundialmente. No solo los recursos económicos, sino también de los políticos, culturales, ideológicos, etc., los cuales deben estar alineados.
Japón y los tigres asiáticos lo lograron con tecnología accesible exportable. Malasia, con la palma aceitera. China, con la exportación industrial masiva de bajísimo costo. Singapur, con el trading financiero. Israel primero con tecnología agrícola y luego con los start-ups. Irlanda convirtiéndose en un hub tecnológico para Europa. Los Emiratos Árabes Unidos, preventivamente, por si el petróleo pierde mucho valor, con el turismo de lujo. Un par de países latinoamericanos no llegaron a ser ricos, pero mejoraron enormemente su economía, como Chile, con la producción alimentaria de calidad (aparte de sus tradicionales exportaciones mineras) y Costa Rica con el turismo ecológico y dispositivos médicos.
Ningún país salió de la pobreza modificando solo sus variables institucionales, macroeconómicas, sociales y/o culturales. Estas modificaciones son necesarias, pero no suficientes. La gran mayoría de nuestras discusiones públicas se concentran solo en cambiar este tipo de variables, pero no aparecen proyectos estratégicos concretos que realmente nos enriquezcan a partir de agregarle valor al mundo. En los países que lo lograron, muchas de estas variables fueron ampliamente modificadas para generar riqueza. No hay excusas históricas para no hacerlo, ya que casi todos estos países partieron de culturas enormemente alejadas y hasta contradictorias con el pensamiento moderno que los enriqueció, partiendo incluso de niveles de muchísima mayor pobreza y desigualdad que nuestro país.
China pasó de una economía comunista a una capitalista; Israel, de una cultura pionera socialista a una emprendedora individualista; los tigres asiáticos partieron de culturas autoritarias tradicionales pasando a ser democracias modernas enormemente productivas; los EAU y Qatar dejaron de lado aspectos culturales muy fuertes.
No sirven nuestros marcos ideológicos y culturales históricos para salir de la pobreza; hay que considerar que ahora se están sumando nuevos desafíos inimaginables. En muchas partes se están logrando carnes artificiales en condiciones de reemplazar en calidad y sabor las naturales. Si esos proyectos tienen éxito a nivel mundial, la producción de maíz y soja (que se cultivan ante todo para alimentar animales) y de la carne misma van a ver caer su valor enormemente, lo que provocará una crisis terrible en todo el mundo agropecuario. ¿Qué vamos a exportar entonces?
La Argentina se enfocó hace unos 150 años en la actividad agropecuaria, y tuvo sus logros, pero el valor relativo de esta producción hace muchísimo tiempo que ya no alcanza para sacarnos de la pobreza. En algún momento se intentó producir la mayoría de las cosas que consumimos, pero ese modelo dejó de funcionar hace ya demasiado tiempo, especialmente para un país con un mercado interno tan chico a nivel mundial. Me juego por el conocimiento (educación, tecnología y ciencia) en áreas en que podamos ser competitivos en el mundo, lo cual se lograría con un foco altísimo en la educación inclusiva y de calidad. Porque el desarrollo está en la mente, y si en el futuro cambian las condiciones mundiales para el desarrollo, solo con mentes desarrolladas podremos adaptarnos a los cambios que ese futuro nos traiga. Es el único camino. Si no, no nos quejemos de la pobreza.