¡Cómo nos cuidan!
Se prohíbe pagar en cuotas viajes al exterior. (Del Banco Central.)
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Bastó con que Angela Merkel hablara de imponer más restricciones frente al preocupante recrudecimiento de la cantidad de infectados por Covid en Alemania para que argentinos de poca fe empezaran a tuitear que, en marzo, Alberto nos encierra nuevamente a todos. Gente mal pensada. Increíble lo que escribían: que va a ser la forma que elegirá el Gobierno para tapar que no encuentra la salida económica, que con menos gente en la calle se va a ufanar de que baja el delito, que esta vez no habría sesiones por Zoom en el Senado para evitar que Cristina compruebe cada semana que perdió el quorum y que no quedará otra que rebelarse y salir a la calle. Más pesimismo no se consigue.
Como dice Capitanich, cuánto mal hacen los medios transmitiendo verdades. Terminan convenciendo a la gente de que todo está mal. La ponen nerviosa, opinó Cristina. Tienen razón. Estamos tan bien que buscamos excusas para deprimirnos. Miramos para arriba y, en vez de imaginar a Néstor en el Arsat, nos dominan los fantasmas: fabulaciones subsidiarias de nuestra negatividad.
Después de todo lo que nos cuidan, nos comportamos tan mal. Sin ir más lejos, la semana pasada el Gobierno prohibió que bancos y tarjetas de crédito nos permitan pagar en cuotas viajes al exterior. Hay que ser obtuso para no darse cuenta de que es para nuestro bien: no viajamos, no nos contagiamos y no contraemos deudas. Ahí anduvieron diciendo que era porque el Banco Central tiene menos reservas que heladera de pobre. Pero, ¡por Dios! Lo mismo pasa con la ley de alquileres: la van a derogar porque el Gobierno ahora dice que es un fracaso. ¿Vieron? Les están dando la razón a los miles de inquilinos y propietarios que casi se van a las manos.
Se quejan porque la Anses no apeló para que le dieran de baja a una de las dos jubilaciones que percibe Cristina por 2,5 millones de pesos. ¿No se dan cuenta de que ese es el paso previo para que cobren los juicios todos los jubilados que reclaman reajustes desde hace décadas?
Salen a cacerolear porque a Cristina ya la sobreseyeron en tres causas este año sin siquiera ir a juicio oral. No hay que protestar. Hay que aprender de esas lecciones. A partir de ahora, cada vez que nos hagan una multa de tránsito, vamos, insultamos a los jueces de faltas de arriba abajo, les apuntamos con el dedo y nos condonan todo. ¿Que una multa de tránsito no es lo mismo que lavar activos o ser el jefe de una asociación ilícita? Es cuestión de tiempo. En cualquier momento se modifican las penas y a los corruptos les sacan el registro, les pegan un chas chas en la cola, los mandan a dar un besito a las arcas públicas, pedirles perdón y sanseacabó. Todo eso sin tener que devolver lo robado porque el Estado no es rencoroso ni memorioso.
Como si todo eso fuera poco, también patalean porque no se sabe si las terapias intensivas seguirán listas para una nueva emergencia, porque ya nadie parece acordarse de los 116.505 (hasta ayer) muertos por Covid, porque no les pasa nada a los funcionarios que se colaron en la fila de las vacunas o porque se las estamos regalando a otros países cuando acá falta proteger a tanta gente, mientras cuestionan que Alberto y Fabiola estén pensando en hacer donaciones a cambio del cierre de la causa judicial por el escándalo de la fiesta en Olivos.
La culpa es de la Merkel, que la tiene difícil. Acá nos quejamos de llenos.