Votar por la educación
Debemos colocar a la educación como prioridad y constituirla en política de Estado. Así lo establece la ley y el incumplimiento de esta disposición ha sido el origen de la mayor deuda que registra la democracia argentina con su pueblo: la pobreza y la ignorancia. Uno de cada dos alumnos en nuestro país está por debajo de la línea de pobreza (informes del Observatorio de la UCA y de Unicef 2018) y el 90% de los jóvenes, que aun en esta situación han podido alcanzar el último año del secundario, no pueden resolver un ejercicio simple de matemática y más del 60% de ellos no comprende lo que lee.
Si a esto le sumamos que pese a diferentes esfuerzos en la Argentina se incumple con la inversión legal mínima educativa (6% PBI), con los mínimos de jornada extendida, con la obligatoriedad del secundario (solo lo termina el 50%) y, entre otras, con la obligación básica de los 180 días mínimos de clase, es innegable que estamos frente a una situación grave.
La mejora en los resultados de primaria de la prueba Aprender 2018 en Lengua es una esperanza alentadora, pero no es un dato que modifique aún la gravedad aludida. Para saldar esta deuda educativa se requiere un cambio copernicano de la sociedad que reclame por la educación como prioridad política. Pensemos que en más de la mitad de las provincias no comenzaron las clases en tiempo y forma, y un reciente trabajo internacional de la OCDE informa que los salarios de los docentes argentinos están entre los más bajos del mundo. Ambas noticias muestran que la educación no es hoy prioridad.
Llegó la hora de que la sociedad aproveche una oportunidad poderosa: defender el derecho de aprender previsto en nuestra Constitución con el voto. El objetivo que hay detrás de toda elección es designar a quienes creemos más aptos para lograr un futuro mejor. La pregunta es cuál es ese futuro mejor. Algunos sostienen que para alcanzarlo la mejora en la economía y el trabajo será la clave. Otros piensan que los ejes debieran ser la seguridad, la lucha contra la corrupción y la pobreza, la justicia y/o la paz social. Detrás de todos estos ejes aparece la educación como motor fundamental del capital humano necesario para el futuro aludido. "Todo es educación", decía Sarmiento.
Lo que debemos exigir a los candidatos es una propuesta educativa seria e integral con todos los datos suficientes que demuestren que la educación en su gestión será prioridad. En 2015 lanzamos desde Educar 2050 la campaña #YoVotoEducación, que tuvo mucho apoyo en las redes y concluyó con un debate en la Universidad de Buenos Aires entre tres de los candidatos a ministros de Educación. Este año volveremos con la campaña. Votar Educación significa exigir seriedad para alcanzar calidad y justicia educativa. Veremos fotos de políticos con escuelas detrás y niños en sus brazos. Eso no es suficiente. Necesitamos que nos expliquen su programa en detalle y las medidas que tomarán para revertir la crisis, con qué presupuesto, en cuánto tiempo y con quién.
Los griegos llamaron idiotes a la persona aislada, la que no se comprometía con los problemas de su polis. Pues que no haya más "idiotez" educativa en la Argentina.
Presidente de Educar 2050 y secretario general de Reduca