¿Scioli, diputado o embajador? Un episodio que afecta la credibilidad
El reciente episodio político parlamentario que involucra a las más altas autoridades del país y al embajador designado en Brasil afecta la credibilidad institucional de la Argentina en un momento en que el país requiere de alta política para construir confianza internacional. El hecho por sus consecuencias se puede calificar tanto desde lo ético como también desde lo diplomático y lo jurídico. Pero desde el punto de vista político, afecta a la imagen de la Argentina que dan las malas prácticas de la política interna.
Una materia tan sensible como lo es la relación del Poder Ejecutivo con el Poder Judicial se pone al descubierto a través de un representante destinado nada menos que en Brasil, primer socio comercial de la Argentina. No es común que un hecho de este tipo suceda aquí ni en otros países; como tampoco lo es que alguien se preste a una situación semejante. Son los despropósitos de la política interna que afectan a la política exterior.
Es difícil imaginar un embajador en Brasil, una vez que fue aprobado por el Parlamento (sabatina), viajando todas las semanas a Buenos Aires por su trabajo de embajador, por la emergencia económica, y luego verlo sentarse en su banca de diputado para aprobar una ley referente a una reforma judicial controvertida .
En el acto formal de la aprobación parlamentaria de un embajador es donde se perfecciona la propuesta del Poder Ejecutivo, pues no se trata de una representación partidaria o gubernamental o parlamentaria: es una representación de la Nación, tal como lo establecen la Constitución Nacional y la ley de servicio exterior.
Argumentar que aún no hay decreto del Poder Ejecutivo no hace al fondo de la cuestión. En la práctica, el decreto habilita los trámites administrativos para el traslado del embajador, y dispone de los recursos logísticos para el cumplimiento de su misión. De hecho, la ley establece que si es rechazado (es decir, que no hay acuerdo) un embajador permanece en el rango que hasta la fecha ostenta.
Este episodio nos permite reflexionar sobre la política interna y la política externa de nuestro país. Cuando resolvemos decisiones de política exterior en clave de política interior, podemos cometer dos errores: uno hacia adentro y otro hacia afuera. Lo mismo ocurre a la inversa.
Lo mejor es enemigo de lo bueno. Conclusión: solo el tiempo nos hará mejores.
Exembajador en la OEA, España, Brasil. Director del Cepei