"Que se callen la boca"
"Si creen que sus salarios son amplios, que se callen la boca."
(De Hugo Moyano, a la cúpula de la CGT, por no pedir al nuevo gobierno un bono de fin de año.)
Hace pocos días, un hombre usó su cuenta de Twitter para dar a conocer la lista de pedidos que su hija de 10 años le hizo a Papá Noel. "Traeme un IPhone 11, unos auriculares AirPods y una MacBook Air, sandalias Gucci, una cartera Chanel, maquillaje, ropa, perfume, un conejo de verdad y 4000 dólares". En total, la nena, que vive en los Estados Unidos, le pidió 27 regalos al viejo Santa. "Mi hija debe estar loca", opinó el papá de la criatura, que conoce las finanzas de Papá Noel como si fueran las suyas.
Dicen que este año, el viejito pascuero, como lo llaman en Chile, va a salir desde el Polo Sur entregando los regalos. Y que, con las necesidades que tenemos acá en el fin del mundo, es probable que cuando cruce la línea del ecuador ya no le quede nada para repartir.
O sea, ni cartera Chanel ni sandalias Gucci. Primero, les tiene que dar una mano a Piñera, a Bolsonaro, a Iván Duque y a Jeanine Áñez. Y, muy especialmente, a Alberto Fernández para ayudarlo a cumplir todas las promesas que nos hizo durante la campaña. Entre ellas, recomponer salarios; congelar precios; remediar los créditos UVA; desdolarizar las tarifas; subsidiar a las pymes; renegociar la deuda con el FMI; eliminar retenciones a la industria, las economías regionales y los servicios informáticos; remedios gratis para los jubilados; un Indec que no mienta; un sistema tributario justo que ponga en marcha la economía, y un dólar competitivo.
Es cierto que con la declamada intención de seguir subiendo la presión tributaria y de mantener el cepo, ya tenemos un par de problemitas. Por eso, no estaría mal que Papá Noel vaya convocando a los Reyes Magos para ver cómo hacemos para levantarlo y para cumplir la promesa de Alberto de poner plata en los bolsillos, sin emitir ni generar mayor inflación, y para achicar el gasto aumentando el número de ministerios.
Que sepan Papá Noel y los tres muchachos del 6 de enero que acá estamos todos dispuestos a volver a poner el hombro, incluida la CGT, que, como magnánima señal de consideración, no piensa reclamar ni un peso extra ni al gobierno ni a los empresarios.
Bueno. Todos no. A Hugo Moyano le cayó muy mal que no se exija un bono de fin de año. "Si creen que sus salarios son amplios, que se callen la boca", les dijo a los dirigentes gremiales que, como él, han trabajado poco y recaudado mucho.