Por suerte, vino el rey
"Vuestro José Luis Borges, nuestro también, por universal"- Del rey Felipe VI, al hablar en el Congreso de la Lengua
Lavagna chancletea, los diputados de Cambiemos viajan a lo loco, Guillermo Moreno pide a los presos K que dejen de botonear. El presidente de la Corte dice que la Justicia es menos creíble que strudel de paté de foie y Scioli se vuelve a lanzar como precandidato (al menos él cree en él).
Cristina viajó a su verdadero lugar en el mundo, Cuba; Maradona pobló Cuba; dos iraníes con pasaportes truchos se nos colaron por Ezeiza, y Carrió no habla con el ministro Garavano porque no habla "con imbéciles".
El dólar juega a la cama elástica a pesar de que Dujovne pidió al FMI cambiar los flejes del camastro para que no rebote. Un changarín inventó una historia de la falsa devolución de un dinero a un empresario inexistente; la inflación de febrero fue del 3,8%, la pobreza del último semestre, del 32%, y el desempleo, del 9,1% en 2018.
Un policía pidió por carta a un comercio un kilo de helado diario como contribución (acá lo novedoso es la carta, no el mangazo); Di María quedó afuera; Messi, adentro, y la selección, vaya a saber dónde (o sea, sin mayores novedades).
Aerolíneas amenazó con parar vuelos aprovechando el fin de semana largo que no es tal y se prepara para ungir como director al gremialista más duro de la empresa, y empezaron a correr rumores de embarazo de Juliana Awada, que desmintieron en Gobierno y también Morla, el abogado de Maradona.
En el Congreso de la Lengua , el presidente Macri dijo: "No nos olvidemos de que la primer [sic] vuelta al mundo, una de las grandes gestas de la humanidad, fue una hazaña española". Y el rey de España, Felipe VI, nos elogió por nuestro "José [sic] Luis Borges, que también es de ellos, por su universalidad. Nota: en la guía telefónica Páginas Blancas figura un solo Borges con ese nombre, que vive en Merlo y que es probable que nunca haya publicado un libro.
Y una encuesta dice que los argentinos descendimos 18 lugares en el ranking mundial de felicidad en el último año. Quedamos en el puesto 47º entre 156 naciones evaluadas. La más feliz, nuevamente, fue Finlandia.
A ver, señores finlandeses: los argentinos no seremos felices, pero no nos aburrimos nunca. Acá, si hay un problema, es uno más y, si no hay, lo inventamos. Los argentinos somos mayormente insaciables, particularmente díscolos, soberbios, ciclotímicos, alborotados, chamuyeros. Y contagiosos. Si no, pregúntenle a Felipe.