Narendra Modi se afirma como líder titánico en la India
En 2014 Narendra Modi instaló el nacionalismo que predica constantemente en la cima misma de la política de la India. De esa manera desplazó al Partido del Congreso, encabezado por décadas por distintos miembros de la familia Gandhi.
Tras un primer mandato dedicado a ordenar a su inmenso país, enfrentando prioritariamente al flagelo de la corrupción, Modi acaba de ser reelecto con una mayoría muy significativa.
Ocurre que su imagen, que conjuga una dedicación incansable al trabajo, decencia en las conductas y un fuerte espíritu reformista es atractiva. El eje de su política consiste en transformar al nacionalismo en la columna vertebral de su país, enfrentando en el mismo a las minorías musulmana y cristiana que, en su particular óptica, conforman riesgos existenciales para la India.
Su tarea no es fácil, desde que debe sobreponerse a tres dificultades bien serias: (i) un ritmo de crecimiento económico todavía insuficiente; (ii) un sistema financiero relativamente inestable; y (iii) fricciones entre y con las mencionadas minorías, capaces de derivar en enfrentamientos violentos. A lo que cabe agregar la necesidad de modernizar algunas enormes, pero ineficientes, empresas estatales, de modo de que sean proyectos rentables; y reformar el derecho laboral, cuya rigidez quita competitividad a la economía de su país.
Entre sus urgencias aparece también la necesidad de establecer un documento único de identidad nacional, proyecto que despierta las desconfianzas de las mencionadas minorías, que especulan con que de esa manera las persecuciones que ya sufren podrían ser todavía más intensas.
Lo cierto es que Naredna Modi es hoy el político más importante de la India desde que, en la década de los 70, Indira Gandhi condujera al país. Su tarea será seguramente facilitada por la enorme solidez de su victoria, con la que obtuvo 303 bancas de las 543 que componen el Parlamento de la India.
Por la intensa fuerza de su notable personalidad, Modi polariza. Esto supone que cuenta con seguidores que lo apoyarán sin mayores titubeos. Pero también con detractores dispuestos no sólo a criticarlo, sino a enfrentarlo cada vez que ello sea posible. Cabe destacar que la reciente reelección de Modi generó de inmediato el alza de los precios de las acciones de las principales empresas en las dos principales Bolsas de la India, así como del valor de la rupia, señales ambas de inequívoco entusiasmo.
Modi, de origen humilde desde que su padre era un pequeño vendedor de té, cuenta con fortaleza política en el Parlamento, lo que constituye una importante novedad desde que, en las tres décadas anteriores al acceso de Modi al poder, el Congreso de la India estuvo fuertemente fraccionado. Y, por tanto, con frecuencia inmovilizado.
En su favor tiene también la circunstancia de contar con una oposición claramente desunida.
Por todo eso transmite optimismo, a punto tal que el 55% de sus conciudadanos expresa estar satisfecho con la marcha actual de la economía local.
En su labor, Modi no deja de lado la atención de las mayores urgencias de los indigentes. Por esto construye viviendas sociales, distribuye gas entre los más necesitados, y está ampliando un extendido e indispensable sistema de baños públicos.
En su óptica, Modi tiene bien claro que el socialismo paralizó a su país. Por décadas Por esto empuja las privatizaciones y la reforma de un sistema financiero construido sustancialmente sobre la base de instituciones estatales. Además ha rediseñado el sistema impositivo, de modo de que el impuesto al valor agregado se unifique y aplique con uniformidad en el país, en su totalidad.
De personalidad fuerte, altamente emotivo y propenso a los movimientos impulsivos, proyecta algún temor a la comunidad de negocios, que ciertamente no lo tiene como un hombre dedicado necesariamente a promover la "economía de mercado", sino –más bien- como un "estatista" moderado. No obstante, con el enorme carisma que lo caracteriza, está comenzando con fuerza su segundo mandato, con el que aspira a culminar la modernización de su inmenso país.
Para la India, poder contar con partidos de oposición eficientes, que ayuden a apuntalar las transformaciones centrales que Naredna Modi ha puesto en marcha, podría contribuir al éxito de un programa equilibrado y transformador, que ya ha comenzado a ser desplegado.