¿Muy viejos para ser presidentes?
MIAMI.- La presentación del ex vicepresidente Joe Biden , de 76 años, y el senador Bernie Sanders , de 77, en los primeros debates demócratas, en Miami, aviva la discusión pública sobre el hecho de que cualquiera de ellos -al igual que Trump - sería el presidente más viejo de la historia de EE.UU. Pero sus edades no serían un problema en otras partes del mundo.
En Asia, África y América Latina, hay una larga historia de presidentes septuagenarios, octogenarios e incluso nonagenarios. He entrevistado a varios de ellos en América Latina, y mientras algunos estaban en buenas condiciones de salud hasta el final de sus mandatos, otros no tanto.
Para las elecciones estadounidenses de noviembre de 2020, Sanders tendrá 79 años; Biden, 77, y Trump, 74. El presidente más viejo en la historia de los Estados Unidos fue Ronald Reagan, que tenía 73 años y 274 días cuando fue elegido para un segundo mandato.
En comparación, el dictador cubano Raúl Castro , que renunció oficialmente a la presidencia hace unos años pero sigue siendo el primer secretario del Partido Comunista de Cuba y el gobernante de facto de ese país, tiene 88 años.
El actual presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez , tiene 79 años. Su predecesor inmediato, José Mujica, asumió el cargo a los 74 años y gobernó hasta los 79. Uno de los candidatos más conocidos para las elecciones de octubre en Uruguay es el expresidente Julio María Sanguinetti, que tiene 83 años y sigue siendo tan brillante como siempre.
El reciente presidente de Brasil Michel Temer asumió el cargo a los 75 años y dejó el poder a los 78. El fallecido presidente venezolano Rafael Caldera fue elegido para un segundo mandato a los 78 años y dejó el cargo a los 83. Caldera caminaba con dificultad durante sus últimos años en el poder. También cometió algunos errores garrafales, como perdonar al exmilitar golpista Hugo Chávez , quien ganaría las elecciones pocos años después.
Uno de los presidentes latinoamericanos más viejos que recuerdo haber entrevistado fue Joaquín Balaguer, de la República Dominicana, quien gobernó hasta dos semanas antes de cumplir 90. Estaba casi totalmente ciego al final de su mandato. La última vez que lo vi en el palacio presidencial, le pregunté cómo hacía para firmar sus decretos sin poder leerlos. Me contó que siempre les pedía a sus visitantes, ya fueran embajadores extranjeros o empresarios, que le leyeran en voz alta los documentos que estaban sobre su escritorio para asegurarse de que sus colaboradores no lo engañaran.
En Asia, Medio Oriente y África, actualmente hay algunos gobernantes que están en sus noventa. El primer ministro de Malasia, Mohathir Mohamad, tiene 93 años; el presidente de Túnez, Beji Caid Essebsi, tiene 92, y el emir de Kuwait, Sheikh Sabah Al-Ahmad Al Jaber Al-Sabah, tiene 90.
Los partidarios de los candidatos estadounidenses septuagenarios argumentan que la esperanza de vida ha aumentado significativamente en los últimos años. Según la agencia de Seguridad Social de EE.UU., un hombre estadounidense de 74 años -edad que tendría Trump en 2020- puede esperar vivir 11,8 años más, mientras que un hombre de 77 años puede esperar vivir 10 años más, y uno de 79 años, 8,8 años más. Claro que un hombre obeso de 74 años que come hamburguesas todos los días no va a estar tan sano como otro de 79 que hace ejercicio y come saludablemente.
También hay una cuestión de salud mental. Si bien solo el 3% de las personas de 65 a 74 años tienen demencia de Alzheimer, el riesgo de esa afección aumenta al 17% para las personas de 75 a 84 años, según la Asociación de Alzheimer de EE.UU. Tal vez no sería una mala idea pedirles a los candidatos presidenciales que se sometan a exámenes de salud mental y divulguen sus resultados, así como lo hacen ahora con sus exámenes físicos.
Después de todo, no pretendemos que los presidentes corran maratones. Queremos que tengan agilidad mental y serenidad. Deberíamos pedirles a Trump, Biden y Sanders que se sometan a un examen de salud mental y conocer sus resultados antes de las elecciones de 2020.