Música por la memoria de la AMIA
El rabino Marcelo Polakoff puso en marcha un proyecto de altísimo valor. Se trataba de honrar a las víctimas del atentado a la AMIA al cumplirse 25 años del hecho, el próximo 18 de julio. Emergió entonces la idea de hacer una gran obra teatral, con letra del propio rabino, música original del maestro Ángel Mahler y acompañamiento de orquesta sinfónica, el Coro Polifónico Nacional y otros solistas para dar vida a un encuentro en el que, como dice el libro sagrado El cantar de los cantares, "el amor es más fuerte que la muerte".
Estas palabras iluminaron sucesivamente las ideas, y así se avanzó en la búsqueda de un instante musical sublime que será cobijado por las paredes del Teatro Colón el 10 de julio. Se trata del espectáculo Requiem/Kadish, impregnado de la mística que consiste en recordar a través de un ruego a los difuntos. Así, en el requiem se pide al Señor el descanso eterno de nuestros difuntos con la forma de un recurso musical. Se evoca también el Qadoch, que viene del arameo y deviene Kadish; de esta manera aparece la plegaria por los muertos, el rezo a Dios, las alabanzas del Señor. Porque de eso se trata, de evocar aquella herida a la sociedad argentina que fue ese lunes 18 de julio de 1994 a las 9.53, cuando una bomba terrorista dejó 86 muertos y decenas de heridos, y arrasó el edificio de Pasteur 663, sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina.
Veinticinco años después, tamaña violencia irrestricta que carece de toda explicación nos convoca a la música, como un camino hacia el consuelo y como una manera de elevarse por encima de la ira humana, una forma de ruego en el intento de comprender la locura sin fin.
En el transcurso de casi ciento cincuenta años, las páginas de este diario han proclamado siempre la tolerancia y el consenso como un indeclinable punto de observación de todos los problemas del ser humano. Durante décadas, la Argentina no ha podido superar la ira por lo que ya sucedió, y sufre hoy por los actuales desencuentros sociales y políticos que viven los hombres y las mujeres del país. Reivindicar la convivencia civilizada y en paz sigue siendo un fortísimo mensaje que debemos construir día a día entre todos y desde todos los sectores de la sociedad.
Nada ampara la intolerancia y solo seremos mejores si construimos una sociedad con ciudadanos que comprendan y acepten lo diverso. El consenso construye tanto, en cuanto la verdad no es una sola. Fue María Kodama, sutil y sagaz, quien me guio a descubrir las palabras de Jorge Luis Borges en su poema "Ausencia": "En qué hondonada/ esconderé mi alma para que no vea/ tu ausencia/ que como un sol terrible,/ sin ocaso, brilla definitiva y/ despiadada".
Que estas ausencias que no tienen retorno, que lastiman y dejan huellas, que conmueven sin tiempo, sirvan de piadoso camino al reencuentro de los argentinos, que eligen este destino de paz como único e incomparable.