La Argentina virtual
"Esta [situación] es de default virtual".
(Del presidente Alberto Fernández al anunciar la reestructuración de la deuda.)
Desde que perdió el rumbo, hace ya un buen tiempo, apelando a recetas extraviadas para intentar construir una realidad a contrapelo del camino seguido por las naciones exitosas, ese grupo del que formaba parte a principios del siglo pasado, la Argentina ha transcurrido entre los espasmos de un país real y otro virtual. Entre el sueño de lo que fue y la ilusión de ser algo diferente de lo que realmente es. Ha vivido en una realidad virtual permanente.
País virtual. Parece una cosa y muchas veces es otra. Siguiendo la interpretación de virtual de la Real Academia Española, un país que por momentos tiene existencia aparente y no real. Y los argentinos tenemos despertares brutales cada vez que el país virtual da paso al real. Es como salir de una pesadilla. Como ahora. O como ocurrió con el sueño de la convertibilidad eterna, que desembocó en la crisis de 2001. Éramos, otra vez, una nación modelo, pero terminamos en un abrir y cerrar de ojos con medio país sumergido en la pobreza, la economía crujiendo y las instituciones pendiendo de un hilo. De país ejemplo a otro (el mismo) que aplaudió de pie en el Congreso el default más grande de la historia. Parece que los surcos que nos dejan esas experiencias no los vemos o nos negamos a verlos, porque de tanto en tanto volvemos a repetir la historia. Y otra vez caemos en el abismo. Del país desendeudado (una mentira real del país virtual) al beneficiario del préstamo más grande de la historia del FMI. Un orgullo que duró poco.
En los tiempos de la pandemia reaparece el país real. El del sistema de salud pública colapsado (en especial el que debe atender al sector más pobre de la pauperizada provincia de Buenos Aires, que habita en el conurbano), el de brecha social y económica, el de una economía sin resto para bancarse un freno como el que provocó el coronavirus y, sobre todo, el del Estado quebrado.
"Nos propusimos hacer lo mismo que hicimos con Néstor [Kirchner] en el 2003, cuando nos hicimos cargo del gobierno y heredamos una situación similar. Aquella era [una situación] de default explícito, esta es de default virtual", dijo el presidente Alberto Fernández al informar la oferta para reestructurar la deuda. Otro default de la Argentina que se endeudó con la ilusión de ser un país diferente. Pero era el mismo. El que a lo largo de la historia transcurrió entre la deuda y el pagadiós. Un país circular.