La escuela, ante nuevos desafíos
Lucía se asumió como varón, era un sentimiento que la venía invadiendo, pero ahora lo ha formalizado con un nuevo documento de identidad. Con sus 14 años y acompañada por su papá y su mamá, se ha presentado en la escuela y se lo han dicho a Manuel, el director. Madre y padre no parecen poder explicarlo, se sienten superados por la situación; a Lucía se la ve más "entera".
Manuel ha intentado contenerla mientras pensaba qué hacer. Lucía le dice que sus compañeros lo saben y que la han entendido sin hacerle ningún problema. Manuel piensa en las familias de los alumnos de los otros cursos, en sus planteos y en las situaciones de crisis, baños, pileta, clases de educación sexual infantil, en las que los cambios se harán más necesarios y urgentes.
La escuela está en una dificultad: debe explicarles a todas las familias que la integran una situación que ella misma no tiene tan clara, que no sabe cómo contener.
Las familias ya se quejan: no quieren que Lucía se cambie en el baño de varones, cosa que ella tampoco quiere. En el de nenas no puede convivir ya, más allá de que ningún chico se queja. Manuel le ha preguntado al abogado de la escuela; este le responde que, en principio, intente que Lucía deje la escuela, que será conflictivo abordar la situación con algunas familias.
La escuela está demandada como institución social; más allá de las respuestas que cada familia haya podido encontrar en su casa, la escuela debe encontrar una salida para todos, aceptada y acordada por el conjunto de la comunidad.
¿Con quién discute? ¿Tiene que hacer lo mismo que hace el conjunto de la sociedad? No necesariamente. La escuela es un espacio en el que la sociedad define el marco de valores con el que quiere educar a los chicos, no necesariamente debe ser similar a la de la cultura de la calle; debe definirse como el espacio de cuidado del futuro de los chicos.
Manuel tiene una sola cosa en claro: debe cuidar a Lucía, debe generarle un marco en el que crezca, madure, aborde la situación que está afrontando, sin traumas. Lo cruza la ideología de la escuela, la de él como adulto, pero no debe perder de vista su rol como director, su deber de cuidado de los alumnos.
No aparecen en la sociedad gran cantidad de parámetros con los cuales guiarse; nadie puede darle consejos claros, lo que decida Manuel tendrá consecuencias sobre la escuela, porque las familias presionan, mirando más su situación personal y la de sus hijos que la situación de todos.
Manuel ha decidido que Lucía vaya a un tercer baño: el de profesores. Ha pensado en ir resolviendo la situación mientras reflexiona y va construyendo acuerdos. El padre y la madre de Lucía aceptaron la situación y él viene conversando el tema con ella, que siente que enfrenta una situación nueva, insegura, con dudas; necesita que el mundo adulto la apoye, la cuide.
La escuela se siente puesta "a prueba", teniendo que resolver situaciones que nunca había enfrentado. Los docentes se preguntan: ¿quién nos capacitó para enfrentar este tema? Deben encontrar respuestas nuevas para problemas nuevos, y deben tener en claro que en estos conflictos la prioridad es cuidar a los chicos.
La sociedad avanza hacia un nuevo escenario, nuevos conflictos, nuevas posiciones de los diferentes actores. En medio de estos cambios, las escuelas no deben perder su prioridad: cuidar a los chicos. Otros cambios pueden esperar, no el bienestar de nuestros alumnos.
Director de la escuela de Gestión Educativa / Eseade