Hay que actuar con visión y pragmatismo
El PJ vuelve al poder en un contexto internacional inédito; nuevos retos que plantean Brasil, la “hiperglobalización” y la relación entre EE.UU. y China
En un mundo incierto, en el que la Argentina se encuentra en una posición de vulnerabilidad, el Gobierno deberá actuar con visión y pragmatismo en política exterior. Dos desafíos claves serán implementar una estrategia "horizontes diversos 2.0" y enfrentar la "hiperglobalización" sobre la base de una visión de desarrollo. A pesar de la situación en Venezuela, y de las recientes rebeliones populares en Chile y Bolivia, los principales retos no provendrán de geografías de habla castellana. Al verificarse el desplazamiento relativo del poder económico hacia el Asia-Pacífico, la Argentina debe adoptar una estrategia de "horizontes diversos": mantener relaciones positivas y simultáneas con las potencias establecidas, las emergentes y el exterior próximo. Esta debe tener los suficientes niveles de consenso y coherencia, pero el nuevo gobierno puede imprimirle matices y acentos distintos, creando una versión "horizontes diversos 2.0".
Así, un importante desafío será mantener relaciones simultáneas y positivas con EE.UU. y China, en un delicado equilibrio en temas económicos, tecnológicos y políticos. En este proceso, habrá que evitar la penetración política china en los ministerios, y en el caso de EE.UU., saber diferenciar entre sugerencias departamentales y auténticas "líneas rojas". Para tener mayores grados de acción en el área económica ante estas potencias, hay que profundizar nuestras relaciones con la India y la Asean para seguir diversificando nuestras exportaciones. En el exterior próximo, el desafío inminente es Brasil, que retomó una de sus posiciones históricas en materia de política exterior –el alineamiento con los EE.UU.–, pero con tonos ideológicos. Si sumamos a esto su postura imperativa ante al arancel externo común (AEC) y el tono amenazante en cuanto a su continuidad en el Mercosur, habrá que actuar con gran profesionalismo, pragmatismo y firmeza. Una vía es implementar el acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE), al que Brasil se comprometió, entendiendo que quedar fuera del acuerdo Mercosur-UE –aunque imperfecto–, mientras Brasil lo implementa, puede ser fatal para nuestro desarrollo. Habrá también que seguir de cerca el modo en que Brasil maneja su relación con China, en particular en cuanto a la adopción del sistema 5G de comunicaciones chino, al que EE.UU. se opone.
Un segundo gran desafío será enfrentar la "hiperglobalización" con una visión de desarrollo. En un mundo en el que, según el profesor de Harvard Dani Rodrik, las economías domésticas parecen estar al servicio de la economía global, en vez de estar la economía global al servicio de las domésticas, habrá que actuar con más conocimiento y menos inocencia para recuperar grados de acción. Será por eso esencial tener una clara visión de desarrollo y potenciarla desde la política exterior. Un objetivo debe ser contribuir a un "desarrollo en libertad", mediante una estrategia que potencie las exportaciones de todos los sectores productivos que puedan (o tengan potencial de) exportar, a través de la modernización, digitalización y mejoramiento de sus procesos productivos. La Cancillería debe ser una de las voces que defiendan las condiciones macro y microeconómicas que potencian las exportaciones: mantener un tipo de cambio real alto, no exportar impuestos y mantener las retenciones en el nivel mínimo posible.
El nuevo presidente podría estar enfrentando el desafío que tuvo el ministro del Tesoro laborista australiano Paul Keating en 1983: reorientar una economía enfocada en lo interno hacia una mayor integración al mundo. Keating comenzó este proceso con el apoyo de los sindicatos, para convertirlo en una política de Estado para gobiernos conservadores y laboristas a lo largo de 36 años, y asegurando siempre la inclusión social. Una clara visión de desarrollo será crítica para enfrentar a una creciente "hiperglobalización" y utilizar herramientas para mitigarla: el control de flujos financieros de corto plazo, medidas contra el dumping laboral, o ceñirse a lo acordado en la OMC en términos de patentes, en nuevos tratados. También será útil para poner en perspectiva las recomendaciones de la Ocde. Es relevante recordar la frase de Séneca: "Para el que no sabe a qué puerto se encamina, no hay viento favorable". Si no sabe adónde va, el líder pregunta cuál viento es el favorable; la respuesta seguramente indicará un viento favorable a su interlocutor.
Especialista en relaciones internacionales; miembro consultor del CARI y del Cippec