Es tiempo de recordar y honrar a todos nuestros muertos
Horacio Pietragalla, el nuevo secretario de Derechos Humanos de la Nación (SDH), ha sido diputado nacional, presidente del Archivo Nacional de la Memoria y secretario de Derechos Humanos de Santa Cruz; es, además, el nieto recuperado N° 75, hijo de Liliana Corti y Horacio Miguel Pietragalla, por lo que su historia está reseñada por las Abuelas de Plaza de Mayo en su sitio web. Jovina Luna es una de los 12 hermanos del soldado conscripto Hermindo Luna, caído el 5 de octubre de 1975 resistiendo el ataque del Ejército Montonero al Regimiento de Infantería de Monte 29 (RI Mte 29) de Formosa, conocido como Operación Primicia, el mismo día que ella cumplía 11 años.
Jovina lucha valientemente para que los nombres de los montoneros abatidos en ese combate que le costó la vida a su hermano sean retirados del Parque de la Memoria y dejen de ser considerados "asesinados" en el Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado de 2015 (Ruvte). Ha presentado también una denuncia penal en la que pide que se investiguen las indemnizaciones a los atacantes del RI Mte 29 por fraudulentas. Las historias de Jovina y Horacio se entrelazan. No solo porque será este último quien ahora tendrá que responder lo que la hermana de Hermindo exige saber, sino desde mucho antes.
Refiriéndose a la represión ilegal estatal del Comando Libertadores de América en Córdoba, en 1975, Ceferino Reato, en su libro ¡Viva la sangre! (Sudamericana), escribe: "Los primeros desaparecidos en aquella nueva etapa fueron, precisamente, dos montoneros que habían participado en el ataque al cuartel en Formosa y que luego escaparon a Córdoba: Horacio Pietragalla, ‘Chacho’ o ‘Ángel’, y Eduardo Jensen, ‘Añamen’. Pietragalla había sido un dirigente de peso en la Juventud Peronista, al punto de que viajó en el chárter que trajo de regreso a Perón en su primer retorno del exilio, el 17 de noviembre de 1972; era ‘oficial primero’ de Montoneros y el jefe de la Columna 26: tenía a su cargo el norte de Santa Fe, Chaco y Formosa; es decir, era el número dos de la Regional Noroeste. Vivía en las afueras de Resistencia y alquilaba en la capital chaqueña un local (…) la policía allanó el local y encontró un plano muy prolijo del aeropuerto de Formosa (…) fotos de otros lugares de Formosa, armas, municiones".
Desde una falsa distribuidora de máquinas y artículos de oficina montada por Chacho Pietragalla, Montoneros planificó y luego concretó la ejecución del ataque al Regimiento de Formosa. En su libro Galimberti. De Perón a Susana, de Montoneros a la CIA (Norma) Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, al relatar el secuestro de los hermanos Jorge y Juan Born, dan cuenta de que, ante un movimiento del chofer Juan Carlos Pérez, Rodolfo Galimberti y Horacio Pietragalla abrieron fuego y dieron muerte a Pérez y a Alberto Bosch.
Roberto Baschetti, en La memoria de los de abajo 1945-2007 (Ediciones de la Campana), da cuenta de que Liliana, alias Tana, Alicia o Susana Corti, vivía con su pareja, Eduardo Luis (a) "Burro" Hurst, y Carlos Marcelo Rave en una casa de Villa Adelina allanada en 1976 por las FF.AA., hecho en el que resultaron muertos en combate los tres guerrilleros, que militaban en la Columna Norte de Montoneros. Liliana Corti había estado casada con el Chacho Pietragalla. Muchos otros autores que simpatizan con las autodenominadas "organizaciones político militares" (OPM) de la década de 1970 se han referido a la pertenencia a Montoneros de Horacio Pietragalla y Liliana Corti, sus acciones y sus caídas.
Las muertes de Corti y Pietragalla, quien no llegó a conocer a su hijo, están detalladas en sucesivos informes oficiales: el del Nunca más de la Conadep de 1984, el de la Secretaría de Derechos Humanos de 2006 y en el Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado 2015 (Ruvte 2015). En el Parque de la Memoria, monumento a las víctimas del terrorismo de Estado, dos placas de pórfido patagónico con sus nombres recuerdan a Corti y Pietragalla entre los 9751 muertos y desaparecidos que murieron "combatiendo por los mismos ideales de justicia y equidad".
La ley 24.411, una de las principales "leyes reparatorias" que prevén indemnizaciones por desaparición forzada o muertes por la acción del terrorismo de Estado, fue el fundamento para que se concretaran los respectivos pagos a nombre de Liliana Corti y Horacio Pietragalla. El caso de Liliana Corti corresponde a la liquidación 36.507, expediente 384.192/95, fecha de nota definitiva 13/6/05, y el valor acreditado fue de $239.828, el cual, actualizado por inflación a enero de 2020, equivale a $7.982.000. El caso de Horacio Pietragalla corresponde a la liquidación 37.260, expediente 153.640/04, fecha de nota definitiva 13/11/08, y el valor acreditado fue de $772.612, el cual, actualizado por inflación a enero de 2020 equivale a $14.723.000.
Como surge de la información disponible acerca de los padres del actual secretario de Derechos Humanos, ambos han sido recordados, registrados, homenajeados e indemnizados y, en el caso del propio SDH, él mismo ha recuperado su identidad. A las víctimas del terrorismo, en absoluta asimetría, ningún monumento las homenajea, no recibieron reparación moral alguna, tampoco indemnizaciones económicas aun cuando muchas dieron sus vidas, fueron heridas o afectados por las "OPM" durante la guerra revolucionaria de los 70 en la Argentina. Los caídos y heridos en el regimiento de Formosa no son la excepción, han sido persistentemente borrados de la historia y, con ello, eliminados de la memoria colectiva.
En un hecho inédito desde la restauración democrática de 1983, un día antes del aniversario número 44 del ataque, el presidente Macri rindió homenaje público a quienes defendieron el RI Mte 29, y se comprometió a indemnizar a los familiares de los muertos y a los heridos, lo que cumplió antes de dejar la presidencia mediante el DNU 829/2019. El presidente Fernández tiene una oportunidad excepcional de contribuir a cerrar la denominada "grieta" y cumplir su compromiso público. Los familiares de los caídos, muchos de condición muy humilde, incluyendo madres ancianas y heridos, han esperado 44 años para que el merecido homenaje tuviera lugar y el resarcimiento llegara. Pendiente está reglamentar el DNU, cuya autoridad de aplicación es el Ministerio de Defensa, a fin de dar todo el apoyo necesario a los beneficiarios, de modo que los trámites se agilicen y las indemnizaciones se paguen con toda celeridad.
Hoy y aquí es el punto en el que las vidas de dos víctimas, protagonistas de una única tragedia, se vuelven a cruzar: Horacio Pietragalla, con su identidad recuperada y una carrera política, y Jovina Luna, incansable defensora de los derechos de su hermano Hermindo y de todos sus compañeros. Ojalá ellos dos puedan encontrarse y escucharse, inaugurando un camino distinto y superador. Transcurridos más de 50 años desde el comienzo de la guerra revolucionaria en la Argentina, respetando nuestras diferencias políticas e ideológicas, incluso nuestras miradas sobre la peor de las tragedias del siglo XX en nuestro país, es tiempo de recordar, honrar y homenajear a todos nuestros muertos, incluidas las víctimas sobrevivientes de nuestra triste violencia fratricida de la década de 1970.