El riesgo país es no aprender
Hace casi 20 años que la mayoría de los alumnos argentinos no aprenden. Esta información surge de las evaluaciones internacionales de la OCDE, que se vienen realizando en la Argentina desde el año 2000 y que miden la calidad de los aprendizajes en 79 países del mundo. La última, PISA 2018, indica que más del cincuenta por ciento de nuestros estudiantes de 15 años no alcanzan los conocimientos mínimos ni en matemáticas ni en ciencia y, lo que es peor, ni en lectura.
El informe de estas evaluaciones es similar al de un detallado chequeo médico: mucha información que compara antecedentes con datos previos. Ahora bien, si a través de diferentes informes médicos en casi 20 años la presión arterial y el colesterol se mantienen altos, el estado del paciente no es estable, es de mayor gravedad y su riesgo mayor. Esto es lo que sucede con la educación argentina: hace 18 años que las evaluaciones nos informan que la mayoría no aprende y que no logramos mejorar. Ambos datos resumen la gravedad de la situación.
Cuando en 1853 nuestros constitucionalistas garantizaron el derecho de aprender, jamás se hubieran imaginado estos resultados. ¿Cómo explicarles esto a ellos o a Sarmiento? ¿Cómo explicarles que la Argentina no mejora, pero que si lo hacen países vecinos de América Latina? ¿Cómo explicarles que estos datos no son únicos y que coinciden con copiosa información que muestra una dolorosa inequidad y baja calidad educativa en la República?
Frente a esta dura realidad y con el reciente cambio de gobierno, tres reflexiones que pretenden ayudar a pensar las bases para una mejora:
1 Aceptémoslo. Aprender es más que educar y los aprendizajes no han sido una prioridad de la democracia argentina. Pese a la gravedad que supone que la mayoría no aprende, ni los políticos ni la sociedad hicieron ni demandaron un cambio profundo. Pues ha llegado la hora de aceptarlo y cambiar. Este es el verdadero "riesgo país" y si el derecho de aprender no se asume como una verdadera prioridad nacional no habrá mejoras relevantes.
2 Responsabilicémonos. Una buena noticia en este sentido es que el presidente Fernández ha dicho al asumir que el país necesita "más y mejor educación? para mejorar el proceso de aprendizaje de nuestros jóvenes". Su compromiso es fundamental, pero para lograr mejores aprendizajes todos los ministros, no solo el de Educación y los miembros del Poder Legislativo y los gobernadores de todas las provincias y la CABA deben comprender lo que esto supone y asumir esta prioridad. Y para que esto sea realidad es crucial que toda la sociedad se haga responsable y exija que los menores aprendan: los sindicatos y los docentes, los medios de comunicación, las organizaciones civiles, los empresarios y las madres y los padres de alumnos. Es un derecho humano y todos somos responsables de respetarlo.
3 Consensos. Desde Educar 2050 hemos trabajado en obtenerlos y pondremos a disposición las ideas de más de cuarenta referentes que han aportado sus propuestas. Las nuevas tecnologías y competencias de este vertiginoso siglo XXI y el grave estado de situación de los aprendizajes requieren acuerdos básicos. Se debe encarar una transformación que ponga el foco en aprender y forjar criterio. Se logrará cuando el alumno puede razonar para aplicar y descubrir para crecer. Para ello necesitamos acordar un plan integral. Sin aprendizaje no hay construcción de ciudadanía ni futuro posible. El riesgo país es no lograrlo.
Presidente de Educar 2050