El germen del odio aún persiste
El 1° de noviembre de 2005 la Organización de las Naciones Unidas declaró el 27 de enero Día Mundial del Holocausto y de Recordación de sus Víctimas, en memoria de aquella fecha en 1945, cuando las tropas soviéticas liberaron el campo de concentración Auschwitz-Birkenau, símbolo de la maquinaria y la perfección nazis al servicio de la muerte en masa de un millón de judíos.
Desde el año 2000 y en Estocolmo, la Argentina tomó la decisión de formar parte de la Alianza para la Cooperación Internacional en Educación, Rememoración e Investigación del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés). La reciente participación del presidente Fernández en el Foro Internacional de Líderes en Conmemoración del Día Internacional de Recordación del Holocausto y la Lucha contra el Antisemitismo, en Israel, no hace más que ratificar la vocación de continuar activamente con el compromiso asumido, a pesar de los cambios de gobierno, en una genuina política de Estado.
Los desafíos de la Shoá
Los retos que debe enfrentar nuestro país en materia y programas de mantener viva la memoria del Holocausto son varios: desarrollar nuevos mecanismos de integración y lucha contra la discriminación y el antisemitismo y lograr mayor tolerancia, integración y no discriminación. En esto son claves el Ministerio de Educación y el Inadi. Estas instituciones, a través de las escuelas y sus docentes, deben jugar un rol sobresaliente con una capacitación constante y con herramientas conceptuales y pedagógicas modernas que faciliten el proceso de enseñanza y aprendizaje del genocidio de 6.000.0000 de judíos.
El compromiso del Estado argentino en este tema contrasta con los datos reales en materia de lucha contra el antisemitismo. En efecto, en 2019 el Instituto Gino Germani de la UBA publicó un estudio en el que refleja que las denuncias por antisemitismo crecieron un 107% con respecto al año anterior, sobre la base de expresiones xenófobas tradicionales; por antisemitismo nacionalista, por el cual se acusa al judío de ser extranjero, además de los viejos mitos de la conspiración y dominación judías y las estructuras discursivas antisemitas que se utilizan para criticar al Estado de Israel, al movimiento sionista o a los judíos en general.
Las nuevas formas
Nos encontramos en la actualidad con diferentes fenómenos de odio que enmascaran el antisemitismo de siempre. Por un lado, lo que denomino el "antisemitismo académico", aquel que detrás de fines "científicos" banaliza o niega la Shoá y el antisionismo, como una nueva manifestación de antijudaísmo. En este sentido, vale la pena recordar que en 2016 la IHRA estableció una definición en la que antisionismo es antisemitismo. La enunciación dice que algunas formas de odio contra Israel son antisemitas, como afirmar que la existencia de Israel es un esfuerzo racista, y usar reclamos y símbolos antisemitas clásicos para caracterizar a Israel y a israelíes. También agrega a aquellos que comparan la "política israelí contemporánea con la de los nazis "como ejemplos de antisemitismo".
Tres estudios recientes, de diferentes organizaciones, deben llamarnos la atención. Por un lado, la Universidad de Tel Aviv advierte que el Holocausto comienza a caer en el olvido; una encuesta de la CNN refuerza el aporte científico anterior al sostener que según una encuesta la tercera parte de los europeos no saben nada o apenas han oído hablar del exterminio de más de seis millones de judíos por el régimen nazi y, finalmente, Yad Vashem, el centro de investigaciones y museo sobre el Holocausto de Jerusalén, donde estuvo presente el presidente Fernández, ha alertado de la persistencia en la civilización europea de actitudes antisemitas 75 años después de la llamada "solución final".
Los pilotes y muros de defensas que preceden a todas las instituciones judías de la Argentina, que ningún gobierno pudo quitar, deben servirnos para recordarnos que aún siguen desarrollándose diferentes gérmenes de xenofobia y racismo que abrevan en las conductas clásicas antisemitas enraizadas en nuestra sociedad, las cuales deshonran y menoscaban todos los días la democracia. Tampoco debemos olvidar que en enero de 1919 se produjo la Semana Trágica, en la cual, en el transcurso de una protesta obrera, se realizó el único pogromo en el continente americano en el barrio porteño de Once, con el silencio y la complicidad de un gobierno democrático. El saldo de la masacre fueron 179 judíos asesinados "acusados" de ser comunistas y extranjeros. El antisemitismo podrá revestirse de distintos ropajes, manifestaciones y justificaciones, pero en el fondo su esencia no mutó.