Hace poco más de 40 años, la Declaración de Alma-Ata fue el primer pronunciamiento internacional que destacó la importancia de la atención primaria de salud (APS) como la piedra angular de los sistemas sanitarios en la era moderna y provocó una etapa de reformas importantes en todo el mundo. En octubre último, funcionarios de salud, organizaciones de la sociedad civil, representantes de jóvenes y otros grupos interesados de 129 países se reunieron en Astana, Kazajistán, para la Conferencia Mundial sobre Atención Primaria de Salud, donde el espíritu de Alma-Ata fue revalorizado y hubo un llamado global a la acción para hacer que la salud para todos sea una realidad en el siglo XXI.
En las últimas cuatro décadas hubo progresos y lecciones aprendidas, pero también queda mucho camino por recorrer en los próximos 40 años para alcanzar la "salud universal para todos y todas, en todas partes", que es el lema con el que este año vamos a celebrar el Día Mundial de la Salud, el domingo próximo. De cara a esa fecha, es oportuno preguntarnos: ¿qué significa salud universal? Que todos, independientemente de su origen socioeconómico, etnicidad o género, estén cubiertos por un sistema de salud bien organizado y financiado, que ofrezca servicios integrales y de calidad, ya sean de promoción de la salud, curativos, preventivos, rehabilitadores o paliativos. Significa la eliminación de barreras para acceder a los servicios de salud tanto físicas como geográficas, culturales, económicas como de género. También que las personas deben estar protegidas contra las dificultades financieras, lo que implica que nadie se vea obligado a perder su hogar o a renunciar a la atención porque no puede pagar. Y abordar los determinantes sociales de la salud para que las personas alcancen su potencial humano y lleven vidas dignas y productivas.
Mirando al futuro, hacia los próximos 40 años, debemos preguntarnos:
- ¿Cómo podemos innovar para enfrentar los desafíos en nuestros tiempos?
- ¿Cómo abordaremos los niveles inaceptables de desigualdades en la salud y a nivel social, el surgimiento de nuevos problemas como la creciente carga de enfermedades no transmisibles y el aumento de la violencia y las lesiones por siniestros viales?
- ¿Cómo podemos responder a los cambios demográficos reflejados en el rápido envejecimiento de nuestra población, al cambio climático y el impacto de la tecnología en nuestras vidas diarias y nuestras sociedades?
- ¿Y cómo podemos transformar nuestros sistemas de salud y modelos de atención, que continúan centrándose en las enfermedades en lugar de en las necesidades de las personas y las comunidades?
Para impulsar estos cambios, son necesarios un liderazgo fuerte y una voluntad política que promueva el diálogo y apoye una acción colectiva que también involucre a los actores no estatales, profesionales de la salud y académicos.
Por otro lado, necesitamos implementar sistemas de información para la salud que contengan datos oportunos para poder visibilizar las brechas en materia de acceso y calidad de los servicios de salud, y que estos datos sean información para la acción. Claro que estas reformas no serán posibles sin más y mejor financiamiento, lo que requiere inversiones en sistemas de salud que sean resilientes, equitativos, más eficientes y que brinden protección financiera.
Además, la necesidad de cambiar hacia un modelo basado en la atención primaria de la salud trabajando en redes integradas y centrado en las personas, y no simplemente en las enfermedades, coincide con la importancia de abordar la brecha de recursos humanos en salud, lo que implica transformaciones en el sector educativo y nuevos mecanismos reguladores en el sector laboral.
Finalmente, necesitamos intervenciones intersectoriales para abordar los determinantes sociales de la salud, relacionados con el aire que respiramos, los alimentos que comemos, el agua que bebemos, la educación que recibimos, la vivienda que tenemos, nuestras condiciones de trabajo y protección social, entre otros. Desde la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) valoramos que tanto la Argentina como el resto de los países de la región estén comprometidos con la salud para todas las personas y comprendan que la construcción de servicios de salud basados en la atención primaria sigue siendo fundamental para avanzar hacia la salud universal, con la equidad y la solidaridad como valores fundamentales.
Representante de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud en la Argentina