De aquel horror surgió un símbolo de paz: la ONU
Son muy pocas las palabras que tienen el poder de conjugar, con solo pronunciarlas, una serie de emociones. Auschwitz, el más conocido de los campos de concentración y exterminio nazis, donde murieron más de un millón de judíos, es una de esas palabras. Pronunciarla es evocar el horror, la muerte masiva y cuidadosamente planificada de hombres, mujeres, niñas y niños cuyo único crimen era la religión que profesaban. Cuando escuchamos nombrar a Auschwitz, las imágenes mentales aparecen automáticamente: los uniformes a rayas, las montañas de anteojos, valijas y zapatos que dejaron las víctimas antes de ingresar a las cámaras de gas, los cuerpos esqueléticos de los sobrevivientes encontrados por los soldados soviéticos que liberaron el campo el 27 de enero de 1945, hace 75 años.
Auschwitz es un ícono de la crueldad, el racismo y la maldad; un potente símbolo de la peor bajeza humana que aún retumba en nuestra conciencia colectiva. Como respuesta a los horrores del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial que Auschwitz simboliza surgió la voluntad de 51 países reunidos en San Francisco de fundar las Naciones Unidas, una organización internacional abocada a la paz y la seguridad, las buenas relaciones entre las naciones, el progreso social, mejores condiciones de vida y el respeto por los derechos humanos.
Auschwitz y la ONU marcan este año su 75º aniversario. El primero como ícono de lo que puede llegar a suceder cuando la intolerancia, el autoritarismo y la violencia se conjugan. Asimismo, la identidad de las Naciones Unidas incorpora la lucha contra toda intolerancia, totalitarismo y violencia. La ONU es el símbolo de la unión de las naciones más allá de sus diferencias para construir un mundo de paz, progreso, respeto mutuo y de promoción y protección de los derechos humanos. Gracias al trabajo mancomunado de los países que la conforman, la ONU proporciona alimentos y asistencia a 91,4 millones de personas en 83 países; suministra vacunas para el 45% de los niños del mundo; asiste a 71,4 millones de personas que huyen de la guerra, el hambre y la persecución, y colabora con 196 países en la lucha contra el cambio climático.
En noviembre de 2005, la Asamblea General de la ONU designó el 27 de enero el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Recordar los horrores del Holocausto no es solo un ejercicio de memoria histórica. En los últimos años hemos visto el resurgimiento del odio, del extremismo violento, de los ataques a lugares de culto y de la intolerancia religiosa. Setenta y cinco años después de las atrocidades nazis debamos seguir atentos y atentas a los peligros que representan el racismo y los prejuicios que continúan presentes en el mundo hoy. En las Naciones Unidas conmemoramos a las víctimas del Holocausto, hoy y todos los días, promoviendo la verdad, el recuerdo y el conocimiento de lo ocurrido y construyendo la paz y la justicia en todo el mundo.