Contra el nuevo antisemitismo
En las clases que doy en la universidad es repetida la pregunta de los estudiantes: ¿por qué los judíos no se rebelaron contra el poder de los nazis y fueron como corderos al matadero durante la Segunda Guerra Mundial? Les respondo que la comunidad judía recuerda hoy el levantamiento en el gueto de Varsovia. Ese era uno de los 1000 "asentamientos judíos provisorios" creados por los nazis en los territorios ocupados.
Les explico que la Polonia invadida y dominada por el Ejército alemán hacinó a unos 450.000 judíos, lo que significaba que el 30% de la población de la ciudad era reducida a un territorio que ocupaba solo el 2,4% de su superficie. El gueto de Varsovia funcionó entre 1940 y el levantamiento del 19 de abril al 16 de mayo de 1943 y sus sobrevivientes fueron trasladados al campo de concentración de Treblinka
También les digo que hubo otras revueltas. Que hombres y mujeres hambreados y enfermos decidieron enfrentar con muy poco al ejército más poderoso del mundo y cuyo poderío había logrado doblegar durante más de cuatro años a las fuerzas combinadas de EE.UU., Francia, el Reino Unido y Rusia. Esos judíos no quisieron morir sin luchar por su dignidad y honor aun sabiendo que su destino estaba sellado.
La relación entre los judíos y Polonia es especial. La comunidad en ese país tiene una presencia de más de 1000 años y llegó a ser la más pujante y desarrollada de Europa, con 3,5 millones de personas antes de la Segunda Guerra Mundial, apenas 10.000 al finalizar la contienda y unas 40.000 en la actualidad. La historia de persecución y asesinatos de judíos en Polonia no comenzó con la llegada de los nazis a su territorio. En efecto, a fines del siglo XIX existieron los terribles pogromos, el boicot a los negocios y profesionales judíos en el inicio del siglo XX y el período entre guerras. Sin embargo, fue el asesinato de 300 miembros de la comunidad judía del pueblo Jedwabne en 1940, a manos de los propios vecinos polacos, el antecedente inmediato al inicio de las posteriores persecuciones. No podemos dejar de mencionar la expulsión de los judíos en 1967 como consecuencia de la Guerra de los Seis Días entre Israel y los países árabes. Lo llamativo es que esta macabra relación de Polonia con los judíos todavía sobrevive. En la comunidad de Pruchnik perdura en Pascua la costumbre de que los niños apaleen a un muñeco ataviado con simbologías caricaturizadas de los judíos.
Hoy, esta Europa que hace ocho décadas fue dominada por la peor fuerza oscura y asesina de la historia de la humanidad vuelve a dar síntomas de que el odio al judío está más vivo que nunca. El resultado de dos trabajos de investigación deberían preocupar a los líderes europeos y del mundo. Por un lado, la Agencia Europea de Derechos Fundamentales publicó en 2019 su mayor estudio sobre antisemitismo en el Viejo Continente. El resultado arrojó que, por ejemplo, en Francia subieron los ataques a los judíos un 74%; en Alemania, un 60%, y que un tercio de los judíos encuestados en 12 países dijeron que no asisten a instituciones comunitarias por temor sobre su seguridad. Por otro lado, un reciente relevamiento de la CNN mostró que el 34% de los europeos no sabía nada sobre el Holocausto y que el 32% pensaba que los judíos explotaban la Shoá para "mejorar su posición".
Finalmente, hay que recordar que el antisemitismo en Europa abreva su odio en diversos espectros ideológicos, desde la izquierda hasta la derecha extrema y en el islamismo radical.
Doctor en Ciencia Políticas. Analista internacional. Docente en la carrera de Relaciones Internacionales