Combatir una pandemia global
Guadalupe, 10 años, de Lobos, asesinada. Jornada Rivero de Mar del Plata, asesinada. Brenda Gordillo de Catamarca, asesinada. Mónica Ramos de San Luis, asesinada. Octavia Colque de Las Toninas, asesinada. Agustina Atencio de Río Negro, asesinada. Mujeres asesinadas por ser mujeres. En el momento en que escribo esta columna, están buscando a Claudia Repetto en Mar del Plata, desaparecida desde el día lunes. En 72 horas la violencia machista se cobró la vida de, al menos, 6 mujeres en la Argentina y con ellas, ya son más de 60 las mujeres asesinadas en lo que va de 2020.
La violencia de género es una pandemia global. Según las Naciones Unidas, solo en 2018 fueron asesinadas, al menos, 87.000 mujeres por razón de género, en el mundo. En otras palabras: los asesinatos de mujeres, por el solo hecho de que las víctimas sean mujeres, son la causa número uno de muerte violenta de mujeres en el planeta.
Ni una menos fue el grito de una sociedad contra la violencia machista; aquel 3 de junio de 2015 marchamos para pedir que dejen de matarnos. "Nos matan por ser mujeres", dijimos, decimos. En 2018, a partir del informe conjunto elaborado por el Ministerio de Seguridad de la Nación y la Defensoría del Pueblo de la Nación, supimos, con datos oficiales, que en la Argentina 2 de cada 3 mujeres asesinadas lo son por razón de género. Nos matan por ser mujeres.
Del total de femicidios, 7 de cada 10 hechos ocurrieron en la vivienda particular y no en la vía pública, como ocurre la mayoría de los casos de homicidios dolosos que no son femicidios; 9 de cada 10 víctimas de femicidios fueron asesinadas por alguien que conocían. La mecánica de la muerte arroja otra particularidad. Mientras que en nuestro país el 51% de las víctimas de homicidios dolosos son asesinadas con arma de fuego, en el caso de los femicidios, el 28% de las víctimas fueron asesinadas con arma de fuego y asciende enormemente el uso de arma blanca (a un 25,5%) y del ahorcamiento o la asfixia (a un 16%), lo que demuestra que, en los hechos de femicidio, existe un ensañamiento y el objetivo de causar dolor, además de la muerte de la persona.
Solo el 16% de las mujeres asesinadas habían hecho una denuncia previa y el Estado no pudo prevenir estos hechos. Esto demuestra dos cosas: por un lado, las barreras que todavía existen para que las mujeres denuncien y, por el otro, la incapacidad de los diferentes organismos para evitar los femicidios, aun cuando tenían conocimiento de la situación de riesgo.
En 2019, Patricia Bullrich presentó el Plan Nacional de Seguridad para la Reducción de Femicidios. El mismo sistematiza una serie de medidas concretas desde el ámbito de la seguridad para prevenir, perseguir y sancionar este delito y, sobre todo, proteger a las personas en situación de violencia. Dicho plan sigue vigente.
Sumado a esto, actualmente hay hoy en el Congreso Nacional un proyecto de ley firmado por Mauricio Macri en noviembre de 2019, para que las medidas del plan sean garantizadas por ley, y trasciendan más allá de los gobiernos y los colores políticos. Cuando nos humillan, nos pegan, nos violan, nos matan, no nos preguntan de qué partido somos. La realidad la cambiamos juntos, diciendo la verdad, trabajando en equipo, generando políticas de Estado.