Animales
Cheltenham, Reino Unido.- Cada nación ha forjado una identidad volviendo inmutable un signo, una imagen o una práctica. Lo inmutable se vuelve intocable y cualquier opinión o reflexión en torno a las tradiciones de un pueblo se dividen en tribunas de blanco y negro. Estar del lado de la fijeza solo es una muestra de testarudez, de ir contra algo tan obvio como la permanente transformación de las sociedades y sus acuerdos sobre lo bueno y lo malo. Conservar espectáculos que incluyan el sacrificio de una vida animal por el solo hecho de aferrarse a una costumbre histórica nos sigue emparentando a la arena romana de los gladiadores, a la sed de sangre derramada del que se cree superior, al conquistador, al más bruto y fuerte. Ya lo dijo el pacifista Mahatma Gandhi: "Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales".
Edición fotográfica Dante Cosenza