Ahora, ¿peronistas somos todos?
Marcos Peña tenía razón. El medio no existe. La polarización que el jefe de Gabinete pronosticaba hace más de un año y que deseaba desde siempre finalmente se concretó. Entonces, ¿todo será entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner ? Sí, pero no.
Las dos fórmulas que disputarán (con chances) la presidencia tienen al jefe del Estado y a su predecesora como protagonistas decisivos, pero ya no excluyentes. Eso pretendieron ellos cuando buscaron a Miguel Pichetto y a Alberto Fernández como acompañantes incluyentes. Golpes que surtieron efecto.
En la conformación de ambos binomios se buscó atenuar los aspectos negativos de cada uno o, por la positiva, ampliar los continentes que habían encogido sus presentes y pasados. Macrismo versus kirchnerismo, pasteurizados. Hoy versus ayer, exacerbados. República versus populismo, caricaturizados. Espejos que distorsionan.
Lo que en definitiva mostrarán los dos espacios es menos macrismo (puro), menos cristinismo y ¿más peronismo? ¿Será finalmente, como decía Perón, que "peronistas somos todos"? Tal vez lo más adecuado sea concluir que con el peronismo no alcanza, pero sin el peronismo no se puede. Y si no se puede, mejor unirse. Para diluirlo.
¿Final para las identidades? Si no lo es, se le parece. El radicalismo ya se había roto y doblado demasiadas veces. Les llegó a los herederos de Perón. La obra que empezó el menemismo y continuó el kirchnerismo parece estar completándola el macrismo. Una bomba de fragmentación de efecto retardado.
Ahora, todo es suficientemente líquido. Y Pichetto aparece como una figura acorde con los tiempos. Más allá de los gestos firmes que es capaz de exhibir, como ayer en la aceptación pública de su nominación, no es fácil de encasillar. El macrismo valora su plasticidad. Al fin y al cabo, presidiendo el bloque opositor fue el mejor senador oficialista de estos tres años y medio.
Muchas de las posiciones del senador son caracterizadas como las de un peronista de derecha o hasta de un nacionalista cuasixenofóbico, pero también se ha comportado como republicano en lo institucional, como liberal en lo social (su apoyo a la legalización del aborto es un ejemplo) y como desarrollista en lo económico. Y, siempre, como un disciplinado oficialista. Modelo para armar a gusto de cada uno.
Pichetto comparte con Alberto Fernández el hecho de que ambos fueron convocados para mostrar apertura y bajar las resistencias que provocan Macri o Cristina Kirchner. Pero ni uno ni otro cuentan con votos. Sí pueden ser los embajadores para atraer dirigentes que cuentan con territorio y votantes. Otro espejo.
En el caso de Pichetto, el vínculo con gobernadores como Juan Schiaretti y Juan Urtubey tiene peso decisivo. Sin una tercera fuerza que divida al peronismo, se puede evitar que todos tributen al kirchnerismo. Punto para el macrismo.
Sin embargo, no hay que mirar la fórmula solo en clave electoral. La positiva reacción inicial de los mercados es un dato. Más si se apunta a la gobernabilidad en un eventual y complejo nuevo mandato.
La ampliación de la base política que se desechó en el primer turno macrista se busca con esta fórmula, bendecida por Lilita Carrió y la dirigencia radical. Habrá que ver si conforma a su base electoral.
El ahora nominado también llega con activos (o pasivos) en otros ámbitos. Sus vínculos con la Justicia se destacan por sobre otros.
No es un dato menor que Pichetto sea uno de los dirigentes que mejor relación tienen con Claudio Bonadio, el juez que más ha complicado a Cristina Kirchner y a quien ella más detesta. Justo mientras desde el kirchnerismo arrecian las voces para terminar con los procesos judiciales por corrupción contra la expresidenta y sus funcionarios. Para inquietud de Carrió, también debe computarse su rechazo a habilitar el desafuero de la viuda de Kirchner y su amistoso vínculo con el ministro de la Corte Ricardo Lorenzetti. Plasticidades.
El medio ha dejado de existir ¿Será el de ayer otro aporte a la Guerra del Miedo que está por empezar entre el Frente para la Venganza y la Alianza Ajustadora? La respuesta llegará en capítulos. Mejor no moverse de la butaca cuando el piso se sacude tan rápido.