Colaboración y tecnología, paradigmas de la nueva normalidad
Hace más de 100 días que gran parte de nuestro continente está en cuarentena obligatoria y, aunque se siga presentando incómoda, hay ciertos procesos que de a poco vamos naturalizando: desde la utilización de barbijos y la distancia social, hasta la implementación de diferentes plataformas para reunirnos, con el teletrabajo como bastión esencial para el desarrollo profesional y los webinars que proponen un sinnúmero de opciones de aprendizaje.
En ese contexto, los procesos de aislamiento por supuesto que generaron polémicas. Una mirada superadora, entre tanto bombardeo, es tomar distancia, realizar una radiografía de la situación integral y analizar los desafíos que nos presenta esta anomalía, que luego podremos recordar como oportunidades de crecimiento.
Probablemente la herramienta principal de esta "nueva normalidad" será la tecnología. Guste o no, la población debe adaptarse a herramientas digitales para suplir la falta de interacción social o el consumo in situ en los comercios, algo que incomoda más adultos que a jóvenes, pero desafía a la sociedad en general.
Naturalmente, una de las principales características del ser humano es la adaptabilidad a los contextos, por más complejos que se presenten. Y la Argentina parece estar destinada siempre a la complejidad: además de la pandemia, estamos ante un escenario macroeconómico muy delicado a lo que se suma la ausencia de políticas de Estado que motiven el ahorro. La inflación como mal endémico aporta su cuota de incertidumbre permanente.
No obstante, algo muy positivo que comienza a irrumpir es la inquietud, y esto se refleja en la búsqueda para encontrar alternativas de ahorro e inversión que protejan nuestro capital, fruto del arduo trabajo. Según un reciente informe realizado por Comscore, las fintechs en nuestro país crecieron un 200% entre febrero y abril y, a su vez, el consumo de noticias sobre finanzas aumentó en un 93%. Esto marca una pauta: la población está ávida de nuevas posibilidades de potenciar su dinero.
Si a esto le sumamos la necesaria adaptabilidad a las nuevas tecnologías que impone el contexto, la oportunidad se presenta en la amplia gama de posibilidades de ahorro, sobre todo en el rubro del Real Estate. Por ejemplo, el crowfunding inmobiliario: aún incipiente en nuestro país, es un método por el cual se pueden invertir desde 1000 dólares en un activo inmobiliario, democratizando el acceso por su barrera baja, y ampliando la visión sobre las opciones de invertir el dinero ganado, ya que propone alternativas en todas partes del mundo, incluso en lugares donde las reglas de juego son más estables.
Por otro lado, la polifuncionalidad de la tecnología dentro de este contexto también brinda la posibilidad de acceder a webinars –charlas virtuales gratuitas– sobre educación financiera. Este es fundamental para conocer más y mejores canales para preservar el dinero, y así revertir un dato que brindaron el Banco Central y el BID y reflejaba que solamente un 24% de la población sabía que podía invertir en bonos, uno de los mecanismos más tradicionales.
A su vez, la alternativa de los webinars no solo sirve de medio democrático para acercar más oportunidades a la población, sino que también puede alimentar el espíritu solidario de la sociedad al motivar el rol pedagógico de economistas y especialistas en finanzas, que con solo una cámara y buena conexión de red pueden compartir sus conocimientos para, finalmente, ayudarnos a todos a sobrellevar de la mejor manera posible este contexto.
Está claro que una "nueva normalidad" se avecina, si es que ya no está sobre nosotros, y es evidente también que dentro de esa realidad la tecnología será una piedra angular. Esto, más que una alarma, es una oportunidad para crecer como sociedad a partir de la democratización de conocimientos y el acceso a nuevas alternativas de ahorro, que nos permitirá tomar mejores decisiones y desarrollar aún más nuestra libertad.
Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés y Máster en Economía de Eseade