China aún está en transición
Los países integrantes de la Organización Mundial de Comercio (OMC) deben definir en diciembre de este año si la República Popular China ha alcanzado el estatus de "economía de mercado". Esta calificación que parece un tecnicismo reservado a especialistas encierra considerables riesgos para países como el nuestro, ya que entraña el grado de defensa que tendrán nuestros productos frente a la competencia del gigante asiático.
En particular, otorgar esta calificación implica usar los precios domésticos chinos a la hora de establecer su valor normal y definir si las exportaciones se realizan por debajo de sus costos de producción. Esto es clave para determinar en qué medida China practica una política de dumping comercial para favorecer la venta de sus manufacturas en el mercado internacional. Desde su ingreso a la OMC, en 2001, las tierras de Confucio son las más investigadas en el mundo por sus prácticas de dumping (843 casos iniciados) y por el otorgamiento de subsidios a sus industrias (90 casos iniciados).
Cuando se analiza el comportamiento de esta economía desde los organismos multilaterales, se destaca el proceso de transición que se está llevando a cabo. Sus autoridades impulsan una serie de reformas que le permitirán tener un crecimiento sustentable basado en un adecuado balance entre el consumo, la inversión y las exportaciones. El Decimotercer Plan Quinquenal (2016-2020) busca avanzar en reformas estructurales, como el impulso a la competencia y la modernización del sistema impositivo y financiero. No obstante, una economía de mercado es aquella en la que el sector privado es el que define principalmente cuánto producir, invertir, ahorrar y consumir, según precisa la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Es decir, China deberá continuar haciendo progresos en seis áreas clave.
En primer lugar, en la propiedad del Estado de los medios de producción. Aproximadamente el 40% del PBI lo generan empresas públicas o entidades que indirectamente están bajo el control de empresas públicas. El Estado es accionista mayoritario en 99 de las 100 mayores empresas que cotizan en la bolsa y sólo un tercio de los nuevos empleos va al sector privado. Más, el Estado tiene la exclusividad de comerciar ciertos productos clave, entre ellos, petróleo y sus derivados y algunos agrícolas, como trigo, algodón y arroz. En este contexto, un conjunto de exportaciones consideradas "estratégicas" están sujetas al régimen de "comercio de Estado".
Por otra parte, deben considerarse las limitaciones a la inversión privada. El comité central del Partido Comunista tiene un sistema de listas negativas para seleccionar los flujos de capital externo. Los sectores considerados de importancia "crítica", es decir, la energía, los servicios públicos y el transporte, pueden tener participación privada desde un criterio ad hoc. El Estado chino realiza además, un férreo manejo del sector externo, con un control discrecional sobre el comercio. Las importaciones agrícolas de origen animal y pesquero pueden restringirse "cuando las circunstancias lo exijan".
Por último, no debe dejar de señalarse la falta de información transparente. Si bien se ha enunciado la modernización del núcleo comercial, aún no hay medidas concretas. Las políticas de ayuda son formuladas por los gobiernos centrales y provinciales y no se ha facilitado información específica.
Dado que el artículo 15 del protocolo de acceso de China a la OMC es ambiguo en su enunciación, cada país deberá evaluar el comportamiento de este colosal actor del comercio mundial. La Argentina firmó, en el marco de la visita del presidente Kirchner a China en junio de 2004, un memorándum de entendimiento donde en principio le otorgaba el tratamiento de economía de mercado, pero no tuvo tratamiento parlamentario como corresponde a todo acuerdo internacional.
El gobierno de Xi Jinping reconoce tener un problema de sobrecapacidad en ciertos sectores, acero, aluminio y cemento, entre otros. Es decir, los excesos de inventarios son una realidad, así como lo son las ventas externas por debajo de los costos. La calificación de economía de mercado modificaría el modo en que nuestro país puede defender la producción local frente a la competencia desleal. Se trata de cuidar nuestro trabajo frente a una nación en proceso de transición. Si bien hubo progresos en la economía china, hasta obtener resultados concretos en los puntos enumerados, la Argentina debería instar al gigante asiático a seguir trabajando para lograr estos objetivos. Sólo de esta manera nuestro país estará encarando una estrategia de inserción inteligente en el comercio mundial.
Miembro del Tribunal de Solución de controversias de la Organización Mundial de Comercio